En desacuerdo con Capriles
He respaldado a Henrique Capriles Radonsky, sin reservas, desde que en elecciones Primarias fue electo por la mayoría como candidato de la Unidad Democrática, para adversar a este régimen y enfrentar su demagogia, su populismo, su praxis castrista y su sistemática destrucción de nuestras Instituciones, nuestro modo cultural de ser y nuestra economía. He asistido a reuniones, marchas, cierres de campaña, me consta que no sólo se entregó en cuerpo y alma en la desigual lucha contra el gigantesco multiabuso que desde todas las instancias del oficialismo cometieron durante la campaña presidencial y los procesos del 2012 (abusos mantenidos desde que Chávez desapareció el 8 de diciembre, y ocurrieron más violaciones del marco legal, para favorecer el vergonzoso capricho de nombrar a Maduro como su sucesor, desatendiendo lo que pautan las leyes para los casos de ausencia del “electo”), sino que creció como político y se convirtió en un mayor y mejor líder, logrando en muy poco tiempo remontar los obstáculos que cualquier análisis de los factores le suponía en su camino a ganarse el respaldo de la mayoría de los venezolanos. Capriles compitió en evidente desventaja, contra toda la maquinaria y los recursos del Estado, puestos al servicio de una candidatura cocinada en Cuba y sostenida por toda la inescrupulosidad de quienes son capaces de cualquier ardid o violación del marco legal para no perder el control de este territorio y sus riquezas, aunque ello exija desconocer la voluntad de la mayoría, adulterarla para modificar los resultados, y reprimir con sadismo y crueldad los reclamos de la ciudadanía, que sabe que hubo fraude y sobran las evidencias.
Capriles valientemente declaró que desconocía las cifras oficiales del CNE que daban ganador a Maduro, procediendo de inmediato a exigir una Auditoría de todos los recaudos del proceso electoral del 14 de abril, refiriendo más de 3.000 irregularidades e inconsistencias (que luego pasaron a substanciar un documento de formal solicitud de Impugnación de los resultados), siendo todo lo anterior expresión del sentir de una inmensa mayoría, indignada por los atropellos cometidos por la secta militar-civil en el poder, atropellos que conducen a la conformación de un colosal fraude, que pretende torcer el destino democrático y próspero por el que la mayoría votó, para mantener ILEGITIMAMENTE el esquema anacrónico que durante más de 14 años nos ha conducido por la ruta de la ruina económica y el canibalismo social. No es poca cosa lo que está en juego con esta denuncia de malos manejos, que de no haber ocurrido, habrían producido un cambio trascendental en la Historia de Venezuela y buena parte del mundo, pues la mayoría eligió a Capriles Presidente, buscando darle un giro de 180 grados a nuestra situación, lo que beneficiaría a la absoluta mayoría de los venezolanos, y en su lugar hubo componendas que voltearon los resultados, para favorecer a quienes van a seguir destruyendo empresas e Instituciones, estimulando la delincuencia y la Inseguridad, sembrando el odio, azuzando los resentimientos, tergiversando la Historia, escondiendo o maquillando la realidad, criminalizando la disidencia y la diversidad, dilapidando el dinero de todos en el obsoleto e inviable proyecto de unos pocos, repartiendo nuestro dinero entre chulos afines, mientras le niegan presupuestos justos a la educación, la salud, los Servicios, con la Corrupción creciendo a escala nunca antes vista.
Con un reclamo de esa magnitud y significación, el CNE tuvo el descaro de proclamar a Maduro apenas horas después de concluídas las votaciones, y la AN lo juramentó antes de pasar 5 días, ceremonias express para las que no tuvieron las mismas consideraciones con las cuales minimizaron la importancia de la Toma de Posesión del secuestrado en La Habana, prevista en la Constitución para el 10 de enero, nunca producida. Aceptaron, el candidato usurpador y el CNE 80% rojo rojito, la propuesta de Auditoría, refrendada específicamente en el documento que los miembros de la UNASUR firmaron, haciendo parte de un compromiso formal, pero entre gallos y medianoche modificaron lo esencial de lo que habían ofrecido; Auditoría total, incluyendo los CUADERNOS, y pretenden que solamente se revisen los comprobantes y las actas del 46% de las mesas (las que no fueron auditadas el 14 de abril), dejando fuera el contenido de los Cuadernos de Votación, las evidencias de los delitos electorales más graves, pues le suman votos al oficialismo a partir del “ejercicio electoral” por parte de fallecidos, multicedulados y electores virtuales, que no van a aparecer ni en los comprobantes ni en las actas que salen de las dichosas maquinitas de Smartmatic.
Pero recientemente, Capriles ha venido declarando que se deben repetir las elecciones, y allí surge mi primer gran desacuerdo con nuestro candidato. Al régimen le convendría que (por estar suficientemente documentada la Impugnación sería imposible que ni siquiera este TSJ pueda declarar inadmisible la solicitud), el CNE aceptara que “ocurrieron suficientes irregularidades como para invalidar una importante cantidad de votos”, y concluyera el brazo electoral del régimen que deben repetirse las elecciones. Con esa opción, que no compartimos muchos venezolanos, por una parte NO se investigaría a fondo el FRAUDE ocurrido, otorgándole IMPUNIDAD a los miles de delincuentes que lo cometieron, y por otra parte, los mantiene en el poder, con las mismas condiciones que les permitieron perpetrar el Fraude, e incluso, les daría oportunidad de deshacerse del pésimo candidato que -cual apestoso bacalao- les dejó en herencia el finado (cuya fecha y sitio de defunción aún sigue en suspenso), y tratar de producir otro que no incurra en tantas torpezas, burradas, y reverencias al decadente castrismo.
Debemos insistir en nuestra denuncia original, respaldar la solicitud de Impugnación de los resultados -que sea evidente que no proviene sólo de un individuo ni de un grupito, sino de la mayoría de los venezolanos, que tienen Derecho a exigir que les respeten sus votos y se castigue a quienes delinquieron para adulterar el proceso y sus resultados. Buscar la forma de garantizar que esos Cuadernos, donde están las mayores pruebas del Fraude, no puedan ser dañados, mutilados, escondidos, ni parcial ni totalmente. Una especie de Habeas Corpus para proteger las evidencias que contienen esos Cuadernos, hasta que se superen los obstáculos y retardos que el oficialismo ha colocado y seguirá poniendo, para impedir que sean debidamente revisados.
Esto no es un juego que se suspendió por lluvia y debe repetirse desde el principio. Hubo FRAUDE, y al quedar demostrado, se debe reconocer al LEGÍTIMO ganador del proceso electoral, Proclamar y Juramentar a Henrique Capriles Radonsky, y proceder de acuerdo a lo que establecen las leyes y lo que derive de las investigaciones (en especial del cotejo de las huellas dactilares de los que votaron por otros, vivos, muertos o apenas virtuales), y de los que hicieron posible esa inmensa Estafa (dentro del CNE y de las oficinas encargadas de cedular a los individuos, así como cualquier otro cómplice en este esquema organizado para delinquir electoralmente y robarnos la Presidencia).
Imprescindiblemente, y paralelo a estas tareas para revelar lo que realmente ocurrió con la elección presidencial, debe auditarse a fondo el REP (Registro Electoral Permanente), excluir a todos los fallecidos, electores virtuales, y multicedulados, revertir los traslados inconsultos, incorporar la FOTO del elector en el REP depurado y, por supuesto, en los Cuadernos, a partir de la próxima elección (todo debe estar saneado antes del proceso Municipal), para erradicar los elementos que hacen posible la ejecución de Fraudes y la burla a la voluntad popular. Aceptar que se puede barajear lo del 14 de abril y repetir la elección no es justo ni razonable. Acá debe privar aquello de TOLERANCIA CERO CON EL DELITO. Ni olvido, ni Impunidad. Ya perdimos más de 14 años en este absurdo experimento, fraguado en Cuba, para el beneficio de la dictadura castrista y sus acólitos en Venezuela y el mundo. Al César lo que es del César, y a Capriles lo que es de Capriles. Castigo a quienes cometieron Fraude, Depuración y perfeccionamiento del REP, Control total de los programas que contienen las instrucciones del sistema electrónico y de los mecanismos usados para transmitir sus resultados, y Respeto absoluto al marco legal y Constitucional que nos rige a todos en Venezuela.