Prometo por mi conciencia y honor
Nuestros actuales políticos ya no juran sus cargos públicos. Ahora, al amparo de la libertad, del progresismo y de lo que ellos entienden por democracia, emplean una frase que a nuestro entender, es solamente, protocolaria y les sirve, como suele decirse, para salir del paso.
Una frase que entendemos es vacía en su contenido que carece de toda seriedad y que en nada ni a nada les compromete. Así, pues, poniendo la yema de los dedos de su mano derecha, como si de algo que quemara se tratase, sobre nuestra ya moribunda vigente constitución, como diría HUGO CHAVEZ FRIAS, dicen en voz alta, muy serios:
PROMETO POR MI CONCIENCIA Y HONOR DESEMPEÑAR EL CARGO DE……
Antes, en tiempos que ellos llaman de la dictadura franquista y que si fue tal dictadura es porque ellos la provocaron haciendo exactamente igual que estan haciendo ahora, destruyendo la unidad de España, se decía en dichos actos:
JURO ANTE ESTA BIBLIA CUMPLIR Y HACER CUMPLIR…………
No hay más que comparar el inicio de estas dos frases para deducir que entre ellas existe una gran diferencia, especialmente, pronunciadas en la toma de posesión (juramento de su cargo) de un primer ministro o de un ministro. Realmente, se continua llamando “juramento del cargo” cuando en realidad nada se jura. Pero así son las cosas entre nuestros políticos.
Si analizamos la diferencia que a nuestro entender existe entre ambas frases o fórmulas protocolarias del “juramento” o “toma de posesión del cargo” es fácil deducir lo siguiente:
Acudamos para ello al Diccionario de la Real Academia Española y veamos como define el vocablo “PROMETER”. Ofrece distintas acepciones del mismo y a nuestro criterio la más aplicable al caso que nos ocupa es la siguiente:
OBLIGARSE A DAR, HACER O DECIR ALGUNA COSA. Como entendemos que prometer es un vocablo derivado del predicado verbal PROMESA. Éste vocablo lo define dicho diccionario de la forma siguiente:
OFRECIMIENTO SOLEMNE EQUIVALENTE AL JURAMENTO DE CUMPLIR BIEN LOS DEBERES U OBLIGACIONES DE UN DETERMINADO CARGO PUBLICO. (Para el caso que nos ocupa).
Realizado esto, analicemos, siempre, según dicho diccionario, el vocablo CONCIENCIA.
Puede definirse como: PROPIEDAD DEL ESPIRITU HUMANO DE RECONOCERSE EN SUS ATRIBUTOS ESENCIALES Y EN TODAS LAS MODIFICACIONES QUE EN SI MISMO EXPERIMENTA UNA DETERMINADA PERSONA.
No negamos que en el campo filosófico podríamos haber entrado al interpretar dicha definición y que quizás a muchas de ellas se presta la misma. Pero no vamos a entrar en ello porque, entre otras cosas, no somos filósofo, así que dejemos este tema a los entendidos en la materia.
Sí, existe otra definición en dicho diccionario:
CONOCIMIENTO INTIMO DE UNA PERSONA QUE LE PERMITE DISTINGUIR ENTRE EL BIEN Y EL MAL. Dicho de otra manera:
CONOCIMIENTO EXACTO Y REFLEXIVO DE LAS COSAS.
Si entramos en el campo teológico lo define como sigue:
ES AQUELLO QUE CON IGNORANCIA PERMITE JUZGAR A UNA PERSONA ENTRE LO QUE PARA ELLA ES VERDADERO O FALSO, TENIENDO DE ESTA MANERA LO MALO POR BUENO O LO BUENO POR MALO.
Es una definición, igualmente, controvertida y en la que no vamos a entrar dado que tampoco somos teólogo. Dejemos, pues, a ellos que sean los que la analicen con profundidad y conocimiento de causa.
Nos resta definir, siempre, siguiendo a dicho diccionario, el vocablo HONOR. Lo define como sigue:
ES LA CUALIDAD MORAL QUE NOS INDUCE A CUMPLIR TODOS NUESTROS DEBERES U OBLIGACIONES. Más asequible puede ser esta otra definición:
HONOR ES EL CONCEPTO QUE TIENE UNA PERSONA DE SU PROPIA GLORIA O BUENA REPUTACIÓN.
Establecido todo lo anterior podemos decir que:: PROMETO POR MI CONCIENCIA Y HONOR equivale a afirmar lo siguiente:
ME OBLIGO A CUMPLIR BIEN LOS DEBERES U OBLIGACIONES DE MI CARGO CONFORME AL CONOCIMIENTO EXACTO QUE POSEO DEL MISMO Y CONFORME A MI BUENA REPUTACIÓN.
Sin aún haber entrado en el análisis de la segunda fórmula, es decir, la del juramento, estimamos que el PROMETO POR MI CONCIENCIA Y HONOR consiste básicamente en una obligación totalmente subjetiva y por tanto, que puede ser errónea, ya que es muy discutible que una persona que nunca ha desempeñado un determinado cargo público, tal cuál, puede ser el de primer ministro, tenga un conocimiento exacto del mismo. Luego de partida, estamos ante una fórmula que puede ser igualmente errónea y en consecuencia no fiable ni recomendable. Pero aceptar de antemano dicho compromiso en función de ese posible conocimiento exacto que ella dice tener es de por sí no aceptable y muy relativo, sin dejar a un lado lo que ella entiende como debe actuar acorde a su buena reputación. Es decir, esa persona se juzga a sí misma y se compromete a algo que no sabe a ciencia cierta (aún cuando crea saberlo) si puede o no puede cumplirlo.
Sinceramente, para nosotros, no es una fórmula adecuada para aplicarla en un acto solemne y de responsabilidad como es el del “juramento de un determinado alto cargo público”. No es seria ni objetiva ni exacta ni plenamente cierta ni puede ser medida por patrones externos y universalmente reconocidos, especialmente en el campo del derecho como presupuesto jurídico cierto y fiable. Toda ella, pues, es reflexiva, mediática y ambigua.
Dicho esto, analicemos, seguidamente, la fórmula que podemos llamar propiamente del juramento y sigamos para ello el mismo criterio anterior.
Comencemos por el vocablo JURAR. El Diccionario de la Real Academia Española lo define como sigue:
AFIRMAR O NEGAR UNA COSA PONIENDO A DIOS POR TESTIGO.
Pero también la define como:
SOMETERSE A LOS PRECEPTOS CONSTITUCIONALES DE UNA NACIÓN Y A LOS DEBERES U OBLIGACIONES DE UN DETERMINADO CARGO PUBLICO.
Estimamos que sin perjuicio de la primera definición, a nuestro entender, encaja más plenamente la segunda definición, al menos, para el caso que nos ocupa.
Realmente la concebimos más seria y precisa, más adecuada al caso que estamos estudiando, especialmente, repetimos, si se aplica en un acto solemne como es la toma de posesión de un alto cargo público, más especialmente, en la de un primer ministro y de un ministro.
Si se hace, como debe corresponder, apoyando la mano derecha sobre una Biblia abierta y frente a un crucifijo o en su defecto sobre la vigente constitución de la nación si es que se quiere dar un carácter totalmente laico a dicho acto, la persona que libre, consciente y voluntariamente toma posesión solemne de dicho cargo, realmente, dice:
AFIRMO PONIENDO A DIOS COMO TESTIGO QUE CONFORME AL CONOCIMIENTO EXACTO QUE POSEO DEL MISMO Y CONFORME A MI BUENA REPUTACIÓN, CUMPLIRE TODOS MIS DEBERES Y OBLIGACIONES REFERENTES AL CARGO QUE EN ESTE ACTO SOLEMNE ACEPTO.
(Caso de que se haga sobre una Biblia y ante Crucifijo) tal y como hemos dicho anteriormente.
Pero si se hace sólo ante la vigente constitución de la nación equivaldrá a decir:
AFIRMO PONIENDO A DIOS POR TESTIGO SOMETERME A NUESTROS VIGENTE PRECEPTOS CONSTITUCIONALES Y A LOS DEBERES Y OBLIGACIONES INHERENTES AL CARGO QUE LIBRE, VOLUNTARIA Y CONSCIENTEMENTE ACEPTO Y EL MISMO ME IMPONE.
A nuestro juicio hay una gran diferencia entre una y otra fórmula (PROMETER y JURAR) porque en esta última se pone a Dios por testigo de la afirmación que se hace y del sometimiento al orden jurídico constitucional vigente en la nación en ese momento.
No existe, por tanto, la ambigüedad y la reflexibilidad que engendra la primera fórmula como ya hemos dicho.
En España con políticos que se definen a sí mismos como “progresistas” pero que en realidad no son tales, ni mucho menos, auténticos demócratas, con un presidente de gobierno que rebosa odio y rencor hacia la unidad de España y que se ampara en la muerte de su abuelo en la guerra civil española (años 1936 a 1939) como si fuera el único español que de uno u otro bando perdió su vida, que lo único que anhela es dividir a los españoles nuevamente y enfrentarnos unos a otros para así él saciar su sed de venganza y odio e instaurar una III República poco podemos esperar de esta persona. Si bien, sin duda, desea ignorar que fueron ellos, precisamente, ellos, los que llevaron a España a esa guerra civil por su ineptitud y corrupción. Desea, pues, que se repita la historia y que España se divida en “entidades históricas”, “nacionalidades” y no sabemos cuantas definiciones más que encajan más bien en el delirio y la locura de un César de la Roma Dictatorial y no en la realidad que vivimos. En esto nos recuerda al SR. HUGO CHAVEZ FRIAS.
Quizás sea necesario acudir a los tiempos calderorianos donde se esgrimía el honor y la honra como algo inherente a la persona de bien. Así, Calderón de la Barca en su inmortal obra titulada EL ALCALDE DE ZALAMEA, decía aquello de:
AL REY LA HACIENDA Y LA VIDA SE HA DE DAR PERO EL HONOR ES PATRIMONIO DEL ALMA Y EL ALMA SOLO ES DE DIOS.
Concluyen los entendidos en este tema en que el honor o la honra de una persona, hoy día, queda vinculado al cumplimiento de los deberes y obligaciones que corresponden a la persona que ostenta un cargo público, especialmente, cuando se accede al mismo mediante elecciones democráticas llevadas a cabo libremente por el pueblo (donde reside la auténtica y verdadera soberanía de una nación).
Tal vez, nuestros respectivos mandatarios SR. RODRÍGUEZ ZAPATERO, y SR. HUGO CHAVEZ FRIAS, algo tengan que meditar a este respecto y nuestras respectivas fuerzas armadas, no deben olvidar jamás que quedaron sometidos constitucionalmente y nunca inconstitucionalmente a las instituciones gubernamentales pero que son siempre garantes de defender la constitución vigente en cada nación y la soberanía popular, rehusando siempre someterse a la voluntad arbitraria de un presidente de gobierno ya que juraron en las respectivas academias militares dicho sometimiento y si lo incumplen de lleno, de pleno derecho, pierden su honor.
A ud. especialmente SR. HUGO CHAVEZ FRIAS, ex – Teniente Coronel de la Guardia Nacional Venezolana es directamente aplicable este doble compromiso. Creemos que es preferible perder la vida antes que el honor. A ud. sólo le resta perder la vida porque su honor ya lo perdió hace tiempo.
Al SR. RODRÍGUEZ ZAPATERO, sólo podemos decirle que su odio, torpeza y rencor está ya puesto de manifiesto y que podrá dividir España, enfrentarla, generar un nuevo caos social pero jamás a los que seguimos creyendo en esa España como nación que no como país, como unidad indivisible podrá convencernos de sus delirios mentales y de su retrógrado pensamiento.
Lo grave de todo esto es que no hay alternativa política y que hoy, un ex presidente español llamado JOSE MARIA AZNAR, públicamente bendice lo que Israel está haciendo con el pueblo palestino, con el Líbano porque se siente respaldado y apoyado por EEUU. ¿Ocurre algo parecido en Venezuela?. Creemos que son los venezolanos los que pueden responder a esta pregunta con autoridad suficiente para ello.