Uruguay confirma que expresidiario de Guantánamo está en Venezuela
El expresidiario sirio de la cárcel estadounidense de Guantánamo, Jihad Ahmad Diyab, que salió de Uruguay el mes pasado y cuyo paradero se desconocía, se encuentra en Venezuela, confirmó el canciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa a la AFP.
«Sí, es así», respondió Nin Novoa consultado sobre versiones de prensa que indicaban que el exdetenido se presentó ante el consulado uruguayo en Caracas.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay emitió luego un comunicado señalando que Diyab se presentó en la legación diplomática el martes para «manifestar su intención de trasladarse a Turquía o a un tercer país distinto a Uruguay a efectos de reunirse con su familia».
El exdetenido, que vivía en suelo uruguayo en calidad de refugiado, «expresó claramente que en ningún caso era de su interés retornar a Uruguay, pero requería la ayuda de nuestro país para su propósito», señala el texto.
«Solicitó comunicarse telefónicamente con la Cruz Roja, su abogado y los miembros de su familia, para lo cual se le facilitaron los medios del consulado. Finalizada la entrevista en el consulado, (…) se retiró voluntariamente y por sus propios medios», añadió.
La cancillería indicó que «no corresponde» que el país «solvente financieramente su traslado» a Uruguay, Turquía o cualquier otro país.
«El Ministerio de Relaciones Exteriores entiende conveniente confirmar que no existe impedimento legal alguno para el eventual retorno o reingreso del señor Diyab al territorio» uruguayo, concluyó.
Hace algunas semanas, el canal 4 de la televisión local había manejado información según la cual el exdetenido se encontraba en territorio venezolano, tras abandonar el país hacia Brasil por la frontera común a la altura de la ciudad de Chuy (Chui del lado brasileño, en el estado de Rio Grande do Sul), unos 400 km al este de Montevideo.
El ciudadano sirio llegó a Uruguay desde Guantánamo en 2014 junto a otros cinco exdetenidos, en calidad de refugiados, tras un pacto de gobierno a gobierno.
A comienzos de julio, el episodio de la salida del exprisionero de Uruguay tuvo repercusiones políticas en Estados Unidos.
«Hubiera preferido que se quedara en Uruguay con los otros cinco detenidos» de Guantámano transferidos como refugiados, reconoció Lee Wolosky, enviado especial del Departamento de Estado para el cierre del centro de detención, durante una audiencia en la Cámara de Representantes.
El gobierno estadounidense trata de encontrar antes del fin del mandato del presidente Barack Obama, en enero próximo, un país de acogida para 29 de los 79 detenidos de Guantánamo que tienen autorizado el traspaso.
Quedarían 50 prisioneros de la «guerra contra el terrorismo» lanzada por el presidente George W. Bush tras los atentados del 11 de setiembre de 2001, que Estados Unidos considera no excarcelables.