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Del héroe chino del tanque al héroe deltano discapacitado
Horrorizó al mundo el 5 de junio de 1989 una fotografía que registraba un sádico episodio de la represión comunista en la plaza de Tiananmén, en Pekín.
Desgarraron el alma venezolana el 30 de junio de 2016 varias fotos que testimoniaban escenas de la brutalidad militar chavista en las calles de Tucupita, en Delta Amacuro.
En la imagen de 1989 vemos a un ciudadano chino, solo y desarmado, enfrentado a una hilera de tanques de guerra del gobierno de la República Popular China que reprimían una manifestación popular.
En una de las imágenes de 2016 aparece un ciudadano venezolano en silla de ruedas, solo y desarmado, enfrentado a una de las tanquetas de la Guardia Nacional del gobierno Bolivariano de Venezuela, que también reprimían una manifestación popular.
A más de 14 mil kilómetros el uno del otro, y con una diferencia de 27 años, los protagonistas de las fotografías reclamaban lo mismo: comida y respeto a la dignidad, dos de los muchos bienes que le arrebataron a sus pueblos el comunismo chino del siglo XX y el socialismo chavista del siglo XXI.
No está muy claro qué fue de la vida del ciudadano chino de la foto. Se ha dicho que lo apresaron y eliminaron de inmediato, o unos pocos días después. Hay quienes sostienen que aún vive.
Del deltano discapacitado, según fotografías que mostró la diputada por el estado Delta Amacuro, Larissa González, sabemos que resultó con heridas en la cabeza.
En su edición de abril de 1998, la revista estadounidense Time incluyó al héroe chino del tanque entre las cien personas más influyentes del siglo XX. Es poco probable que nuestro héroe deltano discapacitado reciba un tal reconocimiento.
En ediciones de 2005 y 2006, la misma revista incluyó a Hugo Chávez como uno de los cien hombres más influyentes del mundo esos dos años, cosa que quizá ignore nuestro héroe deltano, que arriesgó su propia vida para protestar por la condición de miseria que crearon en nuestro país, precisamente, Hugo Chávez y su socialismo autoritario, militarizado, corrompido, inhumano y, ¡qué cosa más bochornosa!, “influyente”.
Ojalá que para Time, la prensa nacional y el resto de los medios internacionales de hoy, Tiananmén y Tucupita tengan mucho más en común que la simple coincidencia de la T de sus nombres.
Desde aquella imagen del 5 de junio de 1989, y a pesar de la represión gubernamental, desde entonces el activismo ciudadano chino no ha cesado en su empeño de luchar por la construcción de una verdadera democracia en el país más poblado del planeta. El espíritu de Tiananmén es una fuerza viva en la sociedad china.
Los venezolanos hemos visto las innumerables escenas de terror que han ocurrido en nuestro territorio, promovidas por los regímenes chavistas que han gobernado a Venezuela desde 1999. La del héroe deltano tendrá que quedar en nuestra memoria colectiva como símbolo de las espantosas expresiones de inhumanidad que caracterizan al socialismo del siglo XXI de Hugo Chávez.
Tal cual los chinos, los ciudadanos venezolanos tampoco hemos abandonado nuestro testarudo empeño por torcer el rumbo y transitar en la ruta correcta hacia la reconstrucción de la democracia, ejecutar los cambios políticos que necesitamos, reactivar la economía, restituir la moral cívica, rescatar las instituciones públicas.
Los habitantes de este país merecemos recuperar la paz y el bienestar, tener alimentos, educación y salud de calidad, lo mismo que la protección de un Estado que nos garantice la seguridad perdida.