Opinión Internacional

Cuba necesita un socialismo participativo y democrático. Propuestas programáticas

«Nada que deje en pie el sistema de explotación capitalista y el asalariado puede impedir la miseria de las masas.

Se hace pues, indispensable una transformación completa en el sistema de producir y distribuir»

Carlos Baliño, fundador del PRC y del PCC

Introducción. Cuba vive una continuada crisis económica, política y social a consecuencia del estancamiento en la socialización, generado por el pleno control burocrático estatal sobre la sociedad, los medios de producción y el plustrabajo y del permanente y criminal asedio imperialista. No obstante, se han realizado grandiosas transformaciones culturales, científicas y técnicas que han creado las condiciones para desarrollar nuevas relaciones socialistas de producción. La disminución de la población, su envejecimiento prematuro, la baja tasa de natalidad, la salida masiva del país de jóvenes por cualquier vía y la insatisfacción generalizada son consecuencias palpables de esa crisis. Mayoritariamente, los cubanos están frustrados, enajenados y desesperanzados y las nuevas generaciones -desmotivadas- no sienten el mismo compromiso que las anteriores con este «socialismo pobre y sin perspectivas» muy alejado de las expectativas, todo lo cual está conformando una rara especie de «situación revolucionaria» que podría desatarse imprevistamente y cuya evolución pudiera capitalizar el enemigo.

Preservar la Revolución demanda progresar de la estatización a la socialización. De lo contrario, se ahondará la creciente contradicción entre los esquemas estatales de propiedad, trabajo asalariado mal pagado y centralización de las decisiones y la distribución del plustrabajo (aspectos de las relaciones de producción) y el nivel científico, cultural y técnico alcanzado por los trabajadores cubanos y los medios de trabajo (elementos fundamentales de las fuerzas productivas); aumentará la lucha por controlar el plustrabajo entre el pueblo trabajador y el estado burocrático todo poseedor y decidor, que se lo apropia para usarlo a su buen entender y limita su control real por los auténticos dueños; y se profundizarán las dificultades económicas, el desinterés y el rechazo a ese «no-socialismo», con peligro de una plena restauración capitalista que para Cuba sería la anexión, la absorción de su cultura y un desastre incalculable para la nación y para el movimiento revolucionario internacional.

Para salvar al pueblo, la Patria y la Revolución urge un nuevo programa socialista, participativo y democrático, capaz de ofrecer soluciones constructivas a esas contradicciones, poner al ser humano –no al estado- al centro de la vida nacional, reanimar el espíritu revolucionario de los trabajadores manuales e intelectuales, reactivar la alianza obrero-campesina, retomar la confianza del pueblo, ganarnos a la juventud, desarrollar la economía, mejorar la vida, destruir los fundamentos internos y externos del bloqueo enemigo y hacer una contribución más efectiva al renacimiento socialista que tiene lugar en América Latina.

El desastre en Europa de ese «socialismo de estado» neocapitalista estancado, sustentado en la centralización de la propiedad, de la acumulación, de las decisiones y en el trabajo asalariado; su evolución en China hacia el capitalismo y la incapacidad del mismo para hacer avanzar la sociedad cubana, han llevado a muchos revolucionarios a trabajar en la reformulación del socialismo nunca alcanzado, siempre partiendo de las ideas centrales de los clásicos y de la universalidad y la ética martianas. Ya cuando el IV Congreso del PCC en 1991, las bases presentaron ideas para un nuevo Programa Socialista; pero cuando más difícil fue la situación internacional por la caída de la URSS y el Campo Socialista y más necesario se hacía avanzar hacia un socialismo más participativo y democrático, la dirección decidió postergar aquellas demandas, fortaleció su tradicional centralismo y sólo después de la profunda crisis del 94 decidió emprender algunas reformas -sin cambios sustanciales- básicamente en el plano económico.

El discurso de Fidel el 17.11.05 reconociendo la posible reversión de la revolución y especialmente el de Raúl el 26.07.07 estimularon otro debate donde, de nuevo, las bases se pronunciaron por un socialismo más participativo y democrático. A tres años del primero y a uno del segundo no se ha hecho público el resultado de las discusiones y la dirección no ha presentado al pueblo ningún plan concreto integral para sacar el país la crisis; ignora olímpicamente muchos análisis y propuestas de académicos, politólogos y cientistas sociales socialistas cubanos y extranjeros; sigue negando el acceso del pensamiento revolucionario no oficial a la prensa, continúa usando el cerco imperialista como justificación para contener el avance de la socialización (que no es más desarrollo en la tecnología, sino en la forma de su explotación) y sigue recargándose todo el peso y la responsabilidad por la crisis en los trabajadores y el pueblo. La gravedad se acrecienta cuando se advierte un peligroso cambio de política de EE.UU. hacia Cuba para el que no estamos preparados económica ni políticamente. Algunos que todo lo complican y entorpecen, parecen interesados en que esto se hunda.

El gobierno del compañero Raúl abrió un capítulo de esperanzas que no podemos perder, pero la resistencia natural del tejido burocrático sólo le ha permitido presentar medidas aisladas, algunas contraproducentes, para perfeccionar el estatismo asalariado, unidas al tradicional discurso de más trabajo, sacrificio y disciplina, bordeando pero sin confrontar los problemas de fondo. Se ha anunciado la convocatoria del VI Congreso del PCC para fines del 2009.

Ante esta situación, varios comunistas y revolucionarios cubanos –desde dentro- hemos venido estudiando, planteando e intercambiando un grupo de ideas centrales concentradas en este documento, el cual se pone a la consideración de los trabajadores, del pueblo y de todos los revolucionarios cubanos y del mundo, para que, valorado y enriquecido por todos, sea tenido en cuenta por todos y sea considerado como parte de las soluciones a la crisis.

No es un programa acabado, ni se intenta un nuevo esquema u otra camisa de fuerza, se busca el consenso que necesitan la República Martiana y la armonía en el funcionamiento de la sociedad. Se sugiere avanzar del estatismo a la socialización, cambiar la forma asalariada de pago por la repartición de parte de las utilidades; pasar el control de los medios, los recursos y las decisiones, de la burocracia a los colectivos sociales y laborales y a las personas, intercambiar sobre asuntos cuyas soluciones no pueden postergarse más y avanzar hacia más participación y más democracia.

El enemigo aprovecha y trabaja sobre nuestros errores y tiene planes para destruir la Revolución y apoderarse de Cuba. Martí decía «Plan contra Plan». A falta de otro conocido, estas bases programáticas son nuestra contribución.

1-Transitar del «socialismo de estado» al Socialismo Participativo y Democrático

Dejar atrás el fracasado sistema centrista, autoritario, estatista-asalariado y estructurado verticalmente de arriba hacia abajo, heredado del estalinismo y avanzar a la concepción cooperativista integral moderna del Socialismo en el Siglo XXI, a un sistema comunal-democrático descentralizado, apoyado en relaciones socialistas de producción que horizontalmente integre y armonice, de abajo hacia arriba las funciones productivas, de gobierno, justicia y otras.

Para serlo, el socialismo debe ser Participativo porque en la formulación y toma de decisiones participan directa y comprometidamente las masas, los trabajadores y toda la población afectada. Democrático porque las decisiones importantes que afectan a todos los ciudadanos del país o de un conglomerado social, productivo o comunitario deben contar con la aprobación mayoritaria de los interesados. Libertario porque se crearán por primera vez condiciones reales para la libertad plena del ser humano y para el ejercicio, por todos, de todos los derechos políticos, civiles y económicos por los que ha luchado la humanidad. Humanista porque pone al ser humano y a sus valores éticos y espirituales en el centro de la vida social. Autogestionario, porque el trabajo organizado en forma cooperativa-autogestionaria caracterizará al nuevo sistema de organización de la producción y al funcionamiento de toda la sociedad. Inclusivo porque no permitirá ningún tipo de sectarismo, discriminación ni exclusión arbitraria por razón alguna, en la participación y en la democracia, de manera que todos se sientan interesados y comprometidos en el proyecto común. Integracionista porque sólo con la integración económica, política y social de varios países podrá lograrse el triunfo del nuevo sistema, por lo cual necesitamos que otros pueblos avancen por este camino y apoyamos un ALBA efectivo, por abajo, pueblo a pueblo, que avance a economías similares y a pasaporte y moneda únicos.

2-Resolver el conflicto fundamental que origina el actual estancamiento del socialismo en Cuba, existente entre el potencial alcanzado por las fuerzas productivas y las relaciones asalariadas estatales de producción

Esto implica armonizar el desarrollo de la técnica y las capacidades humanas, con las formas de producción correspondientes y en consecuencia, avanzar gradualmente -como corresponde a la fase social de la Revolución- de las relaciones estatales neocapitalistas asalariadas de producción, distribución y consumo, a las nuevas relaciones socialistas de producción cooperativistas-autogestionarias, hasta hacerlas mayoritarias y traspasen sus principios colectivistas, democráticos, solidarios, libertarios y humanistas inherentes a sus formas de propiedad, gestión y distribución, al funcionamiento de la nueva sociedad, a todas las instituciones de la superestructura y den lugar a una nueva conciencia social. La Autogestión debe ser empresarial y social, organizada en cada entidad productiva y en toda la sociedad.

Las nuevas relaciones cooperativas-autogestionarias de producción se caracterizan por:

1) los propios trabajadores asociados, dueños o usufructuarios colectivos, de sus medios de producción, auto «explotan» su fuerza de trabajo;
2) administran democráticamente su gestión productiva (control de gastos, planificación y elección de dirección) y 3) controlan y distribuyen el plustrabajo o excedente, antes plusvalía, una parte para la reproducción de la entidad, otra para la contribución a la seguridad social, las actividades presupuestadas y los planes de desarrollo general y el resto sería repartido equitativamente para el consumo directo de los trabajadores. La cooperativa es una forma de propiedad y asociación, el cooperativismo la forma en que se organizan la gestión y la distribución en la cooperativa. En el Manifiesto Comunista se expresa que «el trabajo asalariado es la forma de la existencia del capitalismo», de manera que el socialismo pasa por la superación del trabajo asalariado.

3-Adecuar la propiedad al desarrollo de las fuerzas productivas:

Para que el poder de los trabajadores y del pueblo sea real y pueda hacerse efectivo el desarrollo y la expansión de las nuevas relaciones socialistas de producción, es necesario que los medios de producción, los recursos y las finanzas, ahora en manos de la burocracia, sean controlados escalonada y progresivamente por los distintos niveles del poder popular, la nación, la región, la comunidad, los colectivos laborales y las personas. Como la propiedad lleva por nombre la forma en que se explota, la propiedad estatal asalariada debe ser sustituida gradualmente por la propiedad socialista de los colectivos de trabajadores y sociales, sobre bases estatales, grupales o individuales, según su desarrollo, en la siguiente forma general:

Cooperativa, incluiría además de a pequeños campesinos unidos voluntariamente, pequeñas empresas industriales o de servicios (construcción, gastronomía, talleres de reparaciones) más bien de tipo artesanales, donde los medios de producción aportados son de propiedad original de los trabajadores. Autogestionada para empresas medias a pequeñas por su nivel de desarrollo (pequeñas fábricas, talleres, restaurantes, instalaciones hoteleras menores) donde la propiedad sobre los medios de producción se otorgaría directamente a los trabajadores en forma plena, por medio de venta, al contado o a crédito, o la cesión por parte del Estado. Los trabajadores determinarían autogestionadamente todo en la empresa, a través de sus órganos democráticamente elegidos. Cogestionada (entre el estado y los trabajadores) Para las empresas de interés nacional o estratégico, con alto nivel tecnológico, que demandan una enorme cantidad de recursos y personal altamente especializado que solo puede ser aportado por el presupuesto estatal o el capital extranjero. Pueden existir varios tipos de empresas cogestionadas entre el estado y el Colectivo de Trabajadores, donde toda la propiedad y la administración podrían ser o no compartidas por el nivel estatal correspondiente entregada parcial o totalmente en usufructo o arriendo a los trabajadores, y funcionando sobre los principios de la gestión colectiva democrática y la repartición equitativa de una parte de las utilidades. Los detalles específicos tendrían que valorarse casuísticamente entre el colectivo de trabajadores y la parte estatal responsable. El carácter compartido de la administración y la propiedad entre el estado y los trabajadores, garantizarían que no haya subestimación de los intereses de la nación o el surgimiento de tendencias localistas o regionales perjudiciales.

Todas estas formas de propiedad deben verse en desarrollo y tenderían a integrarse en forma territorial, sectorial o ramal, en uniones de cooperativas y demás asociaciones, para formar agrupaciones mayores, más potentes o integrales, según convenga y sea decidido democráticamente por sus trabajadores y el nivel estatal correspondiente en las empresas cogestionadas, hasta convertir todo en una gran unión de asociaciones autogestionadas, debiendo quedar estatuido que son indivisibles e invendibles, y su fusión o unión con otras empresas quedar sujeta a leyes.

4-Admitir otras formas de propiedad y producción en el socialismo

Por tratarse de una sociedad de tránsito y existir fuerzas productivas de bajo nivel de desarrollo, tendrán que coexistir otras formas pre-socialistas de relaciones de producción, como la mercantil simple, de bienes o servicios, incluidos los profesionales (médicos, dentistas, abogados, arquitectos, publicistas, consultantes económicos, artistas, etc.) en forma individual o familiar y otras que la propia necesidad de la producción demande, así como la inversión extrajera controlada, preferiblemente indirecta y en forma mixta. El período de tránsito necesita todo eso. El trabajo por cuenta propia existe por necesidad natural y siendo privado no explota trabajo ajeno ni permite la reproducción ampliada, se trata de una forma individual-privada pero a la vez socializada y autogestionaria de la producción y la apropiación. Su tendencia natural mayoritaria en el socialismo deberá ser al cooperativismo. Donde no hay explotación de trabajo asalariado no hay capitalismo.

Todas las entidades y personas productoras individuales de bienes o servicios pagarían impuestos progresivos sobre sus utilidades, las que serían de más fácil control mientras mayor sea el desarrollo de la actividad bancaria y la generalización del dinero virtual. Las instituciones públicas de salud, educación (autonomía universitaria), cultura, recreación etc., que se nutrirían tanto de los presupuestos nacionales o municipales, como de los ingresos menores que puedan generarse, funcionarían de forma autónoma en interés de la nación y de todo el pueblo. La práctica irá precisando los ajustes. La célula fundamental de la sociedad socialista sería el centro laboral, alrededor del cual giraría la vida de las comunidades: escuelas, círculos infantiles y sociales y centros culturales, deportivos y de recreación y otros.

5-Crear en todos los centros laborales los Consejos Obreros

Para ejercer el control directo de todas las decisiones: elección y/o ratificación de dirigentes empresariales, planificación, gestión y control democráticos de los planes de producción, costos, gastos e inversiones y cambiar la forma de pago de salario por la repartición equitativa de parte de las utilidades.

Este proceso debería ser encabezado por el Partido y los sindicatos; pero la clase trabajadora no puede esperar a que, por su propia iniciativa, el aparato burocrático, hasta hoy mayoritariamente indeciso a discutir siquiera cualquier avance en esta dirección, le profundice su Revolución. La emancipación de los trabajadores es obra de ellos mismos. Los trabajadores, los desposeídos y la pobrecía integrados en el Partido, las organizaciones de masas y el gobierno, son los llamados a encabezar la socialización con sus propias acciones y propuestas en cada centro, en cada lugar, a educar a estas instituciones y a radicalizarlas. De los trabajadores hay que aprender, no pretender «educarlos».

6-Aplicar nuevas concepciones de Planificación, mercado y circulación monetaria

Para lograr la nueva formación económico-social serán determinantes la unificación de la moneda, la planificación democrática y transformar paulatinamente las relaciones monetario-mercantiles y el mercado lucrativo por un intercambio de valores equivalentes. Entre los graves errores del «socialismo de estado» que buscó equívocamente- su realización en la esfera de la distribución, estuvieron la excesiva centralización de la planificación y el control absoluto del mercado interno.

La planificación democrática es un proceso complejo y se concretará combinando los intereses generales de la nación con los de las regiones, las empresas, los individuos y la naturaleza, organizándola por niveles, de acuerdo con los respectivos presupuestos participativos aprobados en la nación, el municipio o la entidad económica, a partir de los propios ingresos, impuestos, asignaciones y créditos. Producción contra contrato.

El mercado -que no es lo que caracteriza al capitalismo, sino sus relaciones de producción- es heredado por el socialismo y será necesario por un tiempo indeterminado, pero con normas anti-monopolio que eviten la especulación. Los controles estatales monopólicos al mercado interno que existen en la actualidad, deberán desaparecer y dar paso a la actividad mercantil, como una más de servicios, pero sujeta a las formas de organización cooperativas-autogestionarias socialistas. Mantener centralmente el control de las licencias de exportación.

El dinero real, y cada vez más virtual, seguirá sirviendo como medida del valor y medio de pago mientras sea necesario, deberá avanzarse rápidamente a la moneda única para lograr una verdadera integración y armonía de la economía nacional y establecerse una equivalencia, lo más real posible, en relación con las monedas internacionales. Deben mantenerse los subsidios únicamente a personas necesitadas.

7-Reconocer que el gobierno no dirige la economía, sino que garantiza y ayuda a que funcione mejor

Error grave del socialismo estatal ha sido su pretensión de administrar y dirigir la economía y sus leyes que existen al margen de los deseos humanos. No se trata de «disminuir» el papel del estado en la transición socialista, sino de hacerlo de una manera distinta, más efectiva: en vez de ocuparse directamente de administrar, su papel es viabilizar el desarrollo de las relaciones de producción en concordancia con el avance alcanzado por las fuerzas productivas, coadyuvar al mejor funcionamiento de los mecanismos económicos correspondientes como la planificación democrática, el desarrollo armónico y proporcional de las ramas y las regiones, la ejecución de los presupuestos participativos aprobados en cada nivel estatal, prever y posibilitar el desarrollo de sistemas inversionista de infraestructura, transporte de todo tipo y comunicaciones, garantizar la internacionalización e integración socialista con otros países de economía similar y velar por el cumplimiento de las leyes nacionales y los convenios por los inversionistas extranjeros.

El estado viabilizaría y apoyaría el desarrollo del sistema cooperativo-autogestionario socialista en toda la economía, participaría en la formulación de la legislación que regule su funcionamiento y velaría por su cumplimiento. El gobierno se auxilia de su política crediticia y de la actividad del Banco Central, a su cargo, para ayudar al mejor funcionamiento de la economía.

El gobierno a cada nivel controla la recaudación de impuestos para sus presupuestos participativos aprobados democráticamente, de los cuales dependerán las actividades necesariamente presupuestadas como la salud, la educación, las Fuerzas Armadas, infraestructura y otras. El estado en cada nivel dispondrá de grupos (ministerios) de control metodológico, planificación y desarrollo para viabilizar el desarrollo y los intercambios internos y externos.

8-Enfocar la agricultura y la seguridad alimentaria

Como asuntos de supervivencia de la República y de la cultura cubana misma. El problema radica no solo en repartir la tierra ociosa, sino en liberar a la producción agropecuaria de los candados estatales sobre siembra, acopio, precios, transporte y mercado. Sin apoyo estatal, crediticio, en recursos, sin dar prioridad a los productos nacionales y a la creación de uniones de cooperativas de comercialización, nunca avanzaremos en la socialización. Debe priorizarse la forma cooperativa y autogestionaria en la agricultura. La tierra a repartir no puede ser fuente de capitalismo y trabajo asalariado, sería retroceder en la socialización. Todas las actuales inversiones en productos agrícolas externos deben ser encaminadas a estimular la producción interna, salvo lo que no pueda ser producido en el país y tenga mercado garantizado.

Resolver este problema implica consolidar la alianza obrero-campesina, recampesinar el campo cubano con todas sus consecuencias y prestigiar el trabajo agrícola individual y familiar. El guajiro es una de las bases principales de la nación cubana. La tierra que se reparta debe ser de la nación y deberá entregarse en usufructo de por vida con retiro del mismo sólo en casos extraordinarios de violaciones flagrantes de las leyes, por abandono, mantenerla improductiva o por imperiosa necesidad de la tierra para objeto social aprobado por Asamblea Nacional del Popular y con derecho a indemnización. Hay que estudiar otras medidas para estimular la permanencia en el campo y la producción campesina. Por la necesidad urgente de desarrollar la agricultura y dado el bajo nivel de mecanización, puede permitirse el empleo del trabajo asalariado a campesinos y cooperativas para momentos picos de siembra y cosecha.

9-Realizar algunos cambios en la estructura del Estado:

La República democrática revolucionaria directa de los trabajadores, es el tipo de estado transitorio que más parece corresponder a los anhelos actuales del pueblo cubano y que puede viabilizar la realización del Socialismo Participativo y Democrático. Por el apoyo popular y la solidez democrática de sus estructuras sería el estado más fuerte posible. Su esqueleto sería el del Poder Popular, pero pleno de contenido participativo y democrático.

Todo el poder decisorio y legislativo fundamental –constituyente- recaería totalmente en el pueblo para los aspectos nacionales y municipales más importantes que afecten a todos, los que deberán ser sometidos a referendo.

Hacer real el poder del Poder Popular, a cada nivel, dando pleno control de toda la actividad en los municipios a las autoridades que deberán ser elegidas en forma democrática y directa por el pueblo, con el control sobre parte de los impuestos que se recauden para la organización y realización de presupuestos autónomos ajustados a las necesidades reales y concretas de cada Municipio y Comunidad.

El aparato central estatal irá adecuándose cada vez más a sus verdaderas funciones en el socialismo participativo, quedando fundamentalmente para cuestiones de gobierno, de derechos humanos, así como metodológicas, de planeamiento social general y de control en las actividades imprescindibles, como defensa, seguridad, relaciones internacionales, comercio, orden interior nacional, finanzas, sistema jurídico, medio ambiente y otras necesarias a la práctica. El papel del Banco Central deberá crecer, diversificarse, expandirse y modernizarse para poder dar respuesta eficiente a las nuevas demandas y crédito y fiscalizar su ejecución.

10-Perfeccionar el sistema democrático de elecciones:

Estudiar y aplicar formulas más participativas, democráticas y directas en los procesos electorales, en la estructura y en el funcionamiento del gobierno.

11-Actualizar el código penal

De acuerdo con los recientes pactos de derechos humanos (Civiles y Políticos, y Económicos, Sociales y Culturales) firmados por el gobierno de Cuba. Deberán revisarse cuanto antes las condenas excesivas a detenidos por asuntos vinculados a cuestiones políticas. La «ayuda» de gobiernos extranjeros dirigida a subvertir el orden establecido en la Constitución, debería ser declarada ilegal. Sería ilícita la propaganda que defienda la explotación del ser humano en cualquiera de sus formas y penada la que instigue cualquier tipo de violencia, como estarían prohibidas y serían sancionadas las prácticas racistas, fascistas y otras contrarias a la vida. A partir de estos condicionamientos existiría libertad de asociación y expresión. «Solo la opresión debe temer el ejercicio pleno de las libertades» dijo el apóstol. Especialmente se promoverá la defensa de la naturaleza, la tierra y el medio ambiente y la integración de los humanos al sistema ecológico y no su dominio. La ciencia y la técnica no deben ser usadas para destruir la naturaleza, sino para preservarla. La libertad, la igualdad y la justicia social plenas son imposibles mientras el ser humano no pase a ser un sujeto económico con plenos derechos. Estas y las demás modificaciones necesarias a ley fundamental y la electoral deben hacerse para acentuar el espíritu socialista y martiano de la Constitución vigente y someterse a referendo.

12-Perfeccionar el funcionamiento del Partido, los Sindicatos y las organizaciones políticas y de masas

Para representar los intereses de toda la clase trabajadora y el pueblo, el Partido Comunista debe ser el más democrático y admitir la existencia de opiniones y tendencias diversas mientras todas defiendan el poder de los trabajadores y el socialismo. De lo contrario se imponen la falsa unanimidad, la división y la escisión. El PC debe dirigir a través de sus miembros y no institucionalmente, organizar sus finanzas y su funcionamiento de forma también autogestionaria y se estructuraría en un sistema donde la democracia siempre prime sobre el centralismo, las asambleas decidan y los elegidos ejecuten. No impone ni promueve candidatos. Los sindicatos se organizarán para participar en la dirección de los centros laborales para defender los intereses de los trabajadores donde sea necesario. Las organizaciones políticas y de masas funcionarán sobre el presupuesto que logren de sus recaudaciones.

13-Prestar atención a las siguientes cuestiones generales urgentes de la economía y de la nación cubana

a- Esta plataforma se aplicaría gradual pero firme y sistemáticamente.

b-Vincular estrechamente los centros de estudios medios y superiores y de investigaciones científicas a los centros de producción, validar social y económicamente el trabajo del maestro, y hacer más realistas las reglas y normativas del funcionamiento de los centros docentes.

c-Las concesiones a empresas extranjeras en recursos de importancia estratégica, deben ser, únicamente, después de comprobar su necesidad y la incapacidad del país para asumirla y serían aprobadas por la ANPP

d-Respetar la propiedad privada personal y la decisión sobre la misma y consecuentemente liberar la venta de objetos particulares incluidos autos y viviendas y el alquiler de los mismos entre nacionales, así como facilitarse el trabajo libre para jubilados y discapacitados y liberar todo el trabajo por cuenta propia.

e-Facilitar la creación de cooperativas de constructores que acometan la construcción para empresas o particulares, y cooperativizar la gastronomía, los servicios comunales y buena parte del transporte.

f-Urge una nueva ley migratoria que elimine las absurdas medidas como el permiso de salida y la carta de invitación, los problemas creados por las salidas prolongadas, garantice el derechos a regresar, así como la discriminación existente a profesionales de la medicina, el deporte y otros. Eliminar el asedio a jóvenes, negros, personas del interior y demás cubanos, sin motivos justificados, así como el decreto 217 que limita el movimiento y el asentamiento de los cubanos en el territorio nacional.

g-Para el socialismo moderno es vital el desarrollo de las nuevas tecnologías de la informatización. Habrá que priorizar las comunicaciones, la computación, así como intranet e Internet con plano acceso, pues son imprescindibles para la planificación democrática, el intercambio de equivalentes y la realización de la verdadera democracia participativa.

h-Antes de emprender una nueva ley de seguridad social que extienda la edad de jubilación; para resolver el problema poblacional, es preciso estimular económicamente primero a los jóvenes a que trabajen, se queden en el país y procreen; resolver los problemas actuales de estimulación a la productividad, el desempleo y subempleo reales, los desequilibrados ingresos y la doble circulación monetaria. Hay que enfrentar esto en la raíz, no en los efectos.

i-Cualquier proyecto socialista debe contemplar el reconocimiento a las generaciones que iniciaron, desarrollaron y han traído hasta aquí a la Revolución. La Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana debe contribuir decisivamente a este propósito.

Si eventuales mejoras futuras en nuestro sistema de vida, tuviéramos que asociarlas primordialmente al levantamiento del bloqueo y no a las transformaciones socialistas que realicemos nosotros mismos, se estaría entregando Cuba en bandeja a su enemigo histórico, por un miserable plato de lentejas.

La dirección del país debe entender que somos un pueblo culto gracias a la Revolución y que su misión no es imponerle paradigmas, sino asumir sus intereses y convertirlos en políticas y en leyes: Mandar obedeciendo. Solo así es posible cambiar lo que deba ser cambiado y garantizar el avance socialista. La continuidad está en el cambio.

La Habana, 16 agosto de 2008, 83 Aniversario de la Fundación del Partido Comunista de Cuba y 57 de la muerte de Eduardo Chibás, líder del Partido Ortodoxo.

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