La Gran Farsa
A sesenta años del triunfo de la Gran Marcha que fundó la República Popular China bajo el liderazgo de Mao Tse Tung, podemos afirmar con certeza que aquel proyecto terminó realmente siendo una Gran Farsa.
La revolución comunista alcanzó un logro político, cuando escaló al Consejo de Seguridad de las NNUU con derecho a veto, tras haberse convertido en 1964 en la quinta potencia nuclear.
Pero todos los otros proyectos: el Gran Salto hacia delante cuya finalidad era convertir a China en una potencia industrial, no sólo fracasó sino que liquidó a los trabajadores del campo y la agricultura. Decenas de millones de muertos y hambrunas terribles resultaron de aquellos planes fantásticos ideados por el Gran Timonel. La Revolución Cultural otro proyecto ensayado por diez años desde 1966 a 1976, destinado a imponer de forma violenta y humillante una ideología, envió a cientos de miles a campos de concentración y prisiones donde muchos murieron en condiciones espantosas. La revolución china, que intentó venderse, como producto de exportación, creando movimientos maoístas en el mundo, constituyó otro gran fracaso que junto a los proyectos ya mencionados, constituyen elementos claves de la Gran Farsa.
El desfile militar con motivo de la fecha aniversaria hizo recordar la salvaje represión de las fuerzas armadas hace ya veinte años, contra el pueblo indefenso en la Plaza de Tiananmen, donde murieron vilmente masacrados miles de jóvenes y estudiantes.
Ante el monumental fracaso económico del comunismo chino y con la muerte de Mao, la dirigencia moderada decidió acabar, hace décadas, la Gran Farsa; abandonaron el marxismo y la lucha de clases para abrazar el capitalismo y la propiedad privada de los bienes de producción. Estos cambios graduales y continuos han construido una economía pujante, generada millones de empleos y cimentado una clase media consumidora conformada por más de la tercera parte de la población.
