Opinión Internacional

Brasil y la guerra del Sur

La reunión del Consejo de Defensa (CD) de la UNASUR resultó sin acuerdos. Las buenas intenciones para que se desarrollara un sistema de Medidas de Confianza Mutua, fracasaron. Mientras se le pedía a Uribe que pusiera sobre la mesa el acuerdo a ser firmado con los estadounidenses y éste pedía ver el de los demás, la prensa anunciaba multimillonarias adquisiciones de armas por parte de Venezuela y Brasil como recordatorio de la carrera armamentista de la región.

Lo que más causó revuelo fue el préstamo ruso a Venezuela por US$ 2.200 millones para compra de armas. Los estadounidenses reaccionaron pidiendo transparencia en el uso y destino las armas, pues ya conocen el caso de los lanza cohetes suecos. Los brasileños fueron más mordaces y dijeron que ellos no compraban a lo loco, como “Venezuela que compra en supermercados de armas por el mundo».

Más allá del ruido de estas compras o las acusaciones del enfant terrible barinés sobre los emplazamientos gringos en bases colombianas, Brasil va con paso firme consolidando su papel de superpotencia militar regional. Por esto el acuerdo con Francia o con cualquier país desarrollado tiene un componente de transferencia de tecnología que le permite al gigante verde convertirse no sólo en potencia militar operativa sino en potencia productora de material militar.

El vacío de la presencia norteamericana en este siglo, el apoyo mayoritario-incluyendo a Venezuela- para el ingreso permanente de Brasilia al Consejo de Seguridad, su desarrollo económico y tamaño, así como los viejos temores anti norteamericanos regionales permitieron que Brasil comenzara a jugar el papel de hegemón militar regional. Que ya parece ser aceptado incluso por los gringos. No sólo se trata de que en 2000 adquirió un portaaviones de combate, o que construirá el primer submarino nuclear de la región, o la compra y construcción de aviones cazas de combate (Rafele), se trata además de que a la sazón de UNASUR, creado para unir dos acuerdos de libre comercio (MERCOSUR y a CAN) promovió su CD, para armonizar su influencia en la región.

Brasil se ha convertido en un actor mundial reconocido. Asiste al G-20 e incluso al G-8 como parte del grupo de países emergentes y como tal busca su propia fuerza militar así como mostrar su influencia regional. Pero ojo, la idea de vivir en un mundo multipolar dista mucho de asegurar que cada “polo” tenga reservado su área de influencia. Si el polo gringo debe ser compensado, el carioca también.

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