Opinión Internacional

Teherán ensangrentado

El mundo democrático asiste atónito y escandalizado a la matanza que protagonizan los fanáticos islamistas iraníes, los temibles y siniestros basiyis, sobre inermes jóvenes reformistas que exigen justicia ante el fraude manifiesto a la soberanía popular y a quienes los ayatolás les niegan todo derecho, incluso el de manifestar su descontento por las calles y los suburbios de Teherán.

La prensa extranjera se ve obligada a recurrir a las informaciones dadas por los propios manifestantes, ya que la dictadura islámica de Ahmanidejad le ha prohibido cumplir con su obligación informativa.Se cuentan por cientos los muertos en estas horas desesperadas: “Los basiyís están más violentos que nunca. Campan a sus anchas por las calles y gritan: ‘Muerte a los opositores del Líder Supremo’ y ‘Hezbolá, hezbolá’, porque aquí los más fanatizados del régimen gustan de identificarse con este partido chií libanés” – reporta el corresponsal de El País en Teherán, Fernando peinado.

“Las milicias basiyis matan a una joven en Teherán el sábado 20 de junio a las 19.05 (hora de Irán, 17.35 en España) en la avenida Karekar, en la esquina con las calles Josravi y Salehi. Una joven que estaba de pie a su lado con su padre mirando las protestas fue disparada por un miembro basiyí que se escondía en una azotea. Le disparó directamente a su corazón. Soy un doctor, así que me apresuré a socorrerla. Pero el impacto del disparo fue tal que la bala se había incrustado en su pecho, y murió en menos de dos minutos. Las protestas estaban teniendo lugar a menos de un kilómetro en la calle principal y algunos de los manifestantes corrían hacia la calle Salehi porque la policía estaba usando gas lacrimógeno contra ellos. Las imágenes fueron tomadas por uno de mis amigos que estaba junto a mí en ese momento. Por favor, que todo el mundo se entere”.

Relatos espeluznantes como ese y muchos otros son moneda corriente en los medios internacionales. Las imágenes circulan por Youtube y otros medios de la red, ante la prohibición de la dictadura integrista. Huele a 11 de abril caraqueño. Ni el fraude, ni sus cifras, ni la solidaridad del G-2 cubano y del teniente coronel son casuales. Harina de un mismo costal, gobernantes iraníes y venezolanos comparten el mismo desprecio por la opinión pública, por la soberanía popular, por los procesos electorales. Por la democracia.

Si el 11 de abril anticipa los hechos que hoy se suceden vertiginosamente en Teherán, los sucesos de hoy, 20 de junio, anticipan lo que en cualquier momento podrían estallar en las calles y avenidas de Caracas. La lucha por la libertad es una sola: el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, advirtió este viernes al Gobierno iraní que el mundo está «observando su comportamiento», horas después de que el líder supremo del país, el ayatolá Alí Jamenei, pronunciase un duro discurso en el que exigió el fin de las manifestaciones contra los resultados electorales del pasado viernes y amenazó con una dura represión si siguen las protestas callejeras.

El régimen despótico e integrista de Irán tiene los días contados. Que el teniente coronel Hugo Chávez se asome al futuro mirándose en el espejo de Irán. En cualquier momento le reventará en el rostro una indignación popular de ese mismo calado. No tendrá un Ayatola que le saque las patas del barro.

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