Aquiles Báez, padre en dos tiempos sin contratiempo
A Aquiles Báez lo asociamos con una guitarra, con virtuosos artistas populares y hasta con el particular humor y desenfado que tanto lo caracteriza y que refleja en cada entrevista y show en el que hace aparición.
Seguramente también lo vinculemos con Guataca Producciones, el «cuartel estratégico» desde donde promueve talentos e iniciativas de la música popular venezolana, para exponerlos tanto en el país como más allá de las fronteras bajo el generoso hashtag de #WorldMusic.
Hoy, sin embargo, les presentaremos una melodía más íntima de este hombre: la que brota desde su rol de papá.
La princesa y el terremoto
A Aquiles le ha tocado experimentar la paternidad de una manera particular, y es que, tras estrenar el título de papá en 1995, le tocó “revalidarlo” unos dieciocho años después.
“Soy padre de una princesa y un terremotico”, así se refiere Aquiles a sus dos hijos: Andrea, de 21 años, y Aquiles Gabriel, de 3.
Cuando se le pide que nos “presente” a su primogénita, no le salen más que elogios para describirla: “Andrea es una princesa. Una niña muy inteligente, súper buena estudiante. Es una muchacha muy correcta… y muy bella físicamente”.
Con respecto a Aquiles Gabriel, “¡Ese es un loquito! Tiene la energía propia de un varoncito, siempre es muy activo y todo el tiempo está por ahí haciendo travesuras… pero luego se te acerca para darte un beso ¡y se te pasa todo!”, dice sonriendo el músico.
Señales de los tiempos
Casual o causalmente, sus hijos están vinculados con etapas claves de su vida y carrera profesional. Poco después de nacer Andrea, Aquiles -ya un músico establecido y de renombre- decide fortalecer su preparación académica y se matricula en el Berklee College of Music y el New England Conservatory en Boston, Estados Unidos, dos de las mejores instituciones de formación musical a nivel mundial.
Sin embargo, cursó dos semestres en cada una de estas escuelas, y de ambas se retiró por considerar que estaba a un nivel más avanzado del que se le exigía. Pero no se trató en esta ocasión de un caso de falso alarde o exceso de “autoestima” por parte del músico. El mismo Berklee le dio la razón después, al contratarlo como profesor, a pesar de no haber terminado sus estudios y al otorgarle más tarde el prestigioso William Levitt Award. ¡Otro nivel!
Por su parte Aquiles Gabriel es, desde todo punto de vista, una nueva etapa para el músico. Tras 16 años de vivir en Nueva York, en los que iba y venía continuamente a Venezuela, decide regresar y establecerse acá. A finales de ese mismo año, su esposa le anuncia la llegada de un nuevo integrante de la familia… sin duda “una movida de piso”.
Su vuelta al terruño, a contracorriente de la tendencia de esos tiempos, obedeció a su deseo de impulsar uno de sus principales proyectos: Guataca. “Decidí volver porque creo que es importante hacer cosas acá. Llega el momento de la vida en que uno tiene que hacer cosas por los otros… y esta labor necesitaba que le diera seriedad”.
Y ciertamente lo ha logrado. Guataca Producciones se ha consolidado en poco tiempo como una de las plataformas más importantes para la promoción y difusión de los músicos venezolanos a nivel local e internacional. De allí se le ha brindado impulso y respaldo al talento de C4 Trío, César Orozco, Pancho Flores, Aquíles Baez Trío, Aquiles Machado y Linda Briceño, entre los más destacados.
Tiempo compartido
“Con Andrea yo estuve hasta los 5 años, luego fui un padre a la distancia, porque me mudé y además siempre estaba mucho tiempo de gira”, relata el músico.
Sin embargo, cuenta que procuraba llevársela por lo menos una vez al año a Nueva York -donde él vivía- y “se inventaba” conciertos y actividades en Venezuela, con el objetivo de compartir con ella.
Aún así, concluye: “Los niños necesitan un padre que esté con ellos… Ahora con Gabriel, yo espero estar allí junto él”, aunque aclara que “lo importante no es la cantidad de tiempo, sino el amor que le das a tus hijos cuando estás con ellos”, frase que afirma con convicción.
Ellos en canciones
Una de las maneras claves en las que Aquiles expresa su amor es, cómo no, a través de la música. Un dicho popular asegura que “cada niño nace con su pan debajo del brazo”, pero en el caso de los retoños de este artista, se pudiera decir que llegaron fue con su respectiva provisión de canciones.
Andrea es dueña y señora de varios temas compuestos por su padre para ella, entre los que destaca “Mi pequeña”, en cuya letra la describe hermosamente: “Es mi pequeña florecita caraqueña, es mi pequeña arcoiris de mi sol. Tienes la luz de la mañana, tienes mi luna en tu ventana y la varita que algún mago perdió”.
El tema ha sido interpretado por diversos cantantes, como el “Pollo” Brito, Marcial Istúriz y Fabiola José, y pasado ya a convertirse una declaración por excelencia de amor filial de un padre a su hija.
Aquí les compartimos una hermosa versión en vivo de esta canción, interpretada en este caso por Ana Isabel Domínguez, madre del segundo hijo del guitarrista.
También, Aquiles Gabriel cuenta ya con su propio tema, titulado “Michi”, que es como llaman cariñosamente al pequeño, “aunque debo hacerle pronto uno que se llame ‘Tsunami’ o ‘Terremotico”, acota el músico en son de humor.
La música y los niños
Si como artista y empresario cultural es un guardián y promotor de la buena música, como padre y profesor es un defensor celoso y consciente de la necesidad de “filosofía” tras la música y las peligrosas consecuencias de su ausencia.
Cuenta Aquiles que hace unos años vivió un experiencia «traumática» con la música de una fiesta infantil –ese tipo de reuniones a las que ahora le toca de nuevo asistir– que le encendió las alarmas sobre el contenido musical al que estaban siendo expuestos los niños de esta generación.
“Tengo un hijo pequeño. Entre muchas otras cosas, quiero que crezca con una mejor educación y que se críe rodeado de valores éticos en el buen sentido de la palabra, pero la música ‘mainstream’ actual nos rodea de vacío, mediocridad, vulgaridad y chabacanería”, así quejaba en una reflexión que escribió al respecto.
En la misiva también expresaba: “Es obvio que temas como la responsabilidad del embarazo precoz y la actitud vaga y vacía de muchos de nuestros jóvenes no se le puede adjudicar a la música con exacerbado contenido sexual de estos tiempos, pero es, sin duda, una mala influencia. Como diría mi abuela: es una puerta a la sexualidad temprana, al no-pensamiento”, puntualizó en esa ocasión.
En su propio entorno, cuida este aspecto escuchando música con su hija. “Actualmente le estoy dando unas clases de apreciación musical a Andrea. Nos sentamos, escuchamos juntos y conversamos sobre lo que estamos oyendo”.
Con el “terremotico”, la dinámica es distinta: lo deja experimentar y jugar. Asegura que el pequeño es un “virtuoso de las ollas”, las cuales golpea buscando aflorar sus dotes de percusión, a la vez que él como padre se encarga de exponerlo a la música que considera apropiada más para su edad y los valores que le quieren sembrar.
Y no duda en compartir sus sugerencias con todos los padres: “En Venezuela, tenemos referentes de muchísima calidad. Por ejemplo, los discos de música infantil de Ilan Chester, María Teresa Chacín, Serenata Guayanesa o El Chamario, con poemas de Eugenio Montejo interpretados por Bartolomé Díaz y Andrés Barrios. Todos tienen que ver con nuestra identidad y con excelente nivel musical”.
Así pues, suena hoy en día, esta sinfonía que es Aquiles Baéz, el guitarrista, compositor, arreglista, promotor cultural … y padre en dos tiempos.