Inquietud en el G2 cubano
Días antes de las elecciones las redes sociales se hicieron eco de reuniones del Alto Gobierno en la Embajada de Cuba, durante las cuales hasta se consideró la suspensión de las mismas. Filtrándose la presencia de Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez, José Vicente Rangel y Ernesto Villegas.
Giraron instrucciones desde el Ministerio de Relaciones Exteriores, donde Maduro, como canciller, permitió que determinadas embajadas, como es el caso de nuestra representación en Francia, mantuviera una diplomacia paralela dirigida por agentes del gobierno cubano.
Esta situación ya denunciada demostraba cómo Temir Porras, desde su puesto de vicecanciller, se ocupó de promover un extenso lobby francés destinado a defender los intereses de Fidel en Venezuela.
La red ligada a la extrema izquierda francesa, está integrada por anarquistas y militantes que actúan bajo la identidad de periodistas, funcionarios, intelectuales y profesores de izquierda.
A ella se le unen personajes relacionados con el terrorista Carlos, los centros de promoción de las FARC en Europa, Le Monde Diplomatique y lo que queda de una diáspora de revolucionarios tardíos, refugiados en tierra gala, expertos en propaganda y en manipulación.
En un diario capitalino se publicó una instrucción del 4 de abril 2013, de la funcionaria Ayerim Flores R., encargada de la Dirección General para Europa, en ella reconoce la existencia de «un plan de acción que articule una estrategia de campaña electoral en Europa», destinada a «reafirmar la continuidad de la Revolución Bolivariana con el triunfo de Nicolás Maduro». Es evidente que lo dispuesto no correspondía a un plan de promoción del candidato, ya que organizar eventos en Madrid y Francia (6 y 9 de abril) a escasos días de las elecciones, influenciaba muy poco el proceso electoral.
La estrategia busca «aceitar» la maquinaria internacional, esa que tienen años financiando con el dinero de los venezolanos. Buscan promover el reconocimiento de los resultados electorales, que la oposición democrática protesta y que la comunidad internacional solicita se verifiquen.
Existen 3.200 irregularidades denunciadas por Capriles y como lo señala el observador internacional de las elecciones, el eurodiputado Agustín Díaz de Mera: «los comicios no se ajustaron a los estándares internacionales democráticos».
A esto se unen las denuncias del general Carlos Peñaloza, quien asegura tener las pruebas suministradas por el ingeniero Christopher Bello Ruiz, sobre las máquinas de Smartmatic y su control central clandestino en Cuba.
En un futuro cercano la red servirá para apoyar actuaciones de fuerza, antidemocráticas e inconstitucionales contra la oposición venezolana. La que intentarán destruir con expedientes y acusaciones forjadas.
La sugerencia hecha por las fuerzas extranjeras presentes en Venezuela, han llevado a la funcionaria, que actuaba desde el despacho del viceministro para Europa, a cometer un delito, las disposiciones legales que rigen los procesos electorales establecen que los funcionarios públicos se encuentran al servicio del Estado, prohibiéndoles expresamente actuar orientados por preferencias políticas y a favor o en detrimento de cualquier organización, razón por la cual debe sancionarse a los responsables de esas instrucciones.
Para nadie es un secreto que el Servicio Exterior se convirtió en un apéndice de la política exterior de los hermanos Castro. Como agentes de un proyecto político, típico de las embajadas que representan países de corte totalitario.
La «cancillería paralela» sustituyó los funcionarios diplomáticos con oficiales de las fuerzas armadas y coordinadores políticos, en algunos casos con mayor poder que los propios embajadores.
Con ella centralizan la política internacional. Los intereses estratégicos de la nación pasan a un segundo plano, pero les sirve para garantizar la permanencia en el poder del pupilo formado en La Habana: ¡Nicolás Maduro!