Bony Pertíñez
Bony Pertíñez de Simonovis es el nombre de una venezolana integral. De una mujer de lujo. De una profesional de primera, de una madre superior, de una esposa difícil de adjetivar.
Sólo la conocíamos por las frecuentes informaciones que publican algunos medios y por las estupendas entrevistas que le realiza nuestro imprescindible informador diario César Miguel Rondón. También leímos el libro publicado por su marido Iván. No sabíamos que había sido compañera de aulas, estudios y grado profesional en la UCAB, de Carolina nuestra hija mayor.
El sábado pasado, 7 de junio, compartíamos con toda la familia, esposa, hijas, yernos y nietas, un almuerzo semanal y cuando llegó Carolina, la saludó efusivamente. Ella, Bony, también compartía con amigos íntimos y familia.
Al enterarme, me acerqué e intercambié unas palabras de cortesía con ella. ¡Sorpresa! Amén de que ya estaba condicionado por lo poco que sabía de ella y lo mucho de su tragedia, descubrí, primero, que es una mujer bella, preciosa, y además, mientras hablaba, también me percaté que es mucho más bella en su cerebro y en sus sentimientos.
No es justo y no puede ser fácil, sentirse agredida en todas las dimensiones de una joven venezolana que comenzó su proyecto de vida con Iván Simonovis, un hombre honrado, trabajador y entregado a una profesión muy difícil, tanto, como necesaria e importante, en una nación como la que nos destruyen.
Ha sido terrible para ella verse separada de su marido como resultado de un juicio perverso, donde con ausencia de delitos y por ende, sin la menor prueba, mediante sentencia dictada desde el más alto poder e implementada de manera sumisa por un tribunal que no merece ni cuida su adjetivación de “superior”, condenaron injustamente a Iván Simonovis y a otros funcionarios policiales con la pena máxima que contempla la legislación venezolana.
Bony, entendemos que ejerce cada una de sus innumerables vertientes y ocupaciones con una entrega total. Frescas están en nuestra memoria las narraciones de los vejámenes a que fueron sometidos durante el amañado proceso. También están presentes sus narraciones en favor de la libertad de su marido y las limitaciones que han tenido sus hijos. Mejor dicho, de sus actuaciones para desempeñar tanto las funciones de madre como para suplir las del padre.
Aunque es redundante queremos destacar que todo lo hace con entrega absoluta y una dulzura que no aplaza ni esconde firmeza.
Bony, estamos orgullosos de conocerte y eres un ejemplo maravilloso que, ojalá, pueda ser seguido por tus pares y entendido por quienes se empeñan en destruirnos.
rafael862@yahoo.com