Irenko, tu dealer venezolano en Miami
A Rafael Mejías le ha ido bien en Estados Unidos. Su apretada agenda como dueño y gerente la reconocida empresa de venta de autos usados Irenko Auto Sales & Rent A Car Corporation., en Miami, así lo confirma.
En el 2003, el vendedor de autos Barquisimetano se fue de Venezuela junto a su esposa Maru a Las Vegas a celebrar su luna de miel, por un regalo de su suegro que vivía ya en el país del norte. El dinero de la venta de su carro marca Fiat y el cobro de los regalos metálicos recibidos en su boda reunieron un capital de 8.000 dólares. El destino de ese dinero era celebrar su unión. Pero no imaginaron que esa sería la cantidad que necesitarían para rehacer su vida.
“’Fuera chévere que ustedes se vinieran’, nos dijo mi suegro. La verdad que nunca habíamos pensado irnos de Venezuela, porque creo que uno siempre quiere estar en su tierra. Pero aceptamos. Nos vinimos con dos maletas y no volvimos más nunca”, recuerda Rafael. En EE.UU, explica, tenían familia, pero más allá de eso allí tendrían también oportunidades.
Lo decidieron y a la semana buscaron un lugar donde quedarse juntos “porque el casado casa quiere”, añade Rafael, o Rafa, como también le conocen. Su primer hogar como pareja fue un pequeño apartamento de una habitación donde no tenían más que un televisor, regalo del suegro de Rafa, y un colchón inflable que él y Maru compraron para tener donde dormir. “Volteábamos la caja del televisor y ahí comíamos. Así fueron los comienzos”, rememora Rafa con voz alegre. “Pero este es un país de muchas oportunidades, es un país de bendiciones. En este país yo, a la semana, ya tenía trabajo”.
La crisis de la oportunidad
Rafa pintó casas, lavó autos, fue constructor, hizo de todo un poco. “Nunca me faltó trabajo”, agradece él. “En mi casa nunca faltó la comida. Este es un país donde trabajo siempre hay. Solo hay que querer echarle pichón”.
Ya en 2008, tras varias buenas experiencias y con una estabilidad ya ganada, su determinación y experiencia se encontraron con la oportunidad. Consiguió trabajo lavando carros en un dealer de vehículos usados y notó que la atención al cliente podía mejorar. Ofreció al gerente trabajar unas horas más sin paga, pero vendiendo uno que otro vehículo, y ganando por comisión de venta. Así lo hizo. “A la semana y media el dueño que dijo ‘mira, no laves más carros, vente a vender’. Ya la gente me buscaba”, recuerda con jocosidad.
Cuando la crisis del 2009 abatió la economía estadounidense, el pequeño dealer para el que trabajaba Rafa cerró. Entonces llegó su momento. Rafa había logrado comprar por su cuenta cuatro autos usados para la venta, tocó la puerta y los dueños del local accedieron a alquilárselo sin pago, por un tiempo. Así comenzó Irenko Auto Sales. Hoy cuentan con muy buena fama en el mercado de Miami y aunque no han abierto más sucursales, pues Rafa considera que lo más importante sigue siendo ese trato personalizado, la empresa ha recibido a diplomáticos y constantemente recibe a celebridades venezolanas y personas de todos lados.
“Yo en Venezuela vendía autos, pero no a este nivel. Cuando empecé con Irenko yo compraba el carro en la subasta, lo manejaba hasta el negocio, lo lavaba, lo pulía, tomaba la foto y esperaba a que viniera alguien a comprar. Así empecé poco a poco”, dice Rafa.
Bajo el eslogan “Tu dealer venezolano”, los carros que vende Irenko son usados pero en buen estado, sin abolladuras, ni choques y con poco kilometraje. Al año 2016, los autos suele vender Rafa son del año 2014 en adelante. Además de esto, ofrecen iniciales muy bajas. Hoy día, Irenko genera 15 empleos directos (todos ocupados por venezolanos) y muchos más indirectos.
“He vendido ya 5.000, 8.000. De verdad ya perdí la cuenta de cuántos carros hemos vendido. He mandado carros a distintas partes del mundo, Francia, Alemania, Haití, Venezuela, todos lados”, comenta el emprendedor.
La expansión
Desde entonces el cielo ha sido el límite. El crecimiento de Irenko es notorio por el número de clientes, constantemente, en ascenso. Para promocionarse la empresa se ha apoyado principalmente en las recomendaciones, el boca a boca, los amigos.
“Aunque no me lo creas, yo no pago publicidad. Todo lo que tú veas es por personas que son amigas mías. Es más bien como una cadena de cosas.90% es boca a boca. Por ejemplo, Camila Canabal es de Barquisimeto. Yo a Camila la conozco de toda la vida, antes de que fuese famosa. Mi mejor amigo de toda la vida, que se llama Yul Bürkle, es el esposo de Scarlet Ortiz. Tengo buenas relaciones porque conozco mucha gente y yo trato de hacer todo lo mejor que yo pueda en mi trabajo y con las personas”, dice Rafa.
Aún no cuentan con sucursales pues para Rafa la venta de carros es un negocio muy delicado. Él considera a Irenko un negocio familiar, donde sus empleados son sus amigos y el protagonismo, además de los carros, se lo lleva la atención al cliente.
“Trabajo 24 horas al día. En este país no es muy fácil emprender un negocio, y menos sin capital. Pero se trata de marcar la diferencia en lo que haces y con respecto a, en mi caso, otros dealers. En mi caso, la diferencia está en ese acercamiento que tengo con la gente, yo creo un vínculo directo con el cliente. El cliente me llama ‘¡Epa, Rafa!’. Me ven en la calle y me saludan. Ese trato hace que la gente te recomienda más”, confiesa Rafa.
Montar un 0-800
No obstante las buenas relaciones de Rafael y Maru no se quedan en el negocio de carros. Han ganado fama como mano de ayuda a la hora de informar a nuevos inmigrantes venezolanos.
“Mi esposa a veces me dice: ‘Vamos a tener que montar un 0-800’”, admite Rafa entre risas. “Nos preguntan de todo. Tratamos de orientar a la gente en lo que se pueda, de recoger esa información y tenerla para las personas como un abanico de opciones. Todos los días tengo una historia nueva. Algún venezolano que viene y quiere echarle pichón y los ayudo con el seguro, por ejemplo. Todos los días Dios me da la bendición de poder ayudar a la gente que necesita ese apoyo”.
“Obviamente estoy en este negocio para ganar dinero”, completa Rafael. “Pero tengo que hacer no uno, sino como cinco libros de todas las historias que yo he tenido ayudando a gente”, admite. “Pero lo hago con todo el amor del mundo, yo sé que Dios eso lo ve, y gracias a Dios me va muy bien”.
Actualmente, Irenko se expande como marca hacia nuevos mercados con el desarrollo de una línea de ropa. “Ya está registrada y todo. Hacemos lo de las gorras, las franelas. Ese tipo de cosas. Irenko Performance se llama. Es hecho por gente venezolana de aquí de Miami, con calidad”.
“Me vine porque mi suegro quería tener a todos sus hijos cerca. Fueron cosas que se dieron. Venezuela ahorita está pasando por una crisis bastante fuerte, pero las personas que tienen la oportunidad o que, de una u otra forma, ya no pueden quedarse porque han sido víctimas de secuestros o de la inseguridad, lo que sea, este es un país que da muchas oportunidades”, señala Rafa. “A ningún país que tú te vayas es fácil llegar, así te vayas con dinero. Porque una cosa es el dinero y otra es adaptarte a la vida en ese nuevo lugar, la comida, el idioma. Pero lo importante es seguir luchando en el día a día, y llega un momento en el que te acostumbras. Que si ¿hemos trabajado mucho? Hemos trabajado demasiado. Si en Venezuela trabajabas 40 horas, aquí trabajas 80, eso es verdad. Pero tú abres los ojos en la noche y sabes que la mañana siguiente va a estar todo igual. Tu familia está segura”, concluye.
Hoy Rafa comenta que ya tiene su vida hecha en Estados Unidos. Hace 10 años, él y Maru tuvieron allá a su primer hijo, también llamado Rafael, quien ya ha visitado Venezuela. Buscan siempre inculcarle ese amor por sus raíces, que son también las de ellos. Pero regresar a Venezuela para vivir no es algo que tengan entre sus planes.