Los CLAP: otro Plan Bolívar 2000, pero para vivianes civiles
Improvisación, Adulteración de la realidad y Nominalismo son tres de los primordiales elementos del chavismo, un fenómeno aluvional que ya no cuenta con importante respaldo, ni obra que mostrar, ni forma de resucitar el presunto proyecto que este desastre actual muestra al mundo entero como algo que siempre fue inviable (como todos los otros experimentos que el colectivismo de pensamiento y partido únicos ha implementado desde 1917), pero mantuvo su precario funcionamiento gracias al grosero reparto de dádivas a diversas escalas, las piñatas que los altos precios del petróleo permitieron hasta el 2014. Con la petrochequera compraron votos y simpatías de seguidores individuales y países chulos, supuestas camaraderías incondicionales y acríticas, que fueron desapareciendo a medida que se reducían los recursos que pagaban esa aparente militancia criolla, esa inmoral solidaridad internacional.
Del deslave de Vargas en 1999, a la actual crisis humanitaria (que comenzó el año 2014, y se ha incrementado gradualmente), han ocurrido otros graves eventos, y en todos la respuesta del régimen ha estado caracterizada por la improvisación (mientras rechazan la ayuda externa, representada por el envío de alimentos, medicinas, personal idóneo para atender graves emergencias), la sistemática negación de lo que realmente sucede, las dimensiones de cada tragedia que no previenen, y tampoco resuelven, a lo cual se agrega el empeño en inventar un nuevo esquema, con un nombre distinto a todo lo que funcionaba anteriormente, para dar la impresión de que con la novedad (apenas unas siglas) se produce la solución del problema. La más reciente pócima mágica para el creciente desabastecimiento que sufre la mayoría de los venezolanos fue bautizada CLAP (Comités Locales para el Abastecimiento y la Producción), se superpone a la Infraestructura tradicional, a la que metódica y alevosamente han mutilado, debilitado, corroído, hasta reducirla a una sombra de lo que fue. Agredieron la Economía; Expropiaron, invadieron, hostigaron, fincas y empresas industriales productivas, que mantenían abastecido en un 80% al mercado nacional, hasta invertir ese esquema. Hoy están cerradas entre cinco y siete mil de las empresas que funcionaban en 1998, y el resto sobreviviendo, en un clima hostil que les impone arbitrarios “precios justos”, que en muchos casos las obliga a vender al costo o generando pérdidas, acosadas permanentemente por la insaciable y viciosa necesidad de construir al “enemigo” a expensas de los pocos que todavía producen (la POLAR en especial es el blanco del constante ataque del Oficialismo, por boca de todos sus voceros, algo insólito si consideramos que sus productos son de muy buena calidad, los que llegan a las estanterías de los establecimientos y representan más de la mitad de lo que concretamente llega a los consumidores a nivel nacional).
Dos casos; El régimen controla 10 empresas que fabrican Harina de maíz precocida, pero la mayoría de sus marcas brilla por su ausencia en los anaqueles, y para colmo sus precios de venta al público han aumentado considerablemente (Harina Demasa extra suave BsF 165, Harina Venezuela mezcla precocida y enriquecida BsF 170), mientras la Harina PAN fabricada por el primordial chivo expiatorio del castrochavismo -Industrias Mendoza-POLAR-, debe mantener el “precio justo” (Harina PAN BsF 19). A pesar de ese trato desigual, por cada paquete de las otras marcas -Mazorca, Doña Emilia, Doñarepa, Juana, Demasa, Venezuela, etc- los consumidores consiguen cinco de la que elabora el malvado de la película comunista, Lorenzo Mendoza. Antes, hasta que “llegó el comandante y mandó a parar”, el saco de cemento se podía conseguir en cualquier ferretería, a precio sensato, asequible. Desde que la roboilusión se apoderó de las fábricas de cemento, este producto es más raro, caro y escaso que las perlas negras, aunque algunos socialistos se las ingenian para conseguir miles de sacos, que trasladan en gandolas y venden a precio de piedras preciosas, generalmente sin factura.
En Venezuela funcionan 113.859 establecimientos privados y 7.245 públicos, y en esta nueva maquinación goebbeliana, el régimen pretende substituir todos esos expendios, con los tales CLAP, que se suman a la desordenada estructura paralela que han construido desde 1999, que funciona con sentido sectario, favoreciendo a los que se muestren como seguidores. Pero ni siquiera ha sido efectiva en satisfacer al 50% de esa porción del total, que ha disminuido precisamente por la obvia incapacidad que ha demostrado la maquinaria roja rojita de resolver problemas. Que son MINORÍA lo demuestran los resultados de las elecciones Parlamentarias, y las groseras maniobras para RETARDAR el Revocatorio, en el que la voluntad de cambio de una creciente MAYORÍA es irreversible. Es absurdo creer que cambiando el nombre a una entidad, una organización, una institución, un esquema nacional, cambie su manera de funcionar, su grado de efectividad, su capacidad para solucionar problemas. Un país no se convierte en socialista porque así lo bauticen, ni es del siglo 21 algo que funciona igual o peor que su funesto antecedente en el siglo 20. Se puede llamar Supermán al recién nacido, pero eso no lo hará indestructible, ni le dará capacidad de volar y vista de rayos X. El Nominalismo sólo conduce a pérdida de tiempo y de oportunidades. No es esta la primera vez que crean algo denominado Comité: Ya los han inventado antes, desde el 2003 ha habido Comités y Batallones “para el Control de precios, para la Contraloría Social del Abastecimiento, para combatir la especulación, el más reciente fue para la Contraloría Social y Brigadas contra la Especulación”. Supuestas organizaciones populares que han sido espejismos rimbombantes e inútiles, que es donde desembocarán estos CLAP producto de la improvisación actual. Y es probable que sea más estruendoso el fracaso CLAPiano, porque los inventos previos no pretendieron monopolizar la distribución de los alimentos, algo a través de lo cual el régimen va a encontrar la horma de su zapato, porque es imposible garantizar la producción y el acceso a los rubros escasos, al margen de la red de empresas productivas tradicionales y establecimientos comerciales, concentrando la producción y distribución en pocos grupos, organizados en función de su incondicionalidad partidista, y ubicados en algunos barrios exclusivamente, elementos todos que conducen a la exclusión de la Mayoría de los consumidores del país. Si no han podido abastecer los 113.859 establecimientos comerciales particulares, y los 7.245 que administra el Oficialismo, la Crisis Humanitaria se intensificará si la distribución de los alimentos escasos se hace mediante una red más pequeña y de más difícil acceso (por su ubicación en la periferia de las ciudades, y por la mayor inseguridad que caracteriza a esos sectores). La escala reducida del nuevo esquema de “mercado” estimula el bachaqueo, una consecuencia del modelo de falso socialismo, un daño colateral, que si ocurre en el esquema regular, que funciona en locales adecuados, bajo techo, con cajas registradoras y captahuellas, se va a potenciar al funcionar al aire libre, con los alimentos trasladados en camiones o camionetas pick up, expuestos en bolsas a la intemperie, dañándose y siendo repartidos al ojo por ciento, privilegiando al pariente, al amigo, al camarada chavista, al que bachaquea y por ello deja una comisión para los miembros del fulano CLAP.
Son estratagemas desesperadas para mantener los pocos respaldos que le quedan al régimen: Repartieron 100 millones de bolívares ¿fuertes? a 100 consejos comunales, sin control ni garantías de que en lugar de ser bien invertido, aquello sea malbaratado. CAMIMPEG para los militares; Con el petróleo en baja cotización, les dan la administración de la nueva gallina de los huevos de oro (aunque deben eliminar las bandas delictivas a las que permitieron controlar Guayana, y maquillar de ecológica la explotación minera, que es más contaminante que la del oro negro). Los CLAP para los chavistas de base, Consejos Comunales, el Lumpen, apoyos residuales fundamentales. En simultáneo a las creaciones de CAMIMPEG, los CLAP, el indigente zafarrancho militar para enfrentar “la inminente invasión de los gringos” (que como desembarcan en La Habana disfrutando de la total hospitalidad de los cubanos, seguramente concentran todo su esfuerzo en tratar de frenar a la Venezuela chavista, antes de que termine de “convertirse en la primera potencia mundial, económica y militar” con la que amenaza el que no muestra su partida de nacimiento. El enorme poderío chavista que produjo este megadesastre, es lo que más teme EEUU. Obama y el Pentágono, a punto de rendirse).
La falta de escrúpulos del régimen chavista los lleva a mantener en la práctica cotidiana las acciones y declaraciones para reforzar el discurso que niega la realidad del desastre productivo que generó la grave escasez, a consecuencia de las constantes agresiones a las empresas privadas, y la pésima gerencia de todas las empresas a cargo del Oficialismo. No se satisfacen con negar -genérica e irresponsablemente- la escasez, la canciller tapa amarilla en la ONU afirmó que “Venezuela tiene alimentos suficientes para cuatro naciones”, y para demostrar que acá las colas son fantasías de pitiyankis y sobra comida, enviaron miles de toneladas de alimentos a Ecuador, Cuba y Haití [La motonave M/N José Leonardo Chirino llevó el 15 de abril, 147 contenedores de 40 pies “High Cube & Standard”, con cinco mil toneladas de alimentos -Harina PAN, arroz, pastas, granos, azúcar, leche y sal-. Salió de Puerto Cabello con destino a Haití y Cuba. Runrunes 260516]. Con la frontera cerrada hace nueve meses, por criminal capricho, en mayo capturaron en Colombia una Gandola con 28 toneladas de lo que acá escasea, ¿la manejaba Capriles, o la pasó Ramos Allup disfrazado de general?. Y todo lo anterior repitiendo con el desparpajo mayor que no hay escasez ni colas, que el imperialismo se confabula con algunos países para atacar con guerras -mediática, psicológica y económica- a la revolución castrochavista, y cualquier denuncia contra los jerarcas de la destrucción revolucionaria es automáticamente una ofensa directa contra la paaaatriaaaa.
De negar la crisis eléctrica saltan a la insólita medida de ordenar no trabajar de miércoles a viernes, junto a las burdas complicidades de dos representantes de la ultra izquierda internacional, el brasileño Joao Pedro Stedile y el colombiano Gustavo Petro, que en videos se prestan para dar “testimonio” de que no hay escasez, que encontraron de todo en el mercado a donde los llevaron con la comparsa oficial. Van en sentido contrario a la Realidad. Y la realidad los desnuda. Aunque quedan unos cuantos que se tragan esa chirimoya con gusanos.
¿A quién van a culpar cuando sea evidente que tampoco resolvieron la Escasez al imponer este nuevo adefesio llamado CLAP, en el que ni remotamente pueden involucrar a la MUD, a la burguesía, la Oligarquía, o la guerra económica fantasma, que sólo existe en sus afiches y consignas sesentosas? ¿Y cuando la minería siga la ruta de la PDVSA roja rojita, con exceso de enchufados en sus Nóminas, endeudada y generando patéticas ganancias? Son incapaces de resucitar las empresas cerradas, o mejorar la productividad y elevar la producción en las que fueron semidesvalijadas y/o inundadas con enchufados, por razones clientelares.
Las noticias sobre saqueos a camiones y establecimientos son cada vez más frecuentes y también más preocupantes. “Piensa mal, y acertarás”. Los venezolanos eligieron un Poder Legislativo con 2/3 de diputados opositores. Esa innegable y creciente mayoría se propone usar el mecanismo Constitucional del Referendo Revocatorio para frenar esta orgía de corrupción, sectarismo e incapacidades, respaldando con VOTOS la salida pacífica y civilizada del individuo que ni siquiera ha demostrado cumplir el requisito de la Nacionalidad que exige la Carta Magna. El régimen busca por todos los medios RETARDAR el Revocatorio -porque no podría jamás ganarlo, ni impedirlo del todo. El descontento crece y con él la cifra de votos con la que Maduro tendrá que salir. La Operación Morrocoy la aplican de muchas formas, con el descarado apoyo del CNE y el TSJ. ¿No estará el régimen organizando o promoviendo los saqueos?. Serían la excusa para declarar el estado de conmoción que les permita militarizar el país y suspender el Revocatorio. Por las maldades y arbitrariedades que han cometido en 17 años, y la obvia condición terminal del régimen, a muchos no nos extrañaría esa maniobra. ¿Alguien recuerda la quema del Reichstag ordenada por Hitler?