Urge cambio de gobierno
Nicolás Maduro, solo se ha aplicado en afinar la represión y maniatar al liderazgo emergente para generar movimientos de líderes hasta neutralizarlos. No deja caminos posibles, cierra las salidas que pudieran llevar a la solución de la crisis político-económica que arruina a todos los ámbitos. Lamentablemente, lo que se avecina, pudiera ser cruento. De un gobierno, se espera que los cambios contribuyan en el éxito y desarrollo integral del país; pero en Venezuela, esta esperanza la derribó el chavismo, y su continuidad, representada por Nicolás Maduro, solo garantiza pobreza y hostilidad.
La desidia, la insensibilidad, el egoísmo, la parcialidad, el escepticismo, la especulación, la corrupción, la falta de contraloría, la imprevisión, la inobservancia de las buenas costumbres, la destrucción de los vínculos familiares, la ausencia del sentido de pertenencia, la destrucción del aparato productivo, el debilitamiento de la economía, la segregación política, las violaciones de los preceptos constitucionales y de los DDHH, son muchas de las miserias humanas inducidas por la incompetencia y la inoperancia de este gobierno que secuestró la felicidad de los venezolanos. Hay ejemplos que lo evidencian y lo reafirman. Si no, hagamos un arqueo del abandono y la falta de mantenimiento de la infraestructura de sedes de ministerios e instituciones públicas, que en conjunción con el deterioro del proceso organizacional, de aplicabilidad y funcionamiento de la superestructura de las mismas, muestran la ineficacia e ineficiencia de la presente administración política. ¿Quién puede entrar a las infraestructuras de los ministerios sin molestarse ni emitir críticas ante la desidia y el desorden? ¿Quién puede visitar escuelas, liceos, universidades, hospitales, mercados y supermercados públicos sin preocuparse ante el deterioro por falta de mantenimiento y deficiencia de servicios? Pareciera, que con la “revolución” desapareció el interés por la eficiencia, la eficacia, lo estético y la higiene. Allí se siente la inobservancia del funcionamiento de la organización y de la superestructura. Es una pena decirlo, muchos funcionarios están anquilosados en la indiferencia, en la falta de idoneidad, en el descuido de sus obligaciones, en el poco apego a las normas y de la compostura, en el irrespeto y la desatención al usuario. Toda esta situación, sin duda, está incidiendo en el deterioro de la administración pública y privada, sin contar el espantoso daño que causa a las familias venezolanas. Quiera Dios que haya, al menos dos tercios de los núcleos familiares del país, cargados de virtudes. Con ellos, elogiamos a aquellos trabajadores, educadores, médicos, administradores, abogados, militares y demás profesionales, que a pesar de la mega crisis causada por la impericia del chavismo, aún se mantienen en lucha, reafirman su moral y se superan, sin que nada reduzca ni obstaculice sus responsabilidades como ciudadanos. Ellos saben que este gobierno hizo colapsar a la economía, y que mina el camino a la solución política, con más totalitarismo. Saben que Maduro empuja al país a decisiones cruentas de repercusiones impredecibles. No ignoran que Maduro dio el golpe de Estado a través del TSJ. Conocen por qué Maduro no ama al país, a la gente, a la democracia ni a nuestras instituciones. Perspicazmente ven que urge cambio de gobierno; porque presienten, que de aquí a la anarquía total, no hay un jeme.