Visión crítica de las relaciones internacionales colombo-venezolana
MARCO HISTÓRICO
En primer término, hablar de dichas relaciones significa que se mire el proceso histórico de nuestras naciones. Despunta un Simón Bolívar, quien con el apoyo de cierta elite neogranadina, pudo hacer posible la definitiva liberación de Colombia, con la Batalla de Boyacá (7/08/1819); de allí nacerá la Gran Colombia, el sueño metafísico del caraqueño. Pero una cosa fue la visión de Bolívar contra el Destino Manifiesto, que comenzaban a pregonar los norteamericanos y otra la desunión hispanoamericana; de modo que de nada sirvió la convocatoria del Congreso Anfictiónico de Panamá, donde se hubiese asentado una muy diferente política internacional de estos pueblos nuestros con respecto a Europa, Norteamérica y demás continentes.
Pero quiénes trabajaron para dar con el traste la visión bolivariana.
Sin lugar a dudas, la insidia de un Santander junto a Páez en Venezuela y Juan José Flores en el Ecuador, un trío que trabajó para fraccionar lo que pudo ser una república de naciones; pero la realidad y la política debería ser lo real concreto y no los sueños libertarios, dio al traste con quien por su prestigio pudo negociar la
Paz: Antonio José de Sucre, asesinado en su paso por los caminos de Berruecos, precisamente por dos sicarios colombianos y un peruano; no por casualidad Colombia y el Perú, son los dos países que, en la actualidad, mantienen posiciones disímiles al gobierno venezolano en materia internacional; los primeros aliados a la concepción norteamericana, el otro tratando de forjar una no clara política multipolar.
Asesinado Sucre, muere Bolívar en su depresión con el consuelo de su Delirio sobre el Chimborazo; mientras la cancillería colombiana, siempre con una visión pragmática en función de sus intereses, pone la mira en dos estados fundamentales de Venezuela: Zulia y Táchira; en el primero no se olvide que en su proceso de formación perteneció a la Gobernación de Coquivacoa y Urabú en 1499; para después con el paso de los años (1528) ser Provincia de Coquivacoa y Urabú. En 1676 nos integran a la Provincia de Mérida del Espíritu de Maracaibo y será en 1678, cuando por vez primera se nos denomina Provincia de Maracaibo.
En los lapsos anteriores, el actual Estado Zulia dependió administrativa y jurídicamente del Virreinato de Santa Fé. En el caso del Táchira, es notoria la cultura del Departamento de Santander en la vida de esa entidad federal venezolana, donde su elite toda fue formada por colombianos, al punto que muchos ponen en tela de juicio el origen venezolano, del ex presidente Carlos Andrés Pérez, y en el caso de ex presidente Ramón J. Velásquez, su padre fue un colombiano maestro, quien forjó juventudes en los pueblos del Táchira.
REALIDAD DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES EN LA ACTUALIADAD
Entrando en la vicisitudes de unas relaciones internacionales congeladas desde el 28 de Julio del 2009, se presentan incidentes digno de narrar, para llegar a ciertas conjeturas, más que conclusiones, pues, no se olvide que la diplomacia no es más que arte de la hipocresía, por no decir la mentira, tal lo dijera ese filósofo de la política, que fue el italiano Nicolás Maquiavelo (3/05/1469 al 21/06/1527).
El presidente Chávez toma como pretexto la entrada en territorio ecuatoriano de tropas militares colombianas, quienes asesinan a un miembro prominente del Ejército de Liberación Colombiana (E.L.N.); para relanzar su política de defensa subcontinental, sin dejar de mencionar el tratado sobre las bases militares norteamericanas, que avala Álvaro Uribe, en Colombia; cuadro preocupante para la defensa latinoamericana, a decir del presidente venezolano. Por lo que el mandatario nacional convoca a la Unasur (Unión de Naciones
Suramericanas) en la cual es digno de mencionar las palabras con que el presidente colombiano se dirige a Chávez (parafraseo):-Usted no es un varón, ofende a lo lejos pero ni habla cuando está cerca-; mientras Chávez, a lo sumo responde: -Váyase al carajo-. Dichas palabras, que pareciesen ser brollos de lavanderas, muestra una gran debilidad de la cancillería venezolana, específicamente de un mandatario nacional de origen militar, quien acepta tremenda ofensa nacional al pueblo venezolano. Esa línea de conducta prosigue con el casi seguro presidente colombiano Juan Manuel Santos, quien dice en tono
Prepotente:- Seré diplomático y firme con Chávez. La estrategia será usar prudencia, diplomacia y firmeza (Ver Versión Final: Sección
Mundo: Año II, Mcbo. 7/06/2010); mientras el actual ministro de Defensa de Colombia, Gabriel Silva, dice: “En estos meses hemos parado el macho al presidente Chávez” (la misma fuente). A todas estas qué subyace en ambos países.
En el caso venezolano, el radicalismo presidencial con la caída petrolera, lleva al presidente Chávez, incluso a declararse marxista y comienza un conjunto de expropiaciones; sin que al parecer ello signifique un cambio en el descreimiento del venezolano ante la ruina económica, después de casi una década de populismo económico avalado por la renta petrolera, en la actualidad de capa caída. El chavismo demuestra que es Chávez, los candidatos del oficialismo son contados los que tienen perfil propio, y muy probablemente pierda la hegemonía en la Asamblea Nacional, y por ironía supuestos muertos políticos toman figuración nacional, caso de Ramos Allup, Mendoza y Omar Barboza; es decir, que no sería descabellado que la dirigencia del puntofijismo vuelva por sus curules en otros partidos, caso del Nuevo Tiempo, o en la propia Acción Democrática. En la parte colombiana, se nota la fulminación del partidismo liberal-conservador, la consolidación al parecer del partido ultra conservador, venido del sicariato, paramilitares e intereses del narcotráfico; pero que en apariencia ha dado efectividad y eficiencia en el gobierno, bien combatiendo la guerrillera y hasta realzando la economía. No se olvide que Álvaro Uribe a más de abogado, se formó en la escuela de negocios de la Universidad de Harvard en los Estados Unidos, y que el futuro presidente Santos tiene experiencia de gestión pública, como creador del ministerio de Comercio Exterior durante el gobernó de Gaviria; en el ministerio de Hacienda enfrentó una fuerte crisis fiscal y como ministro de defensa fue garante de la política uribista de la seguridad democrática.
CONJETURAS A MANERA DE CONCLUSIONES
Creemos en síntesis a manera de conjeturas lo siguiente: Si bien el gobierno venezolano en réplica se ha armado y firmado convenios de seguridad con rusos; las fuerzas están medidas, no se olvide que los colombianos tienen tradición de lucha militar y guerrillera. Sólo en Venezuela los colombianos deben superar la cifra de cinco millones, quienes viven sin arraigo en lo nacional, imponiendo su cultura, bien se llame vallenato, sicariato, dominando el comercio formal e informal, caso del Estado Zulia, Maracaibo, donde los antioqueños en el caso central de la urbe son los dueños y señores de hasta las mesas ambulantes de las ventas de buhonería.
Se impone una política más dura contra el estado colombiano. No significa que avalamos la política del presidente Chávez, al contrario creemos que no pasa del discurso, mientras las fronteras siguen desguarnecidas, el nativo pierde su identidad local, estadal y nacional, y hasta la Guardia Nacional sigue incursa en el negocio del contrabando a favor de Colombia; sin que el venezolano siente en lo más profundo que se tenga un gobierno que defienda las fronteras, como si lo hicieron Marcos Pérez Jiménez, Rafael Caldera y hasta Jaime Lusinchi, éste último dio probidad con el incidente del Caldas.
Pensamos que más que el imperialismo norteamericano, se le debe tener, no miedo, sino firmeza con contundencia a la geopolítica colombiana, la cual observa con inquina nuestros territorios del Táchira y Zulia; mucho hemos perdidos en territorio, y es voz popular como el extranjero colombiano asume funciones dentro del estado venezolano a todas sus instancias. De no actuar con firmeza perderemos más territorialidad por indiferencia ante nuestra identidad nacional.
Sabemos que detrás de la diplomacia está la economía. En ningún momento avalamos un rompimiento con Colombia, a más que nos une lazos históricos contradictorios, estamos obligados a convivir con ellos, por la sencilla razón de que son nuestros vecinos y junto a los Estados Unidos, nuestros mercados naturales, si cabe la palabra; pero se hace imperioso no dejarnos deslumbrar de estas diatribas políticas de ambos lados, porque jugando con las conjeturas, hasta podrían ser ópera bufa para mantener en vilo a los ciudadanos de aquí y allá para no resolver los problemas de empleo y calidad de vida, que tanto colombianos y venezolanos merecemos, por el simple hecho grandioso de ser seres humanos.
Lo que sí es evidente que más allá de las críticas del paramilitarismo y de sicariato, que se endilga a la administración gubernamental del Álvaro Uribe, donde nace Santo, futuro presidente ahora de esa nación; la sociedad colombiana tiende a reinstitucionalizarse a través de la violencia; en tanto, nuestro país, tiende a perder la poca institucionalidad ganada durante la etapa que se denominó Pacto de Punto Fijo.
Se hace necesario que el gobierno nacional imponga más que una historia ideologizada, que comienza con el golpe que lo llevó al poder; el rescate del conocimiento histórico-geográfico tanto nacional como local; para de ese modo internalizar en el venezolano un sentido recto, que no patriotero del gentilicio venezolano; pues, con la realidad actual mucho nos tememos, que no será necesarios que el ejército colombiano entre con sus tropas a nuestro territorio nacional, basta que los cincos millones de colombianos, que no sienten como venezolanos, con su vallenato y formación militar, hagan razzia con nosotros.
Finalizamos con una: Un pueblo sin arraigo cultural fenece. Una nación o región envilecida por el facilismo e indiferente por lo propio, es presa fácil de sus vecinos lobos