Traición a la patria y traición a los principios
El gordo Escarrá, ese que siempre quiere lucir elegante, con un peinado abrillantado, y un permanente pañuelo en el bolsillo de la solapa de sus costosos trajes, acaba de declarar por VTV que a Henrique Capriles había que enjuiciarlo por traición a la patria. Afirma que Capriles ha incurrido en ese delito por haber solicitado intervención extranjera en nuestro país. No sé a qué intervención extranjera se refiere. ¿Será acaso por decir que una vez agotados todos los recursos ante la jurisdicción venezolana por la negativa del CNE de realizar una auditoría prevista legalmente, después de impugnar unas elecciones que, a los ojos de la comunidad internacional han carecido de transparencia, se llevaría el caso a instancias internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos? Al hacer la absurda observación el supuesto “constitucionalista” olvida que la Constitución de la República Bolivariana, en cuya redacción el gordo siempre ha alegado su activa participación, dispone lo siguiente:
“Artículo 31. Todos tienen derecho, en los términos establecidos por los tratados, pactos y convenciones sobre derechos humanos ratificados por la República, a dirigir peticiones o quejas ante los órganos internacionales creados para tales fines, con el objeto de solicitar el amparo a sus derechos humanos. El Estado venezolano se compromete a adoptar conforme a procedimientos establecidos en esta Constitución y las leyes, las medidas que sean necesarias para dar cumplimiento a las decisiones emanadas de los órganos internacionales previstos en este artículo. “
El gordo Escarrá que habla de traición a la patria traiciona los principios que se obligó a respetar cuando se juramentó como abogado y que supuestamente inculcó a sus alumnos de derecho constitucional.
Si algo caracteriza a este gordo es la facilidad con la que “salta la talanquera”. En los tiempos de la Asamblea Constituyente era declarado partidario de la “revolución” y fue figura prominente del oficialismo en los primeros años del gobierno de Chávez. No tardó mucho en pasarse al lado de la oposición, convirtiéndose en acérrimo crítico del comandante presidente. Llegó incluso a demandar a Chávez ante el Tribunal Supremo de Justicia alegando que habría incurrido presuntamente en la comisión de los delitos de “[…] instigación a delinquir, apología del delito e incitación al odio […]”; previstos en los artículos 283 y 285 del Código Penal, respectivamente”. Llegó incluso a afirmar que Chávez podía ser enjuiciado por el Tribunal Penal Internacional por haber incurrido en delito de lesa humanidad, lo que constituyó un disparate de mayor marca que no es digno de quien se dice experto en derecho constitucional.
En un artículo publicado a través de Noticiero Digitall, Gustavo Coronel dice lo siguiente sobre Hermann Escarrá:
“Este hombre fue opositor en su momento pero ahora dice exactamente lo contrario de lo que afirmaba hace unos años. Ahora dice que Chávez siempre respetó la constitución cuando todos lo oímos decir lo opuesto en diversas oportunidades. Se ha pasado al régimen y ha perdido toda credibilidad, al menos con la mayoría que está en la oposición. Habla del lenguaje “soez” de Henrique Capriles pero se olvida de la insoportable patanería de Cabello, de Maduro, de Dario Vivas y de ese engendro sacado de un cuento de Lovecraft que llaman Iris Varela.”
Hay que recomendarle a Hermann Escarrá que lea el Código penal, que dispone:
“Artículo 128. Cualquiera que, de acuerdo con país o República extranjera, enemigos exteriores, grupos o asociaciones terroristas, paramilitares, insurgentes o subversivos, conspire contra la integridad del territorio de la patria o contra sus instituciones republicanas, o las hostilice por cualquier medio para alguno de estos fines, será castigado con la pena de presidio de veinte a treinta años.”
Al leer el artículo citado, antes de tratar de aplicárselo a Capriles, Escarrá debería preguntarse si no es aplicable a muchos de los integrantes del régimen que ahora defiende.
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