Venezolanos en EEUU
La comunidad venezolana residenciada en Estados Unidos ha experimentado cambios en su permanencia legal. Con la realización del censo del 2010 conoceremos nuevas cifras. Hasta finales de los 90, para quienes hacían vida común en esta nacionalidad, continuar en EEUU más allá de la conclusión estipulada por la forma, era una práctica común. Pero quienes mayoritariamente se relacionaban por diferentes razones con los estados norteamericanos desde Florida, aprovecharon el máximo de su permanencia permitida para residir aquí. Luego al término se trasladaban a Venezuela y casi de inmediato volvían.
Nuevas normativas migratorias, limitantes en cuanto a la posibilidad de estudiar, el no poder disponer de licencia de conducir, como tampoco trabajar, entre otras, obligaron a los venezolanos a cambiar de iniciativa. Muchos decidieron partir de regreso ante la posibilidad cierta de convertirse en ilegales. Otros entendieron que debían buscar una salida reglamentada que les evitara un proceso de deportación.
Aquí cambia la tendencia; quienes pretenden vivir en este país se asesoran profesionalmente antes de venir. Cada vez son más quienes consiguen morada más allá de los seis meses como visitante; norman su estatus. También el número de pobladores venezolano-americanos aumenta considerablemente a criterio de los líderes de la comunidad.
Las autoridades aún no ubican a los venezolanos, para las estadísticas, como una etnia independiente, hecho que no comparten los partidos políticos, cuyos candidatos están pendientes de los votos venezolanos, con especial énfasis en el sur de la Florida. Para conocer detalles sobre los sufragantes preguntamos la opinión de Ernesto Ackerman, presidente de Independence Venezuelan-American Citizens (IVAC), conglomerado que los reúne: «En EEUU el censo del 2000 reportó 24 mil habitantes oriundos de Venezuela. Para ese momento las circunstancias políticas eran otras. Creo que este recuento poblacional arrojará cerca de 50 mil venezolano-americanos». Conforme a registro, el 24% es republicano, el 19% demócrata y el 57% independiente. Para Ackerman hay por lo menos 45 mil muy cerca de ser electores y adelanta que este censo podría traer sorpresas.
Los colombianos y venezolanos están al frente de los esquemas de latinoamericanos asilados en Estados Unidos. Aunque el visto bueno de los sumarios han disminuido en el 2008 y el 2009, conforme a cifras del Departamento de Seguridad Nacional dadas a conocer, esta vía es tomada por muchos. La baja aprobación se fundamenta en la cada vez más exigente diligencia de los funcionarios en corroborar los alegatos presentados. En el 2009, EEUU concedió asilo a 583 venezolanos y en el 2007 autorizaron 1,150 protecciones. Para el dirigente de la estructura Veppex, José Antonio Colina, la línea de espera es larga:
«Hay miles de casos en evaluación para otorgarle asilo político a venezolanos».
Existe un cambio en la convivencia con el nacional, el vecino. Los venezolanos comienzan a sentir por EEUU el mismo afecto que sienten por Venezuela. Han comprendido que se puede amar y respetar a dos patrias. La conducta activa de nuestros connacionales en el lugar donde viven trae irremediablemente su incorporación a la participación ciudadana y la aspiración política es una consecuencia. No es por casualidad que en los últimos 10 años dos venezolanos aquí hayan sido electos comisionados de sus comunidades: Enrique García-Branger y Luigi Boria.
Las sociedades de venezolanos han aumentado. A la representación comunitaria de la Hermandad Venezolana-Americana se han sumado como formaciones registradas Venezuela Vigilante, Veppex, Independence Venezuelan-American Citizens, Orvex, Venezuelan Council, Primero Justicia y Fundapres. IVAC y Venezuela Vigilante participan activamente en las relaciones bilaterales, todo ello en cuanto a los derechos humanos y la persecución de venezolanos por razones políticas. Nuestros dirigentes son consultados por miembros del Congreso de la nación y el gobierno federal como voces autorizadas, todo ello por su trayectoria y conocimiento sobre la realidad del terruño.
Muchos pensarán que abandonan la patria. Nada más incierto: ellos aprovechan sus ventajas competitivas para brindar sus conocimientos en otras latitudes por temporadas; para luego regresar. Para ello asumen la doble nacionalidad y minimizan el riesgo. Cada vez somos más, pero de Venezuela nadie se va, es solo cuestión circunstancial estar fuera del suelo multicolor que llevamos en el alma.