Opuestos extremismos
En Italia, durante la década de los años ’70, apodados “los años de plomo”, se calificó como “opuestos extremismos” a los grupos terroristas comunistas y fascistas, como las Brigadas Rojas y el Nuevo Orden, que enlutaron la sociedad italiana, con secuestros, asesinatos y matanzas indiscriminadas. Sin embargo ¿comunistas y fascistas son verdaderamente “opuestos” o como se dice vulgarmente: los extremos se tocan? Lenin y Mussolini se admiraban mutuamente. Mussolini, antes de organizar el Partido Fascista, fue director del Avanti, el periódico del Partido Socialista (PSI), y formó parte de su ala más radical, la misma que se salió del PSI para fundar el Partido Comunista en 1921.
Lenin y Mussolini comparten el mismo odio hacia el reformismo, el Estado de derecho, el parlamentarismo y la misma idea de la representación del pueblo, inseparable de la democracia moderna. Fascismo y comunismo son producto, en gran parte, de las mismas pasiones políticas, el desprecio por el derecho, la apología de la fuerza, la creencia en la violencia como “partera de la Historia” y en las formas más primitivas de la participación popular. Masas informes, identificadas con un Jefe, quien lleva a la lucha política una violencia afectiva, una ausencia de escrúpulos y una brutalidad de medios, sin precedentes en la historia. Fascismo y comunismo son las dos caras de la misma moneda totalitaria.
El filosofo francés Bernard Henry Levy, en su libro: “Ce grand cadávre à la renverse”, califica con el término “fascislamismo” a muchos partidos y grupos políticos que se autodefinen como socialistas en el mundo árabe, como el Bath sirio de los Assad y el Bath iraquí de Saddam Hussein, dos escisiones del Bath originario de Michel Aflak, quien manifestó sus simpatías pro-nazi durante la II Guerra Mundial. En Iraq, varios de los fundadores del Bath fueron los militares pro-nazi, que en 1941 tomaron el poder en Bagdad y se aliaron con Hitler, antes de ser derrotados por los británicos. En Siria, uno de los hombres fuertes del régimen de Assad es el General Mustapha Tlass, quien publicó localmente el panfleto antisemita el “Protocolo del los Sabios de Sion”. La influyente organización de los Hermanos Musulmanes fue fundada en 1928 en Egipto, como movimiento fascista, por el pro-nazi Al Banna. Gamal Abdel Nasser, Presidente de Egipto, socialista y aliado de la URSS, en la Guerra Fría, hizo traducir al árabe el Mein Kampf de Hitler y tuvo como asesor en su Ministerio de Información a Johann von Leers, el “brazo derecho” de Goebbels. Haj Amin Al–Husseini, el Gran Mufti de Jerusalem, tío de Yasser Arafat y padre espiritual de buena parte de los líderes de Al Fatah, fue amigo de Himmler, envió voluntarios a luchar con Alemania y cuando visitó Auschwitz apoyó el exterminio de los judíos. En la actualidad, nuestro terrorista mayor, comunista y musulmán, Carlos El Chacal, en sus conversaciones grabadas por el periodista español Antonio Salas, admite su simpatía y colaboración con grupos nazis. Al respecto, dice textualmente: “Dos cosas me interesan exclusivamente…Primero estás contra el sionismo y estás contra el imperialismo norteamericano. Si estás con eso, estamos de acuerdo… Lo demás es secundario.” Por eso, Carlos apoyó públicamente, en las elecciones francesas a la lista antisionista de Dieudonné M’Bala M’Bal, de origen camerunés, aliada del Frente Nacional de Jean Marie Le Pen. Una vez más, comunistas y fascistas unidos.