Cuba, en el pináculo de los DDHH

Parece otro documental de Oliver Stone. Cuba ya no es considerada violadora de los derechos humanos (DD.HH.) por Naciones Unidas (NN.UU.). Trayendo mayor desprestigio a una organización que debería ser adalid en la defensa de esos derechos.

La antigua Comisión de DD.HH , fundada en 1946, en donde tuve la honra de representar al país cuando todavía la Casa Amarilla era amarilla y no roja rojita, ,dio paso a una Comisión (CDH) con un mayor estatus y supuestamente con una mayor capacidad para defender y promover los DD.HH. en el mundo, en 2006.

Grandes cambios fueron aprobados, entre ellos un mecanismo de examen periódico de la situación de los DD.HH. en los 192 estados miembros y un nuevo método de denuncias que permite que individuos y organizaciones presenten directamente denuncias. Además, se creó un Comité Asesor, una especie de «think tank» de personas especializadas en el tema. Grandes esperanzas que se han desmoronado al ver a donde nos han llevados estos cambios.

Por ejemplo, en ese Comité Asesor se sienta un funcionario de la cancillería cubana, que conoce todos los procedimientos y argucias parlamentarias para defender al régimen de los Castro y otros muchos que violan los DD.HH. en el mundo. Mientras mantienen el argumento recurrente, de que sobre Cuba existe una campaña promovida por el imperio gringo para desacreditar a la revolución cubana y que en Cuba no se tortura a nadie, como declaró recientemente el canciller cubano en la CDH. Mismo argumento de los bolivarianos. Claro,
todo se rige por la leyes socialistas que cercenan la libertad de expresión y las libertades civiles.

Con las huelgas de hambre de Zapata Tamayo, que terminó en su muerte y la de Fariñas, y los acercamientos de la Iglesia Católica, el régimen de los Castro pareció ceder un poco y algunos presos políticos (PP) fueron liberados, y han prometido la liberación y traslado de otros. Pero lamentablemente y como siempre están usando a los PP como moneda de cambio para obtener prebendas en otras áreas.

Todo este movimiento parece haber sido para poder justificar, lo injustificable: que Cuba fuera sacada de la lista negra de la CDH y fuera elegida como vicepresidente de la CDH. Lo peor es que llegan allí por consenso del grupo de países latinoamericanos. Nuestros gobernantes sufren del síndrome de la impunidad ideológica con Cuba. En el fondo sufren un antiyanquismo “arielista” atávico. Tienen miedo de aparecer como derechistas y proyanquis si acusan a Cuba de violar los DD.HH. ¡Que vergüenza!