Opinión Internacional

Chávez enterró las denuncias sobre la presencia de las FARC en Venezuela

Fue extremadamente exitosa la estrategia puesta en marcha por  Hugo Chávez, para

evitar que observadores  de los organismos internacionales fueran enviados a

Venezuela para verificar las denuncias sobre la presencia de más de 1500

guerrilleros de la FARC y ELN en suelo venezolano. No hay duda sobre la habilidad

del jefe de estado venezolano que consigue con sus métodos desgastados,  cerrar

capítulo, ganarse el apoyo de la admiración de las nuevas autoridades colombianas, y

conducir las discusiones hacia el terreno que a él mas le conviene, alejando a la

vez la posibilidad que la guerrilla pierda su refugio en las tierras custodiadas por

el régimen.

 

 

 

Las declaraciones de la ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, María Ángela

Holguín, al anunciar  que Ningún  país y  ningún organismo internacional  harán

verificaciones sobre la presunta presencia de guerrilleros de las FARC y el ELN en

 

Venezuela, fue una bofetada para todos aquellos que creían en la seriedad de las nuevas autoridades colombianas en materia de la lucha contra el terrorismo.

Pareciera que tres rosas rojas y una estrategia maestra de Hugo Chávez fue más que suficiente para convencer a Holguín y a su flamante jefe, que no fueron importantes las denuncias de Uribe y que el gobierno de Colombia prefiere la amistad con los amigos  de la guerrilla, que el conflicto que genera hacerle frente a la posición del gobierno chavista  de darle refugio a la FARC y al ELN, cuya presencia en suelo venezolano no es un secreto para nadie.

El argumento expuesto por Holguín fue realmente simplista y vergonzoso. La sociedad colombiana sabe de sobra que la  única razón que produjo la ruptura de las relaciones entre Colombia y Venezuela, fue  la verdad sobre las denuncias  hechas por el equipo de Uribe en la OEA, y sustentadas con pruebas recogidas por los organismos de seguridad del estado colombiano. No se puede calcular en estos momentos, las terribles consecuencias que tendrá para Colombia,  la decisión tomada apresuradamente, por parte del  gobierno de Juan Manuel Santos de  cerrar los ojos y  permitir que los grupos irregulares que le han trastocado la vida a miles de colombianos, y  que convirtieron a Colombia  en un escenario de guerra por los últimos 60 anos, permanezcan refugiados en Venezuela y que puedan operar desde el suelo venezolano para acometer todas sus fechorías. 

El mirar adelante no significa que se descalifiquen las denuncias  de la administración saliente. Algo ha empezado a enredarse en la nueva administración del

Palacio de Marino.  Sí  bien es cierto que Venezuela representa un socio comercial importante para  Colombia, y que los problemas de la frontera se incrementan con la ruptura de las relaciones diplomáticas, también es cierto que Uribe logró recuperar la paz de Colombia y acorraló a la guerrilla, golpeándola fuertemente. Los cuerpos de seguridad del Estado colombiano mostraron -en los años del gobierno de Uribe- que eran eficientes, y que  sus acciones contra los grupos terroristas fueron contundentes y efectivas.

Luce extrañamente  inocente ( y todos sabemos que en política no hay ninguna decisión inocente”) pensar que Hugo Chávez, quien recibió a los jefes de la FARC y el ELN en Caracas y se fotografió con ellos, y que ha elevado su voz a favor de la guerrilla, pueda haber cambiado su actitud frente a sus amigos rebeldes de la noche a la mañana. Nadie cree que Chávez le vaya a dar la espalda  a la guerrilla no solamente porque los ideales de los rebeldes coinciden con su proyecto político sino por la ayuda incondicional  que le han brindado las FARC al gobierno comunista  si se llegaré a requerir su presencia para la defensa de la revolución bolivariana’

La no verificación de las denuncias es un grave precedente que seguramente traerá consecuencias. Santos decidió “mirar hacia delante” en su relación con Chávez y dejó mal parado a Uribe. Darle la razón a Venezuela y seguir como corderitos la solicitud de Caracas luce para muchos ojos como una debilidad  preocupante frente a la peligrosidad que representa Hugo Chávez y su proyecto en la región. Muchos quieren conocer los “mejores métodos” de seguridad que implementará Santos para evitar que la guerrilla siga actuando libremente desde Venezuela.

Cuando la prioridad de los negocios  beneficia al enemigo de la paz , Holguín ha hecho público su satisfacción por el papel jugado por UNASUR en el restablecimiento de las relaciones políticas y comerciales entre Colombia y Venezuela acordado el martes pasado en Santa Marta por los presidente Juan Manuel Santos y Hugo Chávez. El lobby hecho por  Néstor Kirchner, gran amigo de Chávez tuvo resultados inmediatos, y generó  confianza en Colombia.

Santos, para muchos de manera precipitada, salió corriendo a Santa Marta abrazar a Chávez, logrando crear un ambiente de paz y armonía, muy ficticio y de corta duración a mi juicio, entre los dos gobiernos. La actitud de Santos alegró a muchos, especialmente, a los que habían perdido dinero por la suspensión del intercambio comercial en la frontera, pero alarmó a los que han observado a Chávez con detenimiento y conocen sus valores y verdaderas intenciones. La estrategia chavista fue exitosa, y el caudillo venezolano supo aprovechar al máximo su debilidad de Santos, su anhelo de diferenciarse de Uribe, y de buscar apresuradamente titulares

que le coloquen como un gran negociador, que de entrada al poder, logra restablecer las relaciones con Venezuela, rotas no por razones de Estado, sino por la irresponsabilidad de Chávez de usar un herramienta de la diplomacia para cubrir sus bochornoso amorío con los asesinos de la FARC y el ELN. Salvo que sean legos, todo el mundo sabe que la ruptura unilateral de las relaciones diplomáticas de Colombia y Venezuela respondió al miedo de Chávez de verse desnudo ante la comunidad internacional.  La  guerrilla se beneficio del primer acto de gobierno de Santos y acepto con beneplácito la llegada de una administración mucho más blandengue que de la de Uribe, quien los acorraló hasta casi desmantelarlos.

Quedó para el pasado, y para la burla de todos los chavistas, las graves denuncias hechas por a administración del ahora ex presidente Álvaro Uribe ante la OEA, denuncia, por lo demás, apoyada por  vídeos, fotos y testimonios de desmovilizados, en el sentido de que en Venezuela hay presencia de jefes guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Quedó como chiste mal contado,  la solicitud de  Colombia de  crear de una comisión de verificación de las denuncias. Santos enterró a Uribe y con él la posibilidad de que los organismos internacionales lograran poner en evidencia que definitivamente, el régimen de Chávez le da refugio a los grupos irregulares.

Probablemente la próxima función del circo, incluya además de rosas rojas y banderines tricolores, la creación de comisiones burocráticas que  no llegarán nunca a tomar decisiones en materia de seguridad que involucren los intereses personales y políticos de Chávez.  .

Por su parte llama la atención que el  Movimiento Comunero Socialista Bolivariano de Colombia emita un comunicado alzando su voz, no para apoyar  el logro de Chávez en Santa Marta, sino para calificar la salida del conflicto de  “fingida” y en beneficio de los negocios y del capital como elemento fundamental de las relaciones entre los dos países. Criticaron que en encuentro Santos Chávez haya producido un documento que  deja relucir el afán por la riqueza material, conductas típicas de la ultraderecha conservadora ortodoxa,  que da prioridad  a  los negocios sobre los derechos del pueblo a la vida, a la paz y a la convivencia pacífica.

Esta claro para este grupo de colombianos socialistas,  que el acuerdo les dio satisfacción  a los empresarios que apoyaron a Santos, por cuanto recuperarán el capital invertido, y también salvaguardó los intereses de la “ultraderecha neogranadina”, pero enardeció los ánimos de los grupos socialistas  que consideran que el conflicto seguirá vivo.

Frente a la rápida solución acordada para la crisis entre Venezuela y Colombia, USA no le queda otra actitud que la de cruzarse de brazos y esperar lo que viene. La administración Obama había pedido de manera reiterada que las denuncias fueron investigadas, y además prestó el apoyo a Colombia en la OEA, Declaraciones vacías desde Caracas.

Si bien por 10 años, Chávez vociferó y condenó la presencia de bases militares estadounidense  en Colombia y en repetidas ocasiones acusó a Uribe de ser una lacayo del Imperio por el Plan Colombia,  ahora, tras el amoroso encuentro con Santos, el caudillo venezolano se atreve a reconocer la soberanía de Colombia para firmar acuerdos de cualquier tipo, incluyendo los militares, que tanto critico hasta hace una  semanas.

El cambio de discurso de Chávez no es nuevo. Los venezolanos estamos acostumbrados a ello y sólo basta recordar los discursos a favor de Obama y meses después los epítetos e insultos lanzados desde Caracas en contra del presidente de los Estados Unidos. Igual fue con Uribe a las salidas de las cumbres y con el mismo Juan Manuel Santos cuando era ministro de Seguridad.

La incredulidad se mantiene la constante y es muy difícil de superar ese sentimiento que sentimos cuando vemos show de tele política de este tipo, con protagonistas inesperados queriéndose vestir de mansas ovejas, para satisfacer intereses de otros que no son la mayoría de los dos pueblos.  Las palabras y los abrazos tampoco convencen a los empresarios inteligentes que saben que las relaciones durarán poco, motivado al cambiante  humor de Hugo Chávez. 11 años de tragedia chavista han dejado grandes enseñanzas para todos los que ha seguido esta triste historia.

Mientras  el circo sigue con sus funciones, nos dedicamos a revisar las  116 paginas que  sustenta la denuncia penal contra, Hugo Chávez Frías, ante la Corte Penal Internacional (CPI) y la demanda contra el Estado de Venezuela, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), realizada por el abogado Jaime Granados en representación de víctimas colombianas que han padecido presuntos delitos por parte de guerrilleros de las Farc y del Eln, que se refugiarían en Venezuela. la denuncia que seguramente rechazará Santos  refleja las conductas violadas al permitir el albergue de guerrilleros en Venezuela, las contempladas en los artículos 4 (Derecho a la Vida), 5 (Integridad Personal) y 8 (Garantías Judiciales), de la Convención Americana de Derechos Humanos.

Las  denuncias engavetadas por el nuevo gobierno de Colombia, incluyen pruebas y una descripción sistematizada de hechos que dan cuenta del absoluto  conocimiento de autoridades venezolanas de las presencia de las Farc y el Eln en territorio venezolano. 

Los eventos allí destacados  que constituirían crímenes de lesa humanidad y violaciones del derecho a la vida, de las víctimas representadas en estos procesos se encuentran  unas  60 denuncias de hechos ocurridos en el primer semestre del 2010, que van desde  secuestros, homicidios, activación de artefactos explosivos, ataques a patrullas de la Policía y el Ejército de Colombia y acondicionamiento de campos minados. El escenario de dichos delitos  son municipios venezolanos: Saravena y Arauquita (Arauca), y zonas fronterizas como: Maicao y Albania (La Guajira) y Tibú (Norte de Santander).

Se detallan, en los testimonios de ex guerrilleros, siete campamentos de la guerrilla en Venezuela con los siguientes nombres: El Cenizo, ubicado a orillas del río Limón, con capacidad para 90 guerrilleros; Barro, con capacidad para 60 guerrilleros y sitio de paso para la compañía Efraín Guzmán; Estrella, frecuentado por alias “Iván Márquez” y con cultivos de pancoger; Malanga, allí permanece “Iván Márquez” y tiene una casa refugio; Camarote, con capacidad para 70 guerrilleros; Carrera, allí tienen 80 cabezas de ganado y aterrizan helicópteros del Ejército de Venezuela, y Bertha, ubicado a 20 minutos de Zorataima, con capacidad para 40 guerrilleros.

Dentro de las pruebas que dan cuenta de la supuesta presencia de las FARC y el ELN en Venezuela, con conocimiento de las autoridades locales, están denunciadas hay comunicados, cruces de llamadas, correos electrónicos, conversaciones de radio mensajes cifrados, cartas y llamadas entre comandantes de la guerrilla como alias “Raúl Reyes”, Rodrigo Granda, “Iván Márquez”, “Timochenko”, entre otros, y miembros del Secretariado de las FARC en donde se implica a funcionarios del Gobierno venezolano como Ramón Rodríguez Chacín, Alí Rodríguez Araque y el general Clíver Antonio Alcalá, además de alcaldes y funcionarios de segundo y tercer nivel.

Para sopesar la presunta relación y colaboración entre las autoridades militares venezolanas y los grupos guerrilleros colombianos, la denuncia y la demanda contra Chávez y el Estado venezolano consta de 22 evidencias de hechos ocurridos desde 2001 hasta el 2010. De darse curso a la denuncia, los venezolanos tendríamos  que pagar por ello, con o sin Hugo Chávez en el poder, lo que constituiría  una enorme erogación de dinero público para pagar por los delitos cometidos por Chávez y sus secuaces.  Realmente Venezuela ha caído en el foso de la desmoralización….esperamos que Colombia no nos acompañe como país en semejante situación 

 

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