Opinión Nacional

Calma, huyen hacia delante

Cuando asistimos a sufragar el pasado 7 de octubre a Nueva Orleáns, convencidos de que Henrique Capriles ganaría la contienda, nunca imaginamos que al final, tras largas horas de viaje, esfuerzos personales varios por estar ahí decidiendo el destino del país nada pasaría y el resultado nos fuera adverso. Con disgusto pensamos entonces ante la impronta noticia que Hugo Chávez era el favorito de la mayoría, el líder de los pobres, quien aglutina a los desposeídos; en resumidas un ser invencible en el acto comicial. Llegamos a pensar que era místico, hasta en instantes de frustración por el despecho del reiterado esfuerzo sin retribución, resentimos que fuese el protegido de Dios por excelencia, caramba, caramba, qué desasosiego el nuestro.

No entendíamos como con 50 muertes diarias en manos del hampa, una acelerada pérdida de puestos de trabajo, desaparición en los anaqueles de los principales productos de la dieta, deterioro acelerado del poder adquisitivo, cuestionamiento de la propiedad e invadidos por los esbirros cubanos comunistas; el pueblo seguía votando por él. Para esa convocatoria tiempo tenían trampeando.

En períodos expresamos dudas sobre el inefable Chávez al denunciar que Venezuela estaba en manos de una sociedad de cómplices, acomodo que incluía a las autoridades del Consejo Nacional Electoral.

A pesar de lo publicitado del sistema blindado automatizado el lanzamiento de la candidatura de Nicolás Maduro por parte del medicado gobernante resquebraja la disciplina del Partido Socialista Unido para la cita del 14 de abril a quienes no les cumplen, al darse cuenta lo vago e inconsistente del discurso social en cuanto a la solución de los cotidianos problemas que padecen. Gran cantidad de ellos optan por la fórmula Capriles, quien les habla de pan, tierra y trabajo.

Con el pasar del tiempo tomamos conciencia que para unos y otros los males eran comunes. En realidad el barinés en el pasado había sido derrotado por la oposición pero su pérdida tergiversada por los rectores quienes en una relación de cuatro identificados con el gobierno y uno independiente acapararon el centro de cómputos para luego de horas dar resultas a favor del hombre de armas y su tendencia.

De regreso a nuestro sitio de vivienda ese domingo de abril conocimos que el CNE declaraba ganador a Maduro por una mínima diferencia. Un silencio se apoderó de los venezolanos dentro y fuera de la patria, pero al observar en los venideros días la solicitud de auditoría del cien por ciento del proceso por parte del director independiente Vicente Díaz, caímos en cuenta que la ausencia de celebraciones a nivel nacional ante el inusitado triunfo de Maduro Moros era una clara demostración que hasta los chavistas votaron Capriles Radonski y que el fraude estaba servido de nuevo.

Los líderes dirigentes en el poder, en vez de buscar una salida consensual ante la crisis de gobernabilidad, dan largas a una a una investigación contable con consecuencias criminales convenida con la Mesa de la Unidad y en puntuales estrategias desatan la violencia, la cual lejos de amilanar al denunciante lo convierte en víctima y el hombre que marca la agenda diariamente en Venezuela; es solo cuestión de tiempo que la verdad florezca.

Expresiones de públicas agresiones por parte de responsables calificados ministeriales, causar daño físico a los diputados de la oposición en pleno hemiciclo de la asamblea acrecentar la idea del despojos, y los hace más débiles. Pudimos conocer que en realidad y de acuerdo con científicas evaluaciones extraoficiales la contienda de abril había arrojado siete millones setecientos mil votos para Henrique Capriles y seis millones trescientos mil de óvalos para Nicolás Maduro.

Temo que en los días por venir la asechanza a través de la utilización de la justicia militar y ordinaria será una de las operaciones dirigidas a líderes y sus familiares como una fórmula de presión para que cejen el afán en demostrar el ilícito electoral dentro y fuera del país y se sometan a la autoridad administrativa como al igual al defraudador.

Los usurpadores huyen hacia adelante y lamentablemente podríamos ver acciones descabelladas como la negación del sistema democrático. Dios no quiera que observemos aumentar el sumario de homicidios en la nación producto de la desesperanza; pero nada, y entiendan bien, nada ha de lograr evitar que Henrique Capriles más temprano que tarde asuma los destinos del estado que por decisión soberana el pueblo le otorgó.

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