Terrorismo en Colombia
El reciente atentado terrorista en Bogotá frente a las sedes de Radio Caracol y la agencia de noticias EFE debe ser interpretado a la luz de los acontecimientos que rodearon el encuentro entre los presidentes Chávez y Santos en Santa Marta.
Además de la presión internacional, particularmente de Lula y en general de los presidentes de la región, la reapertura de relaciones diplomáticas y comerciales se debió al interés de Santos en recuperar un importante mercado para sus exportadores, al cobro de una deuda de 800 millones de US dólares que se le debe a esos mismos exportadores y a la crisis socio-económica en las regiones fronterizas, afectadas por el cierre del comercio con Venezuela. También Chávez tenía interés en reabrir el comercio con Colombia porque el cierre de la frontera ha producido un relevante desabastecimiento de productos alimenticios, que se convertiría pronto en un problema de orden público, al agotarse los inventarios.
También la llegada por barco de miles de toneladas de productos, que antes venían por tierra de Colombia, ha producido un verdadero colapso de los puertos y de las redes de distribución y refrigeración de alimentos, que aunado a la incapacidad, ineficiencia y corrupción de los funcionarios encargados del sistema público de distribución alimenticia PDVAL, está a la base del escándalo llamado PUDREVAL, con la putrefacción criminal de centenares de miles de toneladas de alimentos.
Es importante subrayar que las recurrentes crisis en las relaciones entre Colombia y Venezuela tienen un fundamento estructural, que está determinado por el proyecto geopolítico e ideológico neocomunista que Chávez, en su megalomanía, pretende exportar a toda América Latina. A eso se debe el apoyo económico a los gobiernos de Cuba, Nicaragua, Bolivia y Ecuador y a movimientos, partidos o grupos, como el de Ollanta Humala en Perú, López Obrador en México y a las FARC. Los gobiernos, saliente y entrante, de Colombia son un obstáculo fundamental para ese proyecto. Sin embargo, Chávez ha llegado a la conclusión que las FARC no están en condiciones de conquistar el poder por la vía armada. De allí, sus recientes declaraciones en las cuales solicita a las FARC que dejen el camino de la lucha armada y se integren al sistema político colombiano. Curiosamente, en estos mismos días, el líder de las FARC, Alfonso Cano, ha manifestado la intención de negociar un proceso de paz con el gobierno Santos. Asimismo, la senadora izquierdista Piedad Córdoba está de nuevo en una intensa campaña para lograr también el inicio de la misma negociación. En mi opinión, el atentado terrorista de Bogotá podría provenir de los sectores más “narcotizados” de las FARC. En efecto, las FARC se han convertido, a partir de por lo menos los años ‘90, en una narcoguerrilla, sin embargo hay un sector que ve al narcotráfico y al secuestro sólo como medios para financiar la lucha armada con fines políticos, mientras que para el otro sector el fin es el narcotráfico como negocio y la lucha política es sólo una fachada. Sospecho que la bomba terrorista de Bogotá proviene del grupo más ligado al narcotráfico, con la evidente intención de impedir cualquier posible proceso, que conduzca a una futura integración de los miembros de las FARC al sistema político colombiano, según un esquema parecido a la disolución del grupo guerrillero M19 en 1990, que terminó fusionándose con el Polo Democrático Alternativo.