Respeto al voto popular
No es ser demócrata desobedecer el voto del pueblo. El respeto al voto popular es la esencia misma de la Democracia.
No respetar al voto del pueblo pandino, que eligió a Leopoldo Fernandez como su gobernador, no es ser demócrata. Poner en su lugar un interventor militar, ya es un extremo de la época del Plan Cóndor. No respetar el voto de los sucrenses, que eligieron para su alcalde a Jaime Barrón, tampoco es ser demócrata. Poner en su lugar a un militante del partido que perdió las elecciones, es un surrealismo “democrático” tercermundista. No respetar el voto del pueblo potosino, que eligió a Rene Joaquino como su alcalde, no es ser demócrata. No respetar el voto del pueblo tarijeño, que eligió como su gobernador a Mario Cossío, tampoco es ser demócrata. Poner un su lugar un usurpador, del partido que perdió las elecciones y elegido por Evo Morales, es totalitarismo puro y simple.
No respetar el voto del pueblo beniano que eligió como su gobernador a Ernesto Suarez, no es ser demócrata. No respetar el voto del pueblo paceño, que eligió para su alcalde a Luis Revilla, tampoco es ser demócrata. No respetar el voto del pueblo cruceño que eligió para su gobernador a Ruben Costas, no es ser demócrata. No respetar el voto del pueblo cruceño, que eligió como su alcalde a Percy Fernandez, tampoco es ser demócrata. Lo mismo se puede decir de alcaldes de ciudades intermedias, pero no menos importantes, como Héctor Cartagena, Víctor Balderrama, Jhonny Pardo, Delfor Burgos, Nyls Carmona, Bladimir Chávez, Luis G. Moreno, Germaín Caballero, Wilfredo Añez y otros. ¡Que casualidad, todos de oposición!
Se le cayó la careta al masismo autocrático, que engaño al pueblo boliviano con esperanza de mejores días. El modus operandi queda claro a estas alturas de su gobierno: quieren el poder total, los medios no le importan. Puede ser la Democracia; si les surte, sino apelan a la fuerza de “SU justicia”, instrumentalizada como arma política.
Triste papel el de los usurpadores de la voluntad popular, por un minuto de forzada gloria, pasaran a la historia negra de la Democracia.
Ya está de buen tamaño que los absolutistas se escuden en la Democracia. Es una villanía cobijarse en su sagrado regazo. Debieran tener el valor de “pelar capucha” y declararse dictadores.
¡Qué desgracia la del pueblo boliviano! siempre luchando contra las dictaduras. En la época del Plan Cóndor destruyeron la Democracia con botas y fusiles. Hoy en la época del Plan Evo, la están destruyendo con fiscales y jueces.
Hago mías las palabras de Leopoldo fernandez, que vive en carne propia la falta de Democracia y de justicia en Bolivia. Ellas fueron expresadas en una carta entregada a Navanethem Pillay, Alta Comisionado de DDHH de la ONU, en su reciente visita al país: «Se ha instaurado en Bolivia la peor clase de dictadura, aquella que impera bajo el disfraz de estructuras constitucionales y jurídicas figurativas pero no efectivas«.
«Bolivia es el país de lo aparente. Un país donde la democracia, la justicia, los derechos humanos y la transparencia son una pantalla, realidades virtuales, espejismos carentes de existencia objetiva pero proyectados vigorosamente mediante simbolismos exacerbados y un discurso mediático eficaz«.
El verdadero “proceso de cambio” que está llevando adelante el MAS, es el cambio de la Democracia a la dictadura.