¿Venezuela, una nación invertebrada?
En 1920 José Ortega y Gassett escribió su famoso ensayo, España invertebrada, en el que en un estudio más amplio sobre la descomposición de la sociedad española hacia particular énfasis en la desarticulación de su país.
En la Venezuela actual, después de 17 años de una revolución que fue calificada por Chávez como «bonita» y que hoy es solo un esperpento, viene a colación las tesis del filósofo español en cuanto al proceso de desintegración que hoy es perfectamente aplicable a la nación venezolana.
Estos 17 años han sido de destrucción sistemática de las instituciones democráticas, de la productividad nacional, de la salud pública, de la seguridad ciudadana, de la moral y ética ciudadana, para crear un sistema en el que campea la corrupción impune, la prepotencia de los conductores del Estado, la irresponsabilidad de los funcionarios públicos, la muestra pública y arrogante del enriquecimiento ilícito de los allegados al régimen y de sus principales integrantes y una deficiencia absoluta en el manejo de todo lo que le corresponde hacer al Estado venezolano.
Pero, más que lamentarnos de este pasado calamitoso y depredador, es hora de ver hacia adelante e impulsar los mecanismos necesarios para la vertebración de nuestra nación y propiciar las bases con base en las cuales se podrán restablecer los valores éticos y morales que permitan que nuestro país se reconstruya en paz y armonía y volvamos a ser la Venezuela que muchos, en el mundo, admiraban como ejemplo de democracia, pluralidad y tolerancia, que nos fue secuestrada por esta presunta revolución bonita.
