Alianza del Pacífico
En junio de este año se firmó el acuerdo para la creación de la Alianza del Pacífico (AP), un nuevo acuerdo de integración regional latinoamericana y parte de una larga colección firmada en los últimos 50 años. Son miembros de la AP: México, Colombia, Perú y Chile, junto con Panamá y Costa Rica como observadores. ¿Es AP otro experimento o, por el contrario, servirá para integrar al menos comercial y económicamente a sus miembros?
AP abarca una población de 200 millones de habitantes y un conglomerado de países con cultura de exportación que no depende exclusivamente de materias primas. Este es un ingrediente fundamental para la integración comercial. Difícil será el proceso de integración política. Aquí el reto será el respeto a las diferencias de cada miembro. Todos los miembros tienen democracias confirmadas.
AP parece poner fin al esfuerzo de arrancar Unasur; de sus doce miembros, tres de los más importantes (Colombia, Perú y Chile) también son parte de AP. También debilita la importancia a la Comunidad Andina (CAN), que ya aparece como irrelevante. Queda frente a la AP el Mercosur, en el cual Venezuela acaba de entrar y Paraguay de ser expulsado. Estos dos sistemas ahora están compitiendo. Tres ingredientes que le dan a la AP una ventaja. En primer lugar, AP busca abrir sus economías al mercado global, donde en el Mercosur ha levantado la cabeza el proteccionismo.
En segundo lugar, la AP nace con la idea de respeto al pluralismo. La reciente reacción rápida de Mercosur en contra de Paraguay por un proceso político interno es una contradicción a la convivencia pluralista. La tercera ventaja es que la Alianza del Pacífico está incorporando de inmediato dos países centroamericanos.
La continuación de la incorporación del resto de los países centroamericanos (todos excepto Belice son países del Pacífico) está aún por verse.
