¿Qué le pasó, mi General en Jefe?
Al comenzar estas líneas es necesario aclarar que en nada se refieren a ningún otro integrante de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, ni mucho menos a ella como institución responsable de la defensa de los venezolanos. Esta aclaración para evitar se manipule el contenido de este artículo o se descontextualicen, porque en estos momentos es el nuevo deporte nacional de no pocos opinadores y algunos columnistas lenguaraces.
Dicho lo anterior, señor General en Jefe, le confieso con respeto y mucha sinceridad que no entendí para nada el pronunciamiento que usted hiciera en relación a la Ley de Amnistía. No comprendo qué tiene que criticar o aportar en este asunto que no es ni de su incumbencia ni de su competencia en condición de miembro del Gabinete Ejecutivo, ni como profesional militar, en ambos rangos dependiente directo y constitucionalmente obediente al Jefe del Estado. Por supuesto, si la intervención fue consentida por su Comandante en Jefe, ya eso son palabras mayores.
Distinto, si se despojara del uniforme, medallas, condecoraciones y compromiso castrense, otra sería la situación. Sin embargo, al menos por los momentos ése no parece ser el caso.
La ley en cuestión –como usted sin duda está al corriente- fue aprobada por una mayoría clara y contundente de diputados en la Asamblea Nacional. Sí, efectivamente, esos mismos que fueron electos por voluntad del pueblo el pasado 6D por cerca de 8 millones de venezolanos, que el oficialismo califica de oligarcas, pelucones, burgueses y algún que otro adjetivo, que decidieron, aunque para algunos sea una tragedia, les guste o no, lo acepten o no, estén molestos o no, que esos diputados debían regir por los próximos años los destinos del Poder Legislativo. Imagino que usted no tendrá duda al respecto, pues de tenerlas, sería preocupante, estaría dudando de la Constitución Bolivariana de 1999? ¡Alarmante! ¿No le parece?
Desconocía que además de militar era profesional del derecho y experto en derecho público y constitucional, ruego sepa disculpar tanta ignorancia. En todo caso, si no lo es, al menos como militar y en un ambiente exclusivamente castrense no puede ni debe darse el lujo de pretender ser intérprete de las leyes frente a los poderes públicos y la sociedad. Usted sabe, aquello de la Constitución de «obediente y no deliberante». Aunque hay que reconocer que en estos tiempos de mal entendida revolución, todos nos metemos a opinar de todo, sepamos o no del tema, estemos o no calificados o autorizados para hacerlo. Usted ha hecho méritos suficientes y se ha unido al no tan selecto grupo de quienes hablan sin saber y pontifican sin ser obispos.
Se entiende con sus cuatro soles y el Alto Mando que le acompaña y rodea, coinciden en que la disciplina es la clave fundamental de la doctrina militar, y por eso, cuando los militares «obedientes, no deliberantes» además administradores de las armas y de la fuerza de la República. Interfieren y adoptan posiciones dentro de la política nacional y, más grave aún, se parcializan abierta y sin pudor por algún punto de vista político, esa disciplina tan necesaria en el mundo castrense se resquebraja y destruye.
Del conocimiento público –y de mis entendederas- que el estamento militar está y debe estar subordinado al poder civil. De nuevo mi ignorancia hace estragos. Porque en este caso de su pronunciamiento se desprende y queda claro una injerencia ni prevista ni correspondiente, o como mínimo una indiscreción e impertinencia militar abofeteando al poder civil, al menos al civil opositor. ¿Sera que en Fuerte Tiuna en estos tiempos las cosas cambiaron y muchos no nos enteramos?
Las malas lenguas dicen que usted es una especie de comisario político y de agente del PSUV en la Fuerza Armada Bolivariana. Pura paja, eso son los envidiosos que pululan en todas partes. No les haga caso, aunque la verdad es que últimamente sus discursos dan mucho que hablar, aun así, por el contrario, cumple usted con su deber, su obligación y órdenes.
Según algunos(as) usted pasó la raya, cruzó el Rubicom, y contravino el artículo 328 de la Constitución: “La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, (…) En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna. Sus pilares fundamentales son la disciplina, la obediencia y la subordinación. (…) ” Así las cosas, promover el desconocimiento del Poder Legislativo pareciera lo coloca un tanto fuera de la Constitución, con cual podría hacer pensar que está usted en insubordinación no sólo contra el Poder Legislativo y la mayoría ciudadana que la eligió como poder de la República sino, mucho peor e inimaginable, contra la misma Constitución, -como cuando Escarra se declaraba en desobediencia constitucional- ¿será que está en rebeldía? Estaría bueno que meditara sobre una realidad incontrovertible: Usted fué nombrado a dedo, los diputados fueron electos por el pueblo, ¿está en sedición contra el mismo pueblo que como militar juró defender y obedecer?
Hay mucho mal hablado y envidioso que llegan a indicar que usted “en lugar de defender nuestra mancillada soberanía, respalda una parcialidad política e incumple con su deber.” Otros dicen que usted lo que hizo fue emitir una opinión. Y agregan que “la institución militar merece respeto y usted deshonra a la reserva moral de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana con su intromisión en asuntos civiles”; parece muy fuerte la palabra «deshonrar» pero lo que sí está claro es que ningún profesional militar debe involucrarse en las pugnas políticas porque las leyes, la Constitución, la ética y la moral democrática no se lo autorizan. Además en la lucha política las peleas y enfrentamientos suelen ser más duros, hirientes y ofensivos que en los cuarteles.
Por si fuera poco esos desbocados señalan que “la Fuerza Armada venezolana ha sido agredida material y moralmente por el régimen y usted en vez de defenderla pretende interpretar leyes”. Esta frase no cuadra para nada, es falsa de toda falsedad, el régimen se mantiene precisamente por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y maltratarla sería una locura además, de estupidez suicida. Por si fuera poco le exteriorizan: “Ocúpese de la situación de las FANB y deje al poder civil cumplir su mandato,”. Mucho de razón hay en la frase. No entremos en detalle.
No sé si la Asamblea Nacional lo va o no a amonestar, o quizás emita un voto de censura, al menos al escribir estas líneas nada había pasado salvo el reto a un debate público que le lanzara el presidente Ramos Allup y hasta sugirió el lugar: ese inmenso salón donde los militares se reúnen, el auditorio de la academia. Pero usted seguramente dirá que sin la autorización del Comandante en Jefe Presidente Maduro no podrá emitir opinión. Además general como dicen por allí, águila no caza mosca.
Pero quién sabe, a lo mejor, nada pasa. Quizás decidieron –y eso sí es feo- no hacerle caso, ignorarlo, aunque no es fácil ignorar a quien tiene aviones de guerra, tanques y Kalashnikov a sus órdenes, aunque, créame, estoy seguro de que no es usted el chiflado irresponsable que los echaría encima de los civiles y de los diputados de la Asamblea Nacional, dentro de la cual también hay afectos al Gobierno que obedece o al menos considera. Hay que recordar que la mayoría del Poder Legislativo es demasiado prudente –para el gusto de muchos- y a pesar de los golpes recibidos aún sigue en el cuadrilátero, algo golpeado pero nunca noqueado y siempre de pie.
Con todo respeto, General en Jefe, después de esas desafortunadas e incomprensibles declaraciones, aconsejaría tomarse unas vacaciones, quizás crear y presidir una comisión especial con civiles expertos, abogados, jueces y fiscales militares, e irse a países como Panamá, Andorra y las Islas Seychelles, a investigar el lío ése de los Panama Papers –en el cual usted no aparece, que eso quede claro-. Tomar algo de aire fresco, seguro mitigará los pensamientos, o al menos eso creo yo, que no tengo dólares para viajar; tal vez a La Guaira, Macuto y Naiguatá –no para visitar al presidente del BCV, que tiene sus propios amigos(as)- y quizás, con unos ahorritos, hasta Miami, pero no mucho más allá. Son muy pocos los que pueden pagar un pasaje a Madrid e Inglaterra, salvo bolichicos herederos de la cuarta, y viajar a La Habana, la verdad, no es lo mío, aunque dicen que ahora desde el arribo de los gringos esta buenísima.