Una lucha estúpida
Emulando a Lafayette, figura clave en la Revolución Francesa, miembro de la Asamblea de Notables, miembro de los Estados Generales y representantes de las tres órdenes de la sociedad francesa, constituida por el clero, la nobleza y la plebe, donde ayudó a escribir la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano; y después de la toma de la Bastilla, fuera nombrado comandante en jefe de la Guardia Nacional, se hizo famoso al intentar adoptar una postura intermedia en el transcurso de la Revolución Francesa, que le valió su arresto por las facciones radicales, pasando más de cinco años en prisión, pero su gran obra política fue haber hecho famosa su expresión: “De todo lo que pienso, veo, leo, oigo, escucho, percibo o atiendo, luego de analizarlo, me formo una idea, antes de tomar una decisión, para tener la mayor certeza de su efecto”. Esto, a propósito del peligroso juego político que está activo en Venezuela, luego de las elecciones del 6D.
Si dudas, la AN está cumpliendo con su cometido, a pesar del enfrentamiento ilegal e ilegítimo del TSJ, quien pretende asegurar la estúpida arremetida del Ejecutivo, que intenta continuar la obra destuctiva de la que llamaron “revolución socialista” a pesar del maltrecho signo destructor adosado por el “difunto”, que sirvió de puente para la corruptela y destrucción de lo que pudo ser el “milagro venezolano”. Un error, que cambió el rumbo generacional de la Patria. Pero es grave, que queramos seguir dividiendo al pueblo en “patriotas” y “opositores”, como si se traatrara de un simple juego político, donde solo siven las encuestas y las reaciones de expertos para determinar el grado de perturbación y las posibilidades de daño, según la acción de uno u otro bando, olvidando, con o sin intención, que el daño causado por el Régimen es irreversible y sigue en aumento mientras se mantenga en el poder, por lo que todos tenemos que aportar nuestro esfuerzo y acción para ayudar a revertirlo, sin desviar la opinión al ataque a ambos bandos, que lo que hacen es ayudar a la incertidumbre y al desaliento; en especial, aquellos venezolanos, que siguiendo lo mesiánico del régimen, han percibido su caótico resultado, pero que entran en desilusión, cuando aparecen opinadores, que no solo atacan a los líderes del régimen, sino que malponen a los opositores, dudando de su capacidad para retrotraer la democracia perdida, y tratando de minimizar su capacidad política para iniciar la recuperación de la voluntad de un pueblo para valorizar sus ideales, para administrar los recursos y la riqueza de nuestro país, y para imponer la voluntad de volver a ser el país que fuimos y como debe ser.
Consideramos, que es una estúpida lucha, que en lugar de ayudar al optimismo, favorece la desilusión, la desesperanza y revuelve el clima, que a mas de viciado, tiende a ennegrecer el espíritu libertario. Nada ganamos con pedirle a Maduro que intente resolver la situación del país, cuando sabemos, que no es solo Maduro, sino todo el régimen y muchas de las normas constitucionales, que solo benefician a los partidos. No es solo “presión de olla”, sino la necesidad de cambiar todos los poderes para reiniciar un gobierno que comience a recuperar la sensatez, la cordura, la sindéresis, no solo de los gobernantes, sino de todos los venezolanos, políticos y apolíticos, pero patriotas, amantes de la paz, de la democracia y creyentes en la solidaridad y en la verdadera unidad que reclamamos. ¡Aquí es donde debemos emular a Lafayette!