“Varetra” o el regreso al futuro de Nicolás Schöffer
Nicolás Schöffer (1912-1992), multifacético artista francés de origen húngaro, fue un pionero del arte cibernético. Para este artista, la escultura dejó de ser un objeto inanimado. En 1955, realiza en París la primera escultura multimedia en el mundo, la Torre Espacio-dinámica, dotada de sensores que permitían al espectador interactuar en tiempo real con la música de Pierre Henry, creador de la música electroacústica.
En 1956 creó “CYSP1”, la primera escultura cibernética autónoma. Los espectadores que asistieron al ballet de Maurice Béjart en el Festival d’Art d’Avant-Garde de Marsella, quedaron atónitos al observar cómo la obra, al estar dotada con sensores, reaccionaba a la luz, a la música y a los movimientos de los bailarines.
En 1975 concibió “Varetra” (Variations tramées), una escultura luminosa e interactiva en la forma de un paralelepípedo, que permite al usuario combinar diferentes láminas o “Unitra” creando diversos motivos geométricos e infinidad de imágenes anamórficas.
Cuarenta años después de la primera exhibición de Varetra, para conmemorar dicho aniversario, el equipo del taller Cruz-Diez en París, produjo en 2015 una edición limitada, que fue presentada en la galería Denise René. Parte de esta edición actualmente se expone en Artcurial, en el Rond-Point des Champs-Élysées.
“Crear la creación”
Schöffer concibió Varetra como un «disparador de creatividad» para un público de todas las edades, “porque la función del arte en la sociedad es cambiar la vida de la gente, al permitirles trascender las condiciones de su existencia”, solía expresar el artista. En vida, dejó instrucciones para que la obra fuera adaptada a las tecnologías del futuro y que otras generaciones pudieran descubrir las infinitas posibilidades creativas de esta pieza. Por esa razón, la viuda del artista, Madame Éléonore de Lavandeyra Schöffer, recurrió al equipo del taller Cruz-Diez para que investigara en los archivos del taller del artista los diseños originales y reprodujera Varetra utilizando tecnología actual. Cuarenta años después de la primera exhibición pública de Varetra en 1975, esta edición limitada trae de vuelta la estética de este artista del espacio, la luz y el tiempo, un visionario que se anticipó a los adelantos del arte programado. Schöffer solía repetir: «El papel del artista no es crear una obra, sino crear la creación».
La nueva edición de Varetra
El Varetra es una escultura lumino-dinámica en la que tres placas de plexiglás transparente pueden ser insertadas e intercambiadas por el usuario para lograr una infinidad de gamas anamórficas que se proyectan en la pantalla transparente en la parte delantera de la pieza. Cada una de las placas, llamadas “Unitra” (Unités tramées), fueron impresas manualmente en serigrafía, reproduciendo los diseños originales del artista. Varetra es una sinfonía de imágenes y colores que cobran vida a medida que los usuarios presionan un contacto táctil, ideado por el artista, activando pequeñas bombillas LED, que emiten luz intermitente y continua.
Varetra y el Atelier Cruz-Diez en París
El Atelier Cruz-Diez en París, está dirigido por Carlos Cruz-Diez, hijo, quien tiene más de 40 años trabajando junto a su padre, acumulando una vasta experiencia en la utilización de tecnologías aplicadas al arte. Al preguntarle sobre su participación en este proyecto, nos expresó: “Cuando Madame Schöffer visitó el Atelier y conoció nuestras instalaciones y el equipo de profesionales que trabajan con nosotros, nos confió que su marido había dejado por escrito el deseo de que su obra fuera fabricada en el futuro utilizando tecnología del momento. Así que, luego de estudiar detenidamente los planos y diseños de la obra, el equipo del Atelier comenzó a fabricar la nueva edición de Varetra de acuerdo a las instrucciones legadas por el artista.
Desafíos como Varetra, que significó el regreso al presente de la obra, dotándola de nueva tecnología, forman parte de la historia y vida cotidiana del Atelier Cruz-Diez de París. Pienso que en un mundo de inmensas posibilidades tecnológicas, el artista para lograr lo que quiere expresar necesita ayuda, valerse de técnicas que él no domina. Es ahí donde actúo yo, ese es mi rol. No soy artista, pero manejo diversos medios tecnológicos que siempre han estado a la disposición de mi padre y de otros artistas, que a fin de cuentas son los verdaderos inventores”.
Conversamos también con Fabiana Cruz, su hija, quien es la coordinadora del Atelier y encargada del proyecto Varetra desde su inicio. Esto fue lo que nos indicó en relación a la fabricación de la obra: “Fabricar esta nueva edición de Varetra, que consta de 76 ejemplares de cada una de las tres combinatorias diseñadas por Schöffer, requirió de una rigurosa investigación para poder adaptar una obra de hace 40 años a tecnología actual. El estudio de los diseños, planos e instructivos de Schöffer, incluyendo la fabricación, nos tomó 10 meses de trabajo. Solo para citar algunas de las dificultades, hubo que comenzar por reemplazar el pesado transformador original, diseñar un circuito integrado para controlar las secuencias de las luces, así como la utilización de un tipo especial de LED que reproduce la temperatura de color de los bombillos originales que ya no se fabrican. De esa forma, pudimos optimizar el funcionamiento de la obra, conservando sin alterar la estética original”.
El Atelier Cruz-Diez en París, con su reputación, experiencia y savoir faire, hizo posible el regreso al futuro de Varetra, obra de Nicolás Schöffer.
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