La libertad de prensa y el SPA de una chavista
Uno de los aspectos que más limita la “libertad de expresión” es quizás uno de los más importantes: El acceso a la información. No existe la una, sin la otra y en Venezuela nunca ha existido un verdadero acceso a la información. Un periodista venezolano puede saber en segundos, con apenas un clic, cual es el patrimonio de cualquier diputado argentino o español, puede saber el de Clinton y Obama, incluso con quién se reúne, quién le hace lobby, cuánto han pagado en impuestos, quiénes son sus financistas y cuándo le han dado para su campaña. Puede saber no solo el patrimonio, la declaración jurada sino la declaración de intereses, las asesorías, pasajes, regalos de cualquier funcionario o político chileno. De la misma manera que podremos ver cuántos millonarios hay en el Congreso de Brasil con hacer solo un clic en Folha de Sao Paulo.
Me detengo aquí un segundo para explicarles que hasta en China, reportes de los propios medios de comunicación -repito chinos- indican quiénes y cuántos son millonarios en China y en la Asamblea Popular, así es pues que un periodista venezolano puede publicar estas noticias provenientes del Xinhua o el China Daily, puede conocer quiénes son millonarios en Rusia gracias y quién hubiera imaginado a la “libertad de prensa” del Russia Today pero usted irá preso si se atreve a exponer en primera plana la vida de ricos y famosos de algunos diputados locales. Es decir que el “derecho al acceso de la información” va mucho más allá de la publicación en cartel de los contratos públicos. Pero en Venezuela, no sabemos quién tiene qué y el que lo mencione, no importa de cual bando sea, lo considerara hostil o en su defecto discurrirá como inviable el asunto por lógicas “razones de seguridad”.
De hecho, no hay una sola voz que se hubiera levantado cuando una persona fue detenida y enviado a una mazmorra, no por difundir sino sencillamente, por darle curiosidad de conocer, en su propio banco y con acceso a esa información, cuánto dinero manejaba la familia presidencial y también vieron como algo normal el mismo calabozo para otro curioso que se atrevió a hacer lo mismo con el presidente actual. Y estamos hablando de cuentas normales, no de las cifradas, localizadas en paraísos fiscales, cuantas normales, donde a fin de cuentas el presidente quizás podía tener únicamente su sueldo los haberes de sus hijas, sin contar el sueldo de su esposa en el caso de la que no se sabe en que trabaja.
Así que si hablamos de libertad de expresión, propongo una legislación al diputado Freddy Guevara, actual presidente de la Comisión de Contraloría que acerque a los medios de comunicación a la misma información completa y total que tienen en Argentina, en Chile o en España, que se cree la Junta de Transparencia y Ética Publica donde cualquier mortal puede acceder a las declaraciones juradas en Uruguay y todo lo similar con carácter retroactivo. Junto con las mismas plataformas de esos países, quiénes, cuánto han recibido, propiedad etc., de cada contratista público. Porque este cuerpo social que compone a Venezuela ha sido educado en el secreto en aras del “interés nacional”, que usual y tradicionalmente se traduce en cuentas igualmente secretas en Suiza y Caimán. Tan en secreto, que un periodista, ni siquiera puede encontrar la partida de nacimiento de uno de sus presidentes. Pero ya que hablamos de cuerpo social, finalmente la Libertad de Expresión esta también condicionada por dos últimos aspectos, muchísimos más importantes: el entorno social en el que se usamos nuestra libertad y la forma en la que históricamente hemos sido educados en el uso de nuestras libertades. Me explico.
Si apelamos al famoso “índice de libertad de prensa” de Reporteros sin Fronteras, ubicaríamos de primeros en la lista a Finlandia, Noruega, Dinamarca, Holanda, Austria o Alemania y bastante más debajo de estos, nos asombraría encontrar a Estados Unidos e Inglaterra, mientras que nosotros tendríamos lógicamente que apelar al fondo del listado junto con no pocos países africanos y suramericanos. De hecho, si viéramos “al vuelo” el listado, pudiéramos llegar a una primera conclusión, son exactamente los mismos y casi en el mismo orden que los que tienen el índice de desarrollo humano más alto, son los mejores países para vivir, para retirarse, están en el mismo orden que los menos corruptos, los más demócratas y los que más respetan el orden.
Así que la segunda conclusión es aún más lógica, todo se trata de educación. La media de estos países es la más alta, con cerca de 13 años de educación, es decir toda la primaria, toda la secundaria y casi tres años de educación universitaria y profesional, contra un país que apenas tiene una media educativa de un poco más de sexto grado. De hecho Venezuela tiene hoy el nivel educativo que tenían estos países en la década de la postguerra. Por esto hemos de entender que en Venezuela, el cuerpo social en un 61%, en pleno tránsito de la segunda década del siglo XXI, tiene apenas 6to grado de primaria o es analfabeta. Y es precisamente ese cuerpo social el que garantiza el grado de respeto a la Ley y valga otra reflexión, es de ese cuerpo social del que aun emerge la figura de “la mano dura”, el caudillo agente del orden, dictador, Cesar, Cónsul, o gendarme necesario.
Por lo tanto es un cuerpo social primitivo, donde derechos mucho más vitales, como el respeto a la vida están en tela de juicio, cuando no hay ciudadanía que entienda siquiera el derecho a un juicio justo, a ser juzgado en libertad, a que se garanticen mínimos procesales. Donde el sencillo derecho a tener nombre y apellido ocurre en un país en el que solo 20% nace bajo un matrimonio legalizado, cuando el derecho a una vivienda digna transcurre, en un 70% en casas precarias, exigir pues el respeto a la libertad de expresión es por mucho, una tarea titánica y no pocas veces, disculpen amigos míos, casi ridícula.
Y por ridícula, quiero decir, que si algo ha contribuido al aprendizaje este modelo actual, es a derribar los mitos creados durante la democracia, porque ha quedado demostrado, sin lugar a dudas, que a la inmensa mayoría de nuestro cuerpo social le importa un comino los derechos de los demás, como le importa igualmente un comino que alguien pudiera tener mil millones de dólares en cuentas en Suiza y no pocos hasta lo celebran. Porque el ‘secretismo’ lo que más protege es al corrupto del futuro, es decir que el secreto sobreprotege hasta los deseos de enriquecerse mientras que la transparencia y las cuentas abiertas, desestimulan al malandraje futuro.
Por eso es imposible entender la Libertad de Expresión, si no educamos a ese cuerpo primitivo y le enseñamos a entender, que la razón por la que no encuentra alimentos y medicinas, es porque el presupuesto de todo un año de medicinas contra el cáncer, se lo han gastado en caballos pura sangre y mientras no sepamos con que entra un alcalde, gobernador, diputado etc. y con que sale de su cargo, con que compró el caballo o abrió un spa en Florida, no habrán jamás posibilidades reales de progreso.