Penzini Analítica: Venezolanos acosados
Viéndolo bien, la situación actual de Venezuela podría ser analizada con las mismas herramientas que se utilizan para estudiar el «bullying o acoso», siendo un fenómeno social en donde un individuo -considerado débil- es sometido en forma repetida y persistente en el tiempo, a acciones negativas de intimidación y abuso de poder por parte de otro o varios personajes más fuertes y poderosos que causan daño o incomodidad, generalmente en presencia de observadores que tratan de no involucrarse.
Nada más cercano a la realidad de los venezolanos, para los cuales cada día representa un gran reto desprenderse de la depresión, frustración, desesperanza y baja autoestima, resultados propios del «acoso» sobre la víctima.
Los que hoy llevan en sus hombros el rol de agresores o victimarios del venezolano, posiblemente en algún momento fueron discriminados y víctimas de abuso en su entorno y representan a un liderazgo mal entendido, con una gran necesidad de ser reconocidos a toda costa, utilizando herramientas y acciones totalmente alejadas de las buenas costumbres y principios.
Una realidad internacional que durante muchos años vio con indiferencia, de manera neutral y con poca voluntad de entender lo que estaba sucediendo entre víctima y victimario, termina de dibujar el cuadro típico en estos casos.
Las preguntas que generalmente se hacen en estas situaciones es: ¿Podrá la víctima resistir y lograr vencer a su agresor? ¿Cómo ayudarlo a desprenderse de este proceso invasivo de destrucción y frustración? ¿Cómo puede recuperar la autoestima para deslastrarse del miedo que le paraliza e impide su defensa?
La respuesta estará centrada sin duda en el rescate de la autoestima del venezolano, tratando de llevarlo a su centro y equilibrio, entendiendo su potencialidad, conociendo de lo que es capaz de hacer.
El pensamiento de que el problema en esta situación es el victimario, es parcialmente cierto; sin embargo, lo que marcará la diferencia y el exitoso desenlace en el triunfo de la víctima sobre su agresor, será comprender y reconocer que todo dependerá de la actitud, valentía, optimismo, entusiasmo, inteligencia, astucia y fe que coloque en su actuación diaria para salir del problema con generosidad y altura.
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