Jacky Schreiber lleva sus composiciones venezolanas al exterior
El talento venezolano está en muchos sitios del mundo. Pero no hace falta, en lo absoluto, estar fuera de Venezuela para ser merecedor del reconocimiento cultural que otorga el mundo artístico, específicamente en el ámbito musical. Ejemplo de ello es Jacky Schreiber, compositor venezolano merecedor en varias ocasiones del Premio Nacional de Composición venezolano, en distintos géneros musicales.
Sin miras cercanas de emigrar, Schreiber ha logrado llevar sus obras a países como Holanda, Argentina, Bélgica, Italia, España, Estados Unidos, Japón, entre otros. De hecho, el pasado 8 marzo, gracias a una de esas oportunidades de expansión artística, su obra Over and over again resonó en la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, tras haber resultado seleccionada entre composiciones de siete países distintos.
Jazz Initiative
“El profesor Stephen Anderson de la Cátedra de Composición y Estudios de Jazz de la Universidad de Carolina del Norte busca obras de jazz para ser tocadas por un grupo que consiste en: trompeta, saxo, vibráfono, batería, bajo, piano y guitarra”, leyó Jacky en la notificación online enviada por el sitio web Composerssite.com.
“Cuando lo leí dije: ‘cónchale, justamente, yo tengo una pieza de jazz, pero precisa, exacta para esta configuración’. Y la mandé”, cuenta el músico. Al tiempo recibió una nota del organizador del evento pidiéndole enviar una versión más específica de sus partituras, pues su obra había gustado mucho. En julio de 2015 la pieza musical que envió resultó seleccionada para ser tocada a principios de 2016 por el ensamble de 360° Jazz Initiative (JI), un proyecto que lleva a cabo la Universidad de Carolina del Norte, y busca promover la actividad compositora del jazz. La obra de Jacky fue la única obra venezolana que allí figuró.
“Yo no lo considero estrictamente un premio, fue más bien una selección”, afirma el autor. “Pero, para mí como individuo y como venezolano, era un premio porque yo era el único venezolano. Resultamos seleccionados 5 norteamericanos y yo. Eso para mí fue una cosa grandiosa, porque de alguna manera todos estábamos representados en ese concierto”.
Over and over again, su pieza ganadora, la escribió el año 1985 u 86, según refiere el artista con algo de duda. La receptividad en el evento en Carolina del Norte, donde fue interpretada, habría sido notoria, cuando el autor.
“Yo pregunté al organizador, en líneas generales, que cómo había ido el concierto y me respondió de forma individualizada sobre mi pieza: ‘Creo que fue una de las que mejor tocamos’, me dijo. ‘A la gente le gustó mucho; sonó muy bien”.
Comentarios de los organizadores suelen ser lo más cercano que obtiene Jacky en cuanto al feedback de la reproducción de sus piezas, pues admite que rara vez, si no es que nunca, ha asistido a uno de los eventos donde interpretan sus piezas en el exterior. “Yo nada más recibo una programación que dice: ‘el día tal a tal hora, en la iglesia tal, las obra de Pedro, Juan, María, José y Jacky”.
Después de todo, afirma: “La música escrita en el papel no es gran cosa. La música se convierte en gran cosa cuando están unos músicos tocando, un director dirigiéndola y hay gente escuchándolos. Ahí, en ese momento es que la música adquiere su justa dimensión”.
Estar afuera sin estar afuera
Al investigar el nombre de Jacky en la red, lo primero que el motor de búsqueda arroja es un enlace a un perfil de Wikipedia en alemán. Jacky desconoce quién lo agregó, pero admite que a la fecha de su publicación, la información estaba actualizada.
Desde que comenzó su carrera de compositor profesional en el año 1983, cuando recuerda haber recibido un reconocimiento por parte del otrora Consejo Municipal de Caracas, su música no se ha detenido. En cuando a la salida de sus piezas al mundo musical extranjero por primera vez, eso lo debe al apoyo que tuvo en su profesor de Composición Electroacústica en el Conservatorio de Música, el argentino Eduardo Kusnir, quien recibía notificaciones por correo para postular obras a festivales alrededor del mundo, y siempre alentaba a Jacky a participar.
“Por ser una persona muy conocida en el ámbito de la música electroacústica internacional, a él siempre le llegaban –por correo convencional, porque no había internet– llamados para postular obras, y como yo era de sus alumnos avanzados, él siempre me decía: ‘Mira está esta oportunidad. ¿Por qué no mandas tu obra, que es chévere?’. Y en efecto mandaba la obra y la escogían, la programaban en los distintos festivales y esa fue una manera que conseguí para hacerme conocer, entre comillas, porque en realidad si tú mencionas mi nombre hasta en la misma universidad de Carolina, y puede que la gente que no tenga idea”.
Desde el año 1995, Jacky lleva su carrera, sin representante ni agente. “Cuando hay llamados, que creo que puedo cubrir, mando las obras y, bueno, la mayoría de las veces no son seleccionadas. Pero las pocas veces que me dicen que les gustó mucho mi obra y fue seleccionada, para mí es un logro, una alegría y un éxito, una cosa maravillosa”.
Para Schreiber, el sentimiento de que su música represente a Venezuela en distintos escenarios de mundo ya es un orgullo, y lo disfruta en tiempo real aunque no viaje al lugar. “Por esta cosa que se tocó el concierto del JI yo no cobré un bolívar, yo no gané dinero, pero lo que gané es algo que el dinero no puede comprar: el que en una sala del edificio de la escuela de música de allá en North Carolina aplaudieron mi música. Y aunque yo no estaba ahí, a la hora que yo calculé más o menos que sería mi pieza, igual yo celebré aquí y aplaudí, porque es un sentimiento que no puedes describir con palabras”, explica.
No obstante, con 33 años de trayectoria, Jacky lamenta que el valor y reconocimiento musical a sus piezas hoy venga más comúnmente desde afuera, que desde su propio país. “Lamentable, nosotros los venezolanos, en líneas generales, tenemos como una especie de adoración hacia lo extranjero, en detrimento de lo propio nuestro”, dice. “¿Por qué? ¡No lo sé! Pero a nosotros como venezolanos nos encanta lo importado, lo extranjero, no le damos el verdadero valor a los nuestro”.
Según resumen que se expone en el sitio web de la plataforma de cine de la embajada de Francia en Venezuela, Jacky también es un productor musical con vasta experiencia, y ha compuesto música original para jingles de televisión y radio, así como otros espectáculos multimedia, danza, teatro, cine, sitios web, audiología e imagen sonora corporativa. “Yo me sigo manejando en todas las área, desde música sinfónica, de vanguardia, etc. hasta cuñas para bancos. Porque la música sinfónica, los premios y toda esa cosa que para mí es maravillosa, no me genera ningún beneficio económico”, comenta el compositor.
En cuanto al reconocimiento de sus obras académicas, además ha recibido el Premio Municipal de Música, ha sido reconocido con la orden José Felix Ribas en su 1era clase, y ha merecido dos veces el premio CELCIT de música para Teatro.
Hoy, Jacky decide quedarse en Venezuela, pues ha logrado hacer lo que ha hecho sin emigrar, para lo que le ha ayudado la posibilidad de trabajar a distancias. A pesar de eso, no descarta que a veces duda. “En ocasiones uno siente la necesidad de salir corriendo, porque a veces el ambiente lo arropa a uno de tal manera que uno no quiere ya saber ni del tránsito, ni de los asesinatos, ni de la corrupción, ni nada, sino que lo que uno quiere es hacer su trabajo y tener una vida más o menos tranquila. Pero yo creo que me quedo porque yo soy de los sigo creyendo que aquí está todo por hacerse”, cierra.
Si desea escuchar la música de Jacky, puede hacerlo a través de su canal en SoundCloud: jackyschreiber.