Del rentismo al conocimiento
Los países exportadores de materias primas y recursos naturales corren el riesgo de ahondar su condición de monoproductores si desaprovechan, por su mentalidad rentística, los beneficios de la globalización, la Revolución Tecnológica y la sociedad del conocimiento. El subdesarrollo de las sociedades que viven de la renta se acentúa en la medida en que otros países, sin riquezas del subsuelo, crecen y progresan.
Asia se industrializa, Corea del Sur y Singapur ingresan al Primer Mundo, China e India se convierten en potencias, Viet Nam se integra a la economía global, Estados Unidos y Alemania lideran la sociedad del conocimiento y América Latina continúa dependiente de los precios de las materias primas o commodities.
La inserción de países pequeños y medianos en la economía global se viene realizando por medio de esquemas de integración; tendencia que se ha reforzado en los últimos tiempos con la Alianza del Pacífico, la Asociación Transpacífica, el foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico y los tratados de libre comercio de China e India. Estos procesos no se han detenido, mientras que los esquemas de integración latinoamericanos sufren de profundas falencias y están atascados.
Los países exportadores de petróleo son particularmente vulnerables. A sus fragilidades intrínsecas de naciones monoproductoras y a sus reticencias a integrarse a la economía global y beneficiarse de la Revolución Tecnológica, se agregan los fenómenos de la Enfermedad Holandesa y la Maldición de los Recursos. La renta carcome sus instituciones y la sobrevaluación sistémica de sus monedas abarata las importaciones e impide las exportaciones y el desarrollo industrial, dando una falsa sensación de prosperidad, basada en la especulación financiera e inmobiliaria, sectores no transables.
Los países petroleros enfrentan otros retos por las transformaciones tecnológicas de la propia industria, a la luz del descubrimiento de grandes recursos de petróleo y gas no convencionales («tight oil» y lutitas), el aumento de las tasas de recobro de los yacimientos y las avanzadas técnicas de perforación horizontal, fractura hidráulica y sísmica tridimensional; todo lo cual desafía la noción convencional de una eventual escasez futura de hidrocarburos.