I Love Arepa, catering tropical venezolano en Suiza
12 granitos de maíz forman un corazón vinotinto sobre el fondo blanco. Al pie se lee la palabra “Arepa”, seguido del subtítulo “Caribbean catering”. Se trata del logo de I Love Arepa, un emprendimiento de catering tropical apoyado en la arepa, como plato típico venezolano, que iniciaron Simón Figuera y su esposa Sabrina en 2012, en la ciudad de Lucerna, Suiza.
Simón tiene 44 años y es caraqueño, mientras que su esposa Sabrina es suiza. Se conocieron en la isla de Margarita, en Venezuela. “Empezamos una relación y, con el tiempo, me vine para Suiza en 2009. Hoy tengo un suizito, Pablo, que tiene un año y ocho meses. Le encanta la arepa, por cierto”, resalta Simón.
“El nombre inicial del proyecto es I Love Arepa, pero cuando conseguí al diseñador que me hizo el logo, él solo hizo un corazón de maíz y la palabra Arepa. Eliminó el “I Love” y me pareció bien. Yo le expliqué lo que quería y él me entendió perfectamente. El logo es súper minimalista, pero lo expresa todo”, asegura Simón.
Según cuenta el emprendedor, la idea inicial era transmitir con su proyecto la nostalgia de la Venezuela de su infancia y juventud; hablar de cómo nacen los sabores y de las costumbres venezolanas. “La idea era traer cosas frescas y rescatar un poquito esa parte venezolana. Pero, como todo, al introducir el concepto en Suiza, uno siempre cambia las cosas. No puedes estar 100% fiel a la idea original. Aunque todavía trato de mantenerla”, comenta.
Adaptarse o morir
Así pues, la adaptación al mercado suizo hizo la diferencia para el proyecto de Simón. Hoy día el menú que I Love Arepa ofrece tanto para eventos privados como para ferias de comida callejeras o Street food, va desde los tradicionales (Arepas de mechada, pollo, reina pepeada, dominó etc.) y otros manjares latinoamericanos (como el ceviche) hasta variaciones suizo-francesas o italianas.
“Como Suiza es un país con mucha influencia italiana y francesa, decidimos crear sabores combinando un poquito de todo lo que come la gente aquí. Claro, el pollo es pollo, pero le dimos otro sabor. Por ejemplo: yo marino el pollo en papelón y limón y le pongo hierbas que no tenemos en Venezuela, como la salvia. Es una mezcla medio francesa con latinoamericana”, explica.
De la misma forma, para contar con una mayor aceptación por parte de los comensales –que serían en un 90%, suizos–, incluyeron muchos vegetales a la propuesta. Así nació la Mammamia, una arepa vegetariana inspirada en el pan italiano Piadina. El relleno: Salsa pesto casera, queso mozzarella, tomate seco, tomate cherry y rúgula.
“Aquí el 50% de las personas son vegetarianas. Por eso la Mammamia ha tenido mucha aceptación. Además, es una belleza de arepa, que al verla lo que provoca, de verdad, es meterle un mordisco”, indica sonriente.
La idea no es apartarse de los clásicos, pero muchas veces el mercado lo amerita, explica Simón. “No es lo mismo que tú te comas una mechada en Suiza y te recuerde a la infancia o la que te comiste con tu mamá, a un suizo que está probando algo nuevo”.
Al final, Simón sostiene que en I Love Arepa ven a la arepa como un medio, más que como un plato. “La arepa es internacional y es infinita. Tú puedes llenarla con comida china, con comida indú, con comida gringa, con lo que tú quieras. Solo tienes que abrirla y tener un relleno. Cada país la desarrolla, asimila y acepta de una manera distinta. Suiza, por ejemplo, es un país súper difícil, pues está muy arraigado a su cultura y a veces es cerrado”, comenta.
La arepa es alegría
Con todas estas ideas implementadas, la receptividad del proyecto es palpable. Simón comenta que la aceptación también ha tenido que ver con el esfuerzo que hacen por comunicar sentimientos en su stand.
“Yo trato en lo posible de que nuestro ambiente en el stand sea de fiesta. Nosotros estamos alegres para transmitir esa energía nuestra, latina. Por eso nos asocian mucho con energía, alegría y buen sabor”, explica.
Además de esto, el contraste de la propuesta de los Figuera frente a los demás emprendimeintos gastronómicos de la zona les ha dado las de ganar, segura Simón. “Nosotros trajimos algo que se come con la mano; que combina de todo: carne, vegetales, salsas. Nosotros ponemos un bar de salsas y a ellos les encanta agarrar el pote de salsa y echarla ellos mismos en su plato; ver el grill de arepas, eso es algo sorprendente para ellos, es como si fuera un pizzaiolo (el que hace las pizzas en las pizzerías), es todo un espectáculo, es todo un show para ellos. Y nos ha ayudado muchísimo visualmente”, acepta.
Según cuenta, Sabrina y él tratan siempre de que su stand sea lo más cálido posible, que la gente se sienta en confianza. No faltan, además, fotografías y la bandera de Venezuela. “Yo juego mucho con íconos nostálgicos venezolanos y eso es parte del concepto. Es sabor, es por los ojos… Es información por todos lados”, comenta.
“Cuando tú haces algo así, estás dado la cara positiva de nuestra cultura. Porque la arepa no es solamente es un alimento, sino que es alegría, es unión familiar, es unión de amigos, es rumba. El significado de ala arepa es súper amplio, pero siempre es positivo. Es súper apasionante ver la cara de la gente aquí cuando come una arepa”, concluye el emprendedor.
Reinventarse
Pero, en 2009, cuando Simón llegó a Suiza, las arepas no eran el plan. “Cuando vine yo quería trabajar en lo que estudié en Venezuela: Comercio internacional, pero no conseguí trabajo. Empecé lavando platos en un restaurant. Pero como siempre mi hobbie fue cocina, me dije: ‘¡Vamos a reinventarnos!’, y me reinventé. Me convertí en cocinero y decidí irme por lo que conozco: la arepa, que es sabrosa. Además, aquí no había nada de arepas en ese momento”, recuerda.
Según afirma, su primer stand fue una pequeña mesa en un mercadito. “Poco a poco fuimos comprando las cosas, hasta lo que somos ahorita. No hemos crecido mucho desde entonces, porque todo es dinero. Pero sí se nota el cambio. Yo he aprendido muchísimo en este tiempo y he madurado la idea”, explica.
Si bien aún no han logrado abrir su propio restaurante por limitaciones en cuanto a permisos y capital, las contrataciones para catering no dejan de llegar y cada vez atienden más clientes en los Street food.
A largo plazo, a Sabrina y Simón les gustaría volver a Venezuela; comprar un terreno en playa Cardón, en Margarita, y hacer un hotel pequeño para turistas. Pero aún no tienen fecha para ese nuevo proyecto. “Yo estoy enamorado de Venezuela, amo mi país y todo. Pero lamentablemente la situación no permite poder hacer algo más que simplemente ir a la playa y ya”, cierra.
Mientras piensan una fecha de regreso, Simón y Sabrina continúan adaptando la arepa a Suiza y su gente. Todo por dar a conocer el sabor y la calidez venezolana, que se resumen en un corazón vinotinto, hecho con granos de maíz.
Si hablas alemán, puedes conocer más de la propuesta I Love Arepa en su sitio web: www.ilovearepa.ch. Si no, igual puedes regocijarte con sus suculentas y alegres imágenes, a través de su perfil en la red social Instagram: @arepaswitzerland.