Economía

Usted puede entrenar a su cerebro para que sea inteligente con el dinero

Aunque ayuda bastante tener una formación en economía, administración, finanzas o cualquier otra área en la que se entienda mejor el funcionamiento del dinero; a veces no es suficiente para desarrollar buenos hábitos financieros.

Esto, porque la mayoría de veces los deseos no coinciden con los objetivos o metas que se tienen a la hora de tomar decisiones sobre gastos: por ejemplo, si usted llega a ver un descuento en alguna prenda de vestir que le llamó bastante la atención, por lo general, va a tender a comprarla sin pensar mucho, por dos razones: una, está en “promoción” y dos, le gustó.

Es de esta forma cómo muchas veces, a pesar de que una persona se apegue a un presupuesto o tenga claro cuándo algo es necesidad o “gusto”, a veces se deje simplemente llevar por esos impulsos que, igual, tampoco signifique que vaya a ser un error financiero fatal.

El tema es lograr ser mejor cada día al momento de tomar decisiones y poder simplemente “sí puedo” o “no puedo” de forma sencilla sin tener que tener remordimientos o esa “vocecita” que dice por dentro “no pasa nada si… “.

Al respecto, una publicación de LearnVest señala que lo primero que se debe aprender es que el dinero no es un fin sino un medio para alcanzar la felicidad: esto, respecto a la misma fuente de donde o consigue (su trabajo) hasta el destino final que va a tener (compra de servicios o productos). Una vez usted comprende esto, todas las compras que haga, tienden a ser más llevaderas y fáciles de comprender, dependiendo de sus necesidades y prioridades.

Pasos previos

Una vez ha conseguido lo anterior, debe empezar a hacer una “limpieza total” a sus finanzas para empezar esos nuevos hábitos y pensamientos que lo ayudarán a ser más inteligente en temas de dinero. El primer paso –y más evidente- es eliminar toda deuda que tenga hasta el momento, especialmente aquellas pequeñas de las tarjetas de crédito. Si tiene otras más grandes, tendrá que aprender, también, a darles prioridad dentro de su nuevo sistema de pensamiento.

Lo segundo, es eliminar todos esos mitos y creencias sobre “lo malo” del dinero y sus distintos medios de pago o de representación. De acuerdo con una publicación de Your Careeer Everywhere, esas percepciones solo se basan en malos consejos o malas experiencias, pero lo que tiene que saber es que todo depende del uso correcto que usted le dé a todo ello.

Por último, hay que entender que si bien hacer compras es algo placentero, se trata de un procedimiento que necesita eliminarse como la solución a la depresión o ese “toque de felicidad” con el que muchas personas lo asumen. Según lo plantea Beyond the Purchase, una vez el cerebro entiende que las compras no son un estímulo de tranquilidad o felicidad, se empieza a eliminar esa concepción de compras adictivas. ¿Y cómo? Simplemente hablando con sí mismo cada vez que se presente una situación de este tipo.

El entrenamiento

1. Dentro de lo que planee de su presupuesto, debe considerar que hay dos partes muy importantes que quizá nunca le ha prestado demasiada atención, pero que pueden hacer un gran cambio en su percepción (y por lo tanto en su comportamiento) con el dinero. La primera, es el ahorro.

En esto, lo que tiene que trabajar es en dejar de pensar que, para ahorrar, necesita ganar mucho. Es falso. Empiece a desarrollar hábitos así sea de a Bs.100 diarios. Cuando usted entrena su cerebro para que sepa que esas pequeñas cifras son “exclusivas” para su ahorro, todo empezará a cambiar.

2. Quizás lo que más puede llegar a costar, pero es necesario hacer, es pensar que es mucho mejor invertir el dinero en experiencias que en bienes materiales. Para esto, lo que debe tener siempre presente en mente es, cada vez que quiera comprar eso, el “nivel de felicidad” que considere que ese objeto o servicio le puede dar. Más aún, pregúntese “¿le va a generar recuerdos agradables?” Y esto, le permitirá descartar gran parte de las cosas que no le sean útiles en su vida, con lo que, a la vez, aprenderá a ahorrar más.

Lo anterior se basa en la teoría de “El dinero sí compra la felicidad”.

3. La tarjeta de crédito no es dinero. Muchas personas consideran que se trata de una forma de obtener dinero y de pagar cuando no cuentan con el efectivo. Entonces, cuando usted se acostumbra a pagar de esa forma, no es consciente de lo que significa una deuda y puede caer varias veces ante la tentación de la compra. Así, puede desarrollar dos opciones: una, dejando siempre la tarjeta en la casa y otra, ignorando que la carga con usted.

Esto no se trata en considerar que las tarjetas son algo malo, sino que simplemente es saber que esto implica su costo (la tasa de interés) y que le sale mucho más caro usarlo, según sugieren los expertos de Your Career Everywhere.

4. Plantee metas y escríbalas. Tener algo “tangible” o definido y proyectarlo, puede ayudarlo a ser más organizado. Esto va desde el mismo hecho de que cuando salga a comprar la leche, lo escribe en un papel, tendrá un recordatorio de que sólo saldrá a comprar la leche. Pero esto también aplica si tiene metas de ahorro.

Cuando usted ahorra “porque sí”, sin ser consciente por qué, le parecerá una costumbre un poco absurda y, con ese mismo entusiasmo, perderá el interés. En temas de dinero, lo mejor, es tener todo escrito. No sólo es una vieja técnica de aprendizaje en el que si lo escribe lo comprende, sino que también le permite a su cerebro generar una proyección o una visión particular de cómo serán las cosas.

Con el paso del tiempo, si usted adopta estos hábitos, el manejo del dinero será algo que empiece a hacer parte de su inconsciente y de su rutina diaria, ayudándole a que ahorre y tome mejores decisiones financieras que le convengan en todo sentido.

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