Umberto Eco, fenómeno comunicacional
«Los libros no están hechos para que uno crea en ellos, sino para ser sometidos a investigación. Cuando consideramos un libro, no debemos preguntarnos qué dice, sino qué significa»
Umberto Eco
No existe en los últimos 30 (o más años) un científico social que no haya sido influenciado por el gran filósofo italiano Humberto Eco quien no solo anticipó el futuro de las comunicaciones sino que, además, como uno de los mejores semióticos, no solo observó los cambios sociales y a las sociedades sino que también nos enseño a entenderlas.
Eco murió en un viernes milanés a los 83 años dejando tras sí una cantidad inconmensurable de pensamientos para las generaciones futuras. ¿Cuántos hombres del siglo XXI lo han logrado, hasta ahora?
Para entender lo contemporáneo, las ciencias, las artes, la política, la religión, y hasta el deporte, debemos entender la semiótica de la cual Eco fue uno de sus padres modernos. Umberto Eco no solamente fue un gran ensayista y novelista, antes que nada fue un semiótico; es decir, un interpretador de las cosas.
Tuvo frases geniales para explicarnos lo anterior; por ejemplo dijo que «la verdadera literatura es sobre perdedores». No enseñó que para llegar a la verdad era necesario hacerlo a través de datos falsos. Desde el punto de vista de su observación política nos decía que «Las conspiraciones más poderosas son las que no existen: no puedes demostrar que no existen, por lo que continúan fluyendo en el imaginario colectivo». Un ejemplo de ellas son las continuas acusaciones de Hugo Chávez sobre supuestos magnicidios que continuaron con su delfín Maduro. A lo cual tendríamos que agregar que «la estupidez es un bien distribuido equitativamente en todos los países», en América Latina sólo podemos pensar en Argentina kitcheriana, Bolivia de Evo, Cuba castrista, Nicaragua, etcétera. Es más, acertó en decir que «todos los locos e idiotas, en este siglo, tienen derecho a la palabra pública», lo cual se evidencia en el control dictatorial que hacen muchos idiotas y locos sobre la mass media. A lo que agregó «Un político que puede dominar los medios puede manipular los asuntos políticos…»
Una interesante definición de semiología de Eco fue que «Un semiólogo es la persona que camina por la calle y donde otras personas ven cosas, ve el significado».
Una de las mayores contribuciones de Umberto Eco al mundo académico fue, sin duda, Como se hace una Tesis, un interesante ensayo que sirve de guía a quienes hacen una tesis de maestría o doctoral para ser estrictamente coherentes y claros en la información recogida durante el proceso investigativo y su entrega al lector. Lamentablemente, muchos examinadores de tesis no están de acuerdo con estos procedimientos pues se han quedado un poco desfasados en el tiempo académico. En ese trabajo Eco critica, acertadamente, las elitistas universidades estadounidenses a las cuales llegan solamente alumnos con dinero para pagarlas. Pero, también critica a las universidades italianas por ser universidades de masas, a las cuales llegan alumnos que no tienen ideo de filosofía, griego o latín. En definitiva Eco logra entregar con detalle ideas de cómo se debe concebir una tesis académica.
Referente a las redes sociales por Internet, Eco fue categórico en declarar que estas sirven para que allí declaren y escriban locos, porque muchos piensan que la gente quiere cosas simples cuando en realidad estas «están cansadas de las cosas simples», y que «Los blogs, Facebook, Twitter, están hechos por gente que quiere mostrar sus asuntos privados, al precio de hacer algo falso, para aparecer como lo que no son…Esto es una pérdida de identidad». «El propósito de mi vida es evitar mensajes». Al respecto dice: «Un gran problema de Internet es como filtrar información» y que «por muy asqueroso que fuese un periódico, había un control»…
Podríamos escribir mucho más sobre este gran filósofo que nos abandonó justo cuando más lo necesitábamos. Sus novelas son un ejemplo magistral de intelectualidad que quedarán en el imaginario de la sociedad por muchos, muchos años.
Mario Concha Vergara
[email protected]