La reglamentación parlamentaria
Instalada la Asamblea Nacional, está pendiente el Reglamento Interior y de
Debates. La contundente mayoría aprobará el texto preelaborado e impuesto
por la dirección partidista, en el mejor estilo de los viejos tiempos y cuya
condena se hizo toda una doctrina.
A pesar de todo, es útil recordar la necesidad de crear e incluir tres
servicios autónomos, cuyos titulares sean designados por una mayoría
calificada de la Cámara de acuerdo a sus credenciales: la Biblioteca y
Centro de Documentación, Radio-Televisión e Internet y Seguridad
parlamentarios.
La Biblioteca y Centro de Documentación Legislativa es de una urgencia
innegable, en razón del repertorio bibliográfico y documental, real y
virtual, incluyendo la normativa vigente y todo aquello que contribuya a su
adecuada interpretación, requeridos no sólo por los diputados, sino por la
comunidad en general, propendiendo a acuerdos concretos de cooperación e
intercambio con la Escuela de Bibliotecología y Archivología de la
Universidad Central de Venezuela y a la publicación de un anuario de la
especialidad en tan específico ámbito. Recordemos la extraordinaria
experiencia de dieciocho años de la Biblioteca de la Fracción Parlamentaria
del Partido Socialcristiano COPEI, caracterizada por una colección
bibliográfica, hemerográfica, cartográfica, legal, jurisprudencial y
documental, real y virtual, conformada con el aporte de los parlamentarios
adscritos y la donación de particulares, significativamente abierta al
público, bajo la conducción experta de la Lic. Miriam Serrano:
lamentablemente fue cerrada ocho o nueve meses atrás, sin que sepamos de su
destino.
Creemos oportuno un servicio de Radio-Televisión e Internet que cubra todas
y cada una de las sesiones de la Cámara, Comisiones y Subcomisiones y
aquellos programas especiales solicitados por los parlamentarios, al igual
que el diseño, hospedaje y actualización de las páginas oficiales de la
Asamblea. Resulta necesario alcanzar la otra formalidad en cuanto a los
debates e interpelaciones, mediante la transmisión sobria y lacónica de
todas y cada una de las intervenciones, sin cortapisas u obstáculos a la
oposición, en un canal que sea de Estado, con equivalentes regionales, así
como el empleo de la videoconferencia en las reuniones plenarias o parciales
y la tramitación electrónica de las demandas ciudadanas.
El servicio Policial o de Seguridad deberá depender y responder a la Cámara
que lo designa y organiza de acuerdo a la casi totalidad de sus integrantes,
resguardando también la integridad de sus instalaciones, sin que obedezca
ni perciba remuneración alguna de personas o entidades adscritas a otra rama
del Poder Público y bajo la figura del Comisario Legislativo. Huelga
comentar lo acontecido en 1999, cuando los senadores y diputados no pudieron
siquiera acceder a su sede natural de trabajo.
Finalmente, llama la atención una propuesta formulada en el seno del
oficialismo: la Comisión Federal. No la entendemos, pues, presuntamente
estará destinada a compensar el desequilibrio o desbalance en relación a la
representación de los estados más populosos frente a aquellos más pequeños,
considerados previamente los problemas confrontados antes de llevarlos a la
Cámara que – obviamente- decidirá … según el voto constante y sonante. La
pregunta es elemental: ¿por qué liquidaron el Senado? O, mejor, ¿la
caricaturizarán por vía legal?.
La reglamentación, con fuerza de ley, no es algo que atañe exclusivamente a
los asambleístas, porque –amén de ofrecer un modelo explícito e implícito de
relacionamiento con la ciudadanía- ejemplificará las intenciones e
iniciativas del oficialismo. Por cierto, en un escenario adecuadamente
posible en unos meses o un año, la reglamentación final tendrá que encarar
la división de la mayoría, por el peso de las agudas contradicciones del
oficialismo y la reedición del canón prevaleciente en la Constituyente en
cuanto a la conducción de la bancada.