El futuro de la política
Sobra la política en los tiempos que corren: no hay problemas comunes,
excepto los prolongados por la intención culpable de los saurios que – en
cualquier latitud- roban, mienten y rompen tranquilidades. Impensada, tan
solo quedará la osamenta pulverizada y esparcida en una suerte de smog
cívico, irrespirable y sedicente.
Fernando Vallespín ha publicado recientemente “El futuro de la política”
(*), intentando la búsqueda de un “lugar para la acción” (58),
en el contexto de un Estado desbordado por la mundialización y la
complejidad social. El calificado académico, frecuentemente aquejado por la
falta de espacio, constata “la falta de una teoría alternativa (que) se
intenta suplir con la simple indignación, la ironía o lo que cabría
calificar como el discurso de las buenas intenciones” (210), remitiéndonos
a la crisis de la modernidad.
El rencor acumulado o la actitud revanchista, la envidia u otros simplismos
defensivos, no bastan para asumir un fenómeno de esta hora, pues, hay algo
más serio que la neurósis burocrática no atisba: “Mi intuición es que no
sabemos comunicar el sentido de la política en un mundo en el que ésta debe
aprender a convivir con crecientes procesos de autoorganización y
fraccionamiento social, y los propios medios son incapaces de salirse del ya
bien aprendido guión de información que de ella nos ofrecen” (230).
Tendencia que inunda de perplejidad las antes asoleadas calles de nuestra
convivencia, nos resistimos –en muy distintas circunstancias- al derrumbe de
las viejas certezas sobre el poder, rígido y jerárquico, apostando por
tesis como la de Ceresole. Y, lo que es más grave, con un liderazgo que se
cree relevado de todo esfuerzo intelectual, amparado en los
convencionalismos del oficio, mientras las aguas se arremolinan.
Una distinción clave, la gobernabilidad y la gobernación, responde a la
realidad indócil, peligrosamente banalizada en los espacios públicos.
Modificados los tradicionales parámetros institucionales, está obligada a
una ampliación de los actores, imbuida de la cultura y los estilos de vida,
centrada en los concretos problemas que tejen la cotidianidad, como el
desempleo o la destrucción ambiental: “… La política del futuro debería
estar menos pendiente de la gestión directa que de la impulsión y
galvanización de acuerdos, iniciativas, cooperación, persuación,
movilización ciudadana”, significando “menos administración, pero más
política” (157s ), un inmenso desafío – agregamos- en este lado del mundo
caracterizado por el autoritarismo, a ratos, sorprendentemente flexible o
elástico.
El fraccionamiento identitario interno o la posible confrontación entre los
partidos “cosmopolitas” y “nacionales”, alterado el clásico dispositivo
gobierno-oposición, lucen tan atractivos y sugerentes como el (necesario)
desarrollo de la glocalización y las implicaciones del voyeurismo. En todo
caso, sentimos que una política aduanera a ultranza sospechará de la
profundidad de todo debate y –aligerado por los medios, constelado de
estereotipos- aparecerán alternativas sin la mediana coherencia y sobriedad
requerida: poca falta harán las explicaciones.
El ciudadano común, suelto y distendido, es el destinatario de los esfuerzos
didácticos de un autor que ordena eficazmente las ideas, sin pretender el
agua tibia. Hablamos de un aporte a la polémica que ha perdido,
paradójicamente, calidad y recurrencia en el seno de los partidos
políticos, al menos, por estos lares.
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(*) Vallespín, Fernando.“El futuro de la política”. Taurus (Grupo Santillana de Ediciones, s.a.). 1ra. Edición: febrero de 2000. Madrid. 239 pp. (incluyendo bibliografía).
Ambientalismo: 70,86
Anomia: 77,100,173
Avishay Margalit: 221ss.
Banalización: 152, 174, 225
Cambio: 211
Ciudadanía: 84, 163 (consumidores)
Crisis del Estado: 10 ,15, 82, 98, 91ss., 111, 144s., 152ss., 156ss., 174
Complejidad social: 91 ss.
Conservadurismo: 11
Democracia: 159ss.
Desconcierto; 18s., 27
Destinatario del libro: 19
Economía conocimiento: 156
Eficacia: 186
Escándalo: 196
Estatalización de los partidos: 10, 98, 111, 174
Estereotipos: 229
Evolución: 2111
Experiencia: 81
Globalización: 21ss.,31,56s.,88s.
Glocalización: 49,52,148
Gobernación: 59,122ss.
Gobierno/oposición: 204
Identidad: 28,64,78,82,71, 141, 171
Ideologías: 212ss.
Individuo: 67,71ss.
Inflación demandas políticas: 123
Internet: 43s.,200,225
“Judialización”: 203
Legitimidad: 161ss., 186
Liderazgo colectivo: 16
Lobbies: 176
Medios de comunicación: 188ss.
Memoria: 190
Mercado: 139 (¿explicado?)
Multinacionales: 15, 29s.
Naciones: 64
Neocorporativismo: 131
Neomarxismo: 127ss.
Nomenclaturas: 212ss.
Objeto político no identificado: 81 (UE)
ONG: 224
Opción política: 130, 133, 137ss.
Países desarrollados: 87, 211
Paraísos fiscales: 119
Patriotismo constitucional: 77
Pensamiento: 18s., 22 (generalistas),27
Pensamiento único: 129, 211
Política institucional: 13
Política futura: 19, 77s., 81,96,132ss., 142ss., 157, 164, 178ss., 183, 202,
208, 217, 223, 227, 230
Política de la vida: 217
Politólogos: 206, 223
(Post) modernidad: 61ss.
Recomprensión: 13
Sociedad civil: 184 (visiones)
Teoría política: 210
Teorías acción/sistémica: 136
Tiempo: 67
Valores postmaterialistas: 70,81,86
Venezuela: 39
Voyeurismo: 195ss.