La riqueza que cada uno espera
Hoy en día, muy a pesar de todos los que queremos construir un país próspero e incentivador de la riqueza individual, Venezuela es cada vez más pobre. Lamentablemente para todos los ciudadanos que habitamos en este país hemos visto incrementarse muy significativamente el nivel de pobreza del ciudadano. Una de las causas de este contínuo deterioro del nivel de vida es la aplicación de las recetas fondomonetaristas. Principalmente los impuestos. Cuando éstos se imponen sin que se produzca riqueza, tal como se hace hoy en día, terminan por exprimir al colectivo aniquilando su capacidad creadora para elevar su nivel de vida. Todavía se mantiene la batería impositiva que se arrastra desde el puntofijismo puro. Conjunto tributario que impide la reactivación del aparato productivo. Los impuestos a los activos empresariales, el incremento de los aranceles judiciales, el iva, el aumento de los derechos de timbre fiscal, la eliminación de desgravámenes, el impuesto al débito bancario, el incremento a las tarifas aduanales, todo este cuerpo de instrumentos estranguladores del pueblo son los que agotan las esperanzas de un colectivo cansado de promesas. La comida y el empleo no requieren pagar más impuestos para que puedan satisfacerse. Se trata mas bien de intentar otras vías, que permitan generar ingresos satisfactorios para que se pueda vivir con seguridad y tranquilidad. Asi podrían abrirse las vías, que todavía están cerradas, para alcanzar la prosperidad.
Hay experiencia de países que en similares estándares sociales a la de Venezuela en un momento determinado, han adquiridos estadios de vida superior. Estados Unidos y China, por ejemplo, pueden constituir un marco de referencia para emular sus modelos. Los mismos son referencia obligada para seguir luchando en la consecución del desarrollo pleno de nuestra sociedad. De los Estados Unidos podemos extraer la voluntad emprendedora e inagotable de sus pobladores, la conciencia de defender sus logros convertidos en derechos constitucionales y el modelo de organización comunitaria De la experiencia China, podemos analizar algunos de sus postulados económicos que pueden aplicarse en Venezuela. Y eso puede tener una significativa incidencia en la reactivación económica. En la China, se viene aplicando un modelo de economía de mercado socialista. Esto es la apertura mundial y la modernización de su estructura económica. En los últimos 15 años la economía china ha permitido cuadriplicar el PNB y casi quintuplicar el ingreso per cápita. Se han creado las zonas económicas especiales como un camino para fomentar la riqueza y el incentivo a la prosperidad individual. El Estado chino se convirtió en el facilitador de la gestión económica y en el principal promotor de la creatividad privada nacional. A tal efecto propició reestructurar el régimen de propiedad, para formalizar el concepto de propiedad privada y estimular al individuo a contribuir con su propia prosperidad. Se fomenta la inversión privada nacional y extranjera, a tal punto que hoy se cuenta con más de 300.000 empresas que provienen de este sector. Se han generados políticas fiscales y laborales para captar a inversionistas mundiales que puedan contribuir en los nuevos empleos, en la transferencia tecnológica y en la producción de riqueza. Se premia a la inversión extranjera al liberarla del pago del impuesto sobre la renta en los primeros 10 años de su actividad. Las políticas laborales son las menos complicadas del mundo a cambio de una remuneración digna del trabajador. Las zonas económicas de desarrollo conceden gratuitamente las tierras a los que construyan nuevos centros de producción. Asimismo, los activos y maquinarias importadas para las nuevas instalaciones quedan exentas de todo tipo de aranceles y tarifas aduanales. En fin, la apertura china por medio de la economía de mercado socialista esta en un nivel óptimo a escala mundial. Tanto que en los propios Estados Unidos casi todos los bienes de consumo son producidos en China. Asi tenemos que marcas famosas tienen presencia fabril en la China: Adidas, Wilson, Banana Republic, Sony, Bayer, Coca-cola, Spalding, Nintendo. Todo lo que se produce en el mundo de hoy tiene presencia en la China y eso ha sido consecuencia de no seguir los patrones que impone el Fondo Monetario cuyas recetas obsoletas no están en sintonía con las necesidades de prosperidad de los pueblos.
Los incentivos que ofrecen los modelos de desarrollo de la China y de los Estados Unidos nada tienen que ver con los esquemas que se siguen aplicando en Venezuela. Y si queremos adentrarnos en la evolución próspera del individuo y del país estamos en el momento oportuno para rectificar y aplicar otros modelos que realmente produzcan la riqueza que cada uno espera. Es tiempo de cambio. En ocho días podemos lograrlo.