Un gobierno que cuenta hasta mil y la oposición
Algunos de los personeros y funcionarios del actual gobierno se regocijan destacando la importancia del contar hasta diez en sus funciones y actividades. Realmente no es así, los funcionarios y el actual gobierno cuentan es hasta mil y no toman decisiones, ni siquiera en los márgenes estrictos de sus propias convicciones. No puede ser de otra manera, dadas las particularidades de la mayoría de los funcionarios visibles del ejecutivo. Los que los conocen, saben que toman una decisión después de contar mil.
De un tiempo atrás el ejecutivo viene difiriéndole -al que le gusta ubicar como el soberano- la posibilidad de conseguir un mejoramiento en lo que técnicamente se llama bienestar.
Ha contado hasta mil el ejecutivo para solucionar la tragedia de Vargas. A esta altura se trata de que algunos recursos están solamente prometidos. Y no ha visto el país ni tales recursos, ni los ingentes ingresos petroleros que pocas veces se han presentado en los años recientes.
Ha contado hasta mil el gobierno para concebir el grandilocuente eje Orinoco Apure. Hoy se contenta el ejecutivo conque el soberano haya empezado a producir dulces y quesitos caseros. Mientras, los técnicos del gobierno se regocijan con la contratación de un empréstito en los mercados europeos en condiciones nada favorables para la nación.
La nación no puede estar peor. Mas allá de las cifras macroeconómicas, los procesos asociados a la inseguridad y al deterioro general de la dimensión social de las familias y grupos sociales se han agudizado considerablemente. Se ha desarrollado una profunda crisis de la miseria y el soberano se ha ido acostumbrando a pedir y a agredir por medio de atracos y saqueos. Es innegable para los que tienen amplitud, que este proceso lo ha atizado el presidente y su gobierno.
Tiene la oposición que participará en las elecciones del 28 de mayo la gran posibilidad -dado que, indefectiblemente, el presidente y sus ministros seguirán haciendo lo mismo que han hecho- de brindarle al país una oferta que se base en:
No seguir dividiendo el país entre ángeles y demonios, entre buenos y malos. Plantear adecuadamente, en consecuencia, la posibilidad de desarrollar al país por la vía de la concertación de los distintos agentes sociales.
No cansar al país con comunicaciones orales o discursos largos y fastidiosos, que, aunque el gobierno no lo crea, están cansando aceleradamente a l ciudadano común.
Dejar de lado las grandilocuentes promesas y proyectos del actual gobierno. y trabajar y proponer proyectos específicos. Los ciudadanos están realmente desesperados, por una especie de situación de resultados que no aparecen prácticamente para nadie. Allí están los maestros, los profesores, los médicos, los trabajadores petroleros, los empleados públicos, los niños de la calle y los invasores de tierras, enfrentados o viendo a un gobierno que ya perciben es puro bla-bla-bla.
Plantear, definidamente, la conformación de un gobierno civil, aunque algunos de sus participantes puedan tener origen militar. Lo que el país necesita es, realmente, de ciudadanos que compartan la necesidad de cambiar, construir y desarrollar al país. Y, para esto, no es necesario seguir fastidiando a la gente con ideas del siglo pasado o de los años sesenta en cuanto a una supuesta “revolución”.
Plantear, efectivamente, una línea que se plantee el crecimiento económico y que incorpore al empresariado nacional y no albergue el interés estatista que jamás abandorá el gobierno y sus ministros.
Y, por ultimo, no caer en ofensas, en agresiones, descalificaciones y chabacaneria que es lo único en lo que el actual gobierno actúa rápido.