La catástrofe de Chávez
Está muy bien la renuncia del Consejo Nacional Electoral. Era lo menos que podían hacer. Pero el responsable de la catástrofe es Chavez. De eso no podemos tener la menor duda. “La culpa no la tiene el loco, sino el que le da el garrote”. En el caso del fiasco electoral que abochorna a todos los venezolanos, Chavez no puede eludir su responsabilidad. Es el quien ha impuesto un estilo tan sectario, tan excluyente y tan mediocre, que ha tenido su más dramática consecuencia en el triste espectáculo que hoy todos estamos sufriendo.
Desde este modesto rincón quiero hacer un llamado a recuperar la seriedad del país. Cuando se produjo la inevitable decisión de anunciar lo que era un secreto a voces, es decir, que la mediocridad y el sectarismo adueñados de Venezuela y también del Consejo Nacional Electoral, hacían imposible la celebración de las elecciones, yo me encontraba asistiendo como conferencista – invitado a un Seminario Internacional sobre “Democracia Política y Electoral”, que se celebraba en Cartagena de Indias en Colombia, auspiciado por la Pontificia Universidad Javeriana, por la Universidad Sergio Arboleda, y por el Instituto Federal Electoral de aquella nación hermana. Podrá imaginar el amigo lector la vergüenza y el bochorno que sentí como venezolano ante la noticia de que la nueva república instaurada en mi país, era incapaz de organizar un proceso electoral medianamente respetable.
Yo responsabilizo directa y personalmente al Presidente de la República del desastre electoral y de todos los demás problemas que está sufriendo el país, desde que el señor Chavez y sus cómplices resolvieron traicionar su juramento constitucional e insurgir contra las instituciones de la república. Desde que Chavez apareció en la escena pública venezolana el país se ha convertido en una especie de gallera monumental donde no se hace otra cosa que perder el tiempo, el dinero y las oportunidades en un ejercicio desenfrenado y mediocre de electoralismo infecundo y de politiquería barata.
Mientras tanto, Chavez sigue dando demostraciones de una inmensa incompetencia. Así, como fue incompetente para dar el golpe de estado que arteramente había estado preparando por largos años, ahora desde la Jefatura del Estado y del gobierno demuestra una incompetencia absoluta para gobernar y para dirigir al país. Lo del Consejo Nacional Electoral, su conformación, estructura y decisiones, así como su fracaso, es una responsabilidad ineludible del señor Chavez.
Incompetencia para entender que el Jefe de Estado tiene que representar a la unidad nacional. Incompetencia para manejar la economía del país que está paralizada o en retroceso desde que Chavez asumió el poder. Incompetencia para generar confianza y para promover empleo. Razón por la cual lo único que ha crecido en el país en los últimos dos años es el desempleo, la pobreza, y la delincuencia. Incompetencia para conducir a la Fuerza Armada y para elevar la dignidad y el respeto de la institución. Incompetencia para enfrentar a la corrupción y para manejar la Política Internacional del país. Incompetencia para escoger a sus colaboradores y para dar ejemplo de respeto y de tolerancia frente a las opiniones discrepantes.
Y ahora, incompetencia para organizar un proceso electoral respetable. Por eso llego a la conclusión de que Chavez debe renunciar y no sólo el Consejo Nacional Electoral. En el tiempo que lleva al frente del gobierno ha demostrado que no sabe gobernar y que no está preparado para conducir los destinos del país. La demostración más evidente, es el colapso electoral, pero los centenares de miles de venezolanos que han perdido sus empleos en los últimos meses o que han visto incrementar los niveles de pobreza que los afectan o que han sido víctimas de la delincuencia desenfrenada, son los que están pagando la factura, la dolorosa factura.
El artículo 233 del nuevo texto constitucional prevé exactamente el procedimiento a seguir frente a la renuncia del Presidente de la República. El Vice-Presidente se encarga y en un lapso muy breve se convoca a una nueva elección. Creo que la renuncia del Presidente crearía un nuevo clima en el país y podríamos ir a un proceso electoral tranquilo, ejemplar y transparente. Volvería la calma y la confianza indispensables para la reactivación de la economía y para el progreso de Venezuela.