¿Elecciones complejas para quién?
La megaelección requiere de los venezolanos rellenar entre 21 y 30 óvalos: 01. Presidente de la República. 02. Gobernador de Estado. 03. Alcalde. 04. Diputados al Parlamento Latinoamericano. 05. Diputados al Parlamento Andino. 06. Diputados a la Asamblea Nacional Lista. 07. Diputados al Consejo Legislativo Regional Lista. 08. Concejales Lista. 09. Miembros de Juntas Parroquiales Lista 10-18. Diputados Nominales a la Asamblea Nacional (un máximo de 9 en el estado Zulia). 19-23 Concejales Nominales (un máximo de 5 en varios municipios). 24-26. Miembros de Juntas Parroquiales Nominales. 27. Representante Indígena al Consejo Legislativo (si uno es votante de Amazonas, Anzoátegui, Apure, Bolívar, Delta Amacuro, Mérida, Monagas, Sucre, Trujillo y Zulia). 28. Representante Indígena al Concejo Municipal (en los estados con población indígena); si se es votante del nuevo Distrito Metropolitano, 27. Alcalde Metropolitano. 28. Concejal Lista al Cabildo Metropolitano y finalmente 29-30. Concejal Nominal al Cabildo Metropolitano.
¿Cree usted amigo lector que esta es una votación compleja para los electores venezolanos?.
Yo creo que nó.
En primer lugar, más del 90% de los electores venezolanos son jóvenes con edades entre 18 y 45 años de edad; y en segundo lugar, todos ellos tienen amplísima experiencia rellenando óvalos y haciendo complicadas combinaciones para ganar al 5 y 6 y en una extensa variedad de loterías legales e ilegales; y hasta los de avanzada edad, son expertos en llevar hasta media docena de cartones de bingo simultáneamente.
Una de las principales fuentes de ingreso de numerosos diarios de todo el país, es la media docena de páginas completas dedicadas a “los favoritos del 5 y 6”. Los apostadores se pasean por numerosas recomendaciones de los expertos: “El Dato”, “Debe ganar”, “Línea”, “Favoritos”, “Luce Fija”, y revisan con minuciosidad los tiempos parciales, la trayectoria de jinetes y preparadores; y una enorme cantidad de otros datos que van desde los colores del “stud”, hasta el sexo del ejemplar y el nombre de sus padres, para luego hacer numerosísimas combinaciones, para ganar en el “pool de 4”, el “loto”, etc., que deben ajustar nuevamente al conocer los ejemplares retirados. No contentos con eso, en toda Venezuela, abundan en diversos lugares que van desde cualquier calle o plaza pública, hasta lujosos y exclusivos clubs, los “remates de caballos; cada uno con diversas reglas de juego.
Pero los electores venezolanos, no se sienten satisfechos con la complejidad hípica, y sin dejar de atenderla, dedican también enormes cantidades de tiempo a las loterías, cuyos sorteos ya no son semanales ni diarios, sino a cada rato. Son más numerosas las casas editoriales dedicadas al juego, que las que publican novelas, cuentos, libros de texto o revistas técnicas; sus ediciones se agotan al instante; porque diariamente deben satisfacer la demanda por los números de “la serie efectiva”, “acierte con la cruz”, “mueva el dato”, “el círculo de la suerte”, “combine el triángulo”, y por supuesto, “los números del Negro Felipe”. Y esto, como lo saben los lectores, es para apostar a terminales, triples, tómbolas y otro sin fin de combinaciones de las loterías ilegales; porque las numerosas loterías legítimas, ofrecen tantas alternativas y formas de jugar, que parecieran rivalizar con la complejidad del Ajedrez.
Ante esta enorme experiencia con la complejidad, ¿Creen ustedes que 30 óvalos van a ser un problema para los electores venezolanos?. Esto sólo podría creerlo un hermitaño analista político que nunca sale de su casa u oficina para palpar la realidad nacional.
Otra cosa muy distinta es el tiempo que cada elector necesita para rellenar sus entre 21 y 30 óvalos, lo que no puede llamarse complejidad y que puede manejarse adecuadamente, instalando el número de mesas necesario para que 12 millones de electores, puedan emitir sus votos en un lapso de tiempo de diez horas (de 6 a.m. a 4 p.m.), lo que puede conocerse mediante simples operaciones de aritmética.
¿Será que las megaelecciones son complejas para las autoridades electorales?. Veamos.
La ya tristemente famosa “Base de Datos”, no es más que un montón de siglas, nombres y dibujitos (las fotos, colores y símbolos de los partidos); vaciados en el formatos como el del programa de computadoras llamado “Microsoft Access”, que desde hace una década manejan millares y millares de venezolanos que ocupan cargos como secretarias, empleados de almacén, y analistas de nómina.
Los programas de conteo, asignación y totalización de votos; que pudiesen ser llamados “complejos”; no son nada diferente a los diseños que esas mismas secretarias, empleados de almacén y analistas de nómina, diseñan en programas de uso común y corriente llamados, hojas de cálculo (Excel, Quattro Pro,etc.).
La verdadeta complejidad, no será atendida manualmente, sino que será super-rápida y muy eficientemente manejada por los programas de computadora, existentes en el mercado desde hace más de una década; que son los mismos que usan las autoridades electorales y las empresas contratadas para automatizar el proceso.
Lo único que tienen que hacer los expertos de Unisys, E. S. & S, ó Indra, es divertirse jugando, con unos pocos “clics” de ratón, o unos cuantos golpes de teclado, para ingresar o retirar datos.
Sólo al principio, conocidos los cargos públicos a cubrir, los candidatos a esos cargos, y las alianzas políticas, es necesario diseñar programas de conteo y totalización para que los votos que emitan los electores sean adjudicados a la persona y al partido correcto. ¡Pan comido!. Cualquier muchacho egresado de alguna academia de computación donde enseñen el manejo de programas de software, dotado de la información correcta y supervisado por un gerente eficiente, es capaz de hacerlo.
Por esas razones, la tan cacareada complejidad de la megaelección, no es tal; y mucho menos debe ser el motivo para separar las elecciones.
El intento de separarar las elecciones, lo que persigue es una finalidad política, que nada tiene que ver con la inexistente complejidad. Se intenta “administrar” el efecto psicológico que unos escrutinios previos, tiene innegablemente sobre elecciones por realizarse y en la que participen los mismos –o muy similares- actores políticos.
Lo que las megaelecciones necesitan es un Consejo Nacional Electoral imparcial e idóneo. Un equipo de gerentes experimentados en la administración de procesos logísticos; y toneladas de información dirigida hacia los electores, para asegurar que conocen muy bien a los candidatos y partidos; así como la mecánica del acto de votar. Y por supuesto, un presupuesto adecuado.
Los venezolanos no debemos permitir que se manipule al electorado. La megaelección debe ser una sóla. Porque de lo que se trata es de defender nuestra libertad y nuestra democracia.