El viaje del chavismo hacia la memoria
En términos de enfermedad ideológica, el chavismo sólo ocupó el uno por ciento del siglo XX y apenas el 16 por ciento del XXI.
Si la Unidad se mantiene compacta es muy posible curar esa infección y, finalmente, reducirla a memoria histórica.
El chavismo se apoyó, durante 17 años, en tres vectores altamente contagiosos: populismo, resentimiento y oportunismo, males que sólo pueden replicarse con una cesta petrolera a precios altos. Hugo Chávez centró su gestión presidencial en la propaganda y la promoción mesiánica de sí mismo, restándole importancia a la gestión económica y derrumbando el aparato institucional que le daba forma al país. Adicionalmente, el teniente no se preocupó por fortalecer a su partido (PSUV), premiando a la militancia que mantenía a raya su propia creatividad y mostraba fidelidad canina al discurso del líder.
¿El legado de Chávez? La amplificación de sus errores y la erosión del ilusorio piso popular que alucinó tener. El PSUV es hoy minoría en la Asamblea Nacional, pero también lo será en la mayoría de las gobernaciones y, en algunos meses, no podrá evitar el referendo revocatorio de Nicolás Maduro, quien ha subsumido en sí mismo la sintomatología de la enfermedad chavista: hiper-corrupción , impunidad (99 por ciento), narco negocios, militarismo ramplón, persecución política, violación de Derechos Humanos y destrucción del modelo productivo que durante ocho lustros empujaron Acción Democrática y COPEI.
El chavismo empieza a perfilarse como memoria histórica. Su balance se viene escribiendo desde hace algunos años y sus anti valores ocupan las páginas de “Patria o Muerte” (Tusquets, 2015) de Alberto Barrera Tyszka, quien describe la partida del paciente cero del Socialismo del Siglo XXI: “Que el punto de salida y el de llegada fueran instituciones castrenses dibujaba una alegoría puntual de su existencia. Eso había sido Chávez: un militar. Esa era su naturaleza, su racionalidad y su sensibilidad. Confiaba en el uniforme, no en la diversidad. Creía en la obediencia no en la concertación”.