Opinión Nacional

Midas reencarnado

“Quand le mystère est trop impressionnant, on n’ose pas désobéir”

Antoine de Saint-Exupéry, Le Petit Prince, 1946
(“Cuando el misterio es demasiado impresionante, no es posible desobedecer”)

Vivimos bajo un peculiar toque de Midas. Nuestra versión no transforma briznas de hierba o piedritas en oro, metal amado que metamorfoseó al querubín del Rey de Macedonia en ostentosa figura dorada. Nuestro Midas exhala un toque bolivariano, altamente volátil, que destruye la esencia de nuestras instituciones otrora democráticas, transformándolas en organismos serviles, dirigidos por una ideología del tipo “Mis primeros pasitos”. Para nuestro Midas, la abstracción es una aristocrática forma de percibir el mundo, que debe ser eliminada por una repetición y adaptación civilizadora de las frases más exitosas del Libertador (%=Link(«/bitblioteca/bolivar/»,»Simón Bolívar»)%). Así, todo lo real es bolivariano y todo lo bolivariano es real; soy bolivariano, luego existo; alcanzar un ideal es hacerlo bolivariano al mismo tiempo; solo sé que sé sobre Bolívar; mi yo es bolivariano; vivimos en el mejor mundo bolivariano posible.

El reino es de un niño

En unas semanas, el niño que juega con las reproducciones de los personajes de Toy Story 2, se habrá aburrido y las pateará al fondo de su armario, “total, ya vendrán otros juguetes”… Junto a su alcoba, otros jugadores no menos despreocupados se divierten con artefactos un tanto más peligrosos: sus ideas traducidas en fe ante el nuevo Salvador. La continuidad de actitudes-niño en una buena porción de los adultos, es franca autopista para los veloces dictadores disfrazados de redentores, supuestamente conocedores de una moralidad superior, pues la esencia de la democracia no es el gobierno de las mayorías, como afirmó K.R, Popper, sino la eficacia de sus métodos igualitarios de control (elecciones generales y gobiernos representativos, entre otros), salvaguardas institucionales contra la tiranía. Razón tenía Heráclito de Efeso, al sentenciar que “las opiniones humanas son juegos de niños” (fragmento 70)

¿Cómo puede uno ponerse a salvo de aquello que jamás desaparece?

Dice Savater, que el yo sólo respira dentro de los linderos de la sociedad, de allí la urgencia de autoafirmarse a cada momento, del necesario ejercicio del egoísmo “…que constituye el nivel individual de la voluntad”. Quizá obedeciendo esa pulsión, nuestro Midas privilegió finalizar la jornada electoral del pasado 15-12-99, sobre las miles de vidas que habrían podido salvarse ,si Él hubiese decretado la emergencia a las 2:00 PM en el hoy desaparecido Estado Vargas. Posiblemente, si somos justos, sea falsa la existencia de tal informe de Defensa Civil, reseñado por El País y el Miami Herald. Pero no es menos tragicómico que lo creamos muy capaz de hacer algo así, puesto que su comportamiento del tipo “todos los gatos tienen cinco patas” es exhibido impúdicamente a través de los medios de comunicación.

Nuestro entusiasmo moral mal dirigido es una puerta en el muro de los lamentos. Esta ansiedad por mejorar el país, no debe seguir violando, incluso, la recién nacida Carta Magna, que establece rigurosas elecciones para todos los altos cargos, y no el dedo fantasmal de la V República, cuyo capricho cocinó en microondas a nuestro Fiscal, Contralor, Defensora del Pueblo y autoridades del (%=Link(«/bitblioteca/cne»,»Consejo Nacional Electoral»)%).

Lo cortés, señores de la V República, no quita lo bolivariano.

El antiguo Rey pudo enmendar su avaricia bañándose en las aguas del río Pactolo, recobrando su opción a comer, beber y amar sin temor a procrear oro. A final de cuentas, “somos buenos, quizá demasiado buenos, pero también somos un poco estúpidos; y es esa mezcla de bondad y estupidez la que se encuentra en la raíz de nuestros inconvenientes”.

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