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Los santos inocentes del Siglo XXI

 “La mentira es el arma con que los cobardes dañan a los inocentes”

José Argenis Villegas.

Conmemoramos el día de los santos inocentes y automáticamente, partiendo del hecho histórico, dos mil años después de haber sucedido el mismo, sigue teniendo plena vigencia. Miguel Delibes lo plasmó muy fielmente en 1981 en su célebre novela del mismo título y hoy, actualizando el contexto, podría repetirse la triste imagen.

El poderoso, temeroso siempre de perder su fuerza, cambia de color para adaptarse al entorno circundante y así seguir disponiendo a su antojo de la vida de los más débiles e indefensos.

Antes utilizaba la fuerza del látigo para imponer su voluntad. Ahora se ha transmutado en defensor a ultranza de derechos y libertades. El actor ha cambiado la máscara con la que se presenta, pero el personaje sigue siendo el mismo de siempre.

Con aparente generosidad y espíritu de justicia, seduce a los sometidos con miserables ayudas, que más que librarles de la permanente necesidad, les encadenarán en la reserva del conformismo y la mansedumbre, ante el temor de perder las migajas que reciben.

Con hermosas palabras y frases hechas, les prometen la igualdad, mientras les impiden pensar y razonar por sí mismos, manteniéndolos confinados en el erial de la más profunda ignorancia. Una retorcida y sutil forma de seguir teniendo un inmenso rebaño de esclavos deseosos de alcanzar una liberación que nunca alcanzarán, mientras no sepan cuáles son las ocultas ataduras que les impiden ser libres. Porque solo mediante el conocimiento y no mediante la debilidad de la ignorancia, se puede conquistar la libertad.

Aprovechando de este modo su indefensión, se crean falsos enemigos para distraer su atención de la realidad y se les manipula y utiliza en beneficio de los sectarios intereses de quienes creen que les amparan.

Hoy siguen existiendo santos inocentes que por el abuso de poder viven en la más inimaginable miseria y sucumben a la indigencia en la misma infancia.

Santos inocentes son esos niños a los que se les enseña desde su más tierna infancia a empuñar un arma y matar.

Santos inocentes son aquellos adolescentes a los que para sobrevivir se les obliga a prostituirse.

Pero santos inocentes son también aquellos que no logran nunca salir de la pobreza, los que pierden su empleo y no pueden recuperarlo, los que carecen de lo más básico para alimentar a su familia, los que tienen que abandonar su hogar y toda esperanza de futuro.

Si aquellos que ejercen el poder están tan alto, es porque los han levantado los hombres sencillos y de buena fe a base de tanto admirarlos.

Permitir o incluso posibilitar la ignorancia, no es sólo crueldad contra las inocentes víctimas individuales sino también una tiranía contra la totalidad del pueblo.

Estos son los santos inocentes del siglo XXI. Los hombres carentes de conocimientos. Y es que un hombre sin instrucción, es un hombre mudo.

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