¿Aristóbulo? ¿Están seguros?
El profesor Aristóbulo Istúriz disfrutó de significativas ventajas políticas en las elecciones de diciembre de 1993. El país había sido bombardeado durante largo tiempo por una feroz campaña contra el paquete de CAP, cuyo final fue la defenestración del Presidente en ejercicio; esto sin duda influyó en la derrota de su opositor, el Alcalde titular, Claudio Fermín –adeco para ese entonces-.
Aristóbulo nunca había gobernado antes. Adicionalmente, navegó la campaña electoral de ese año, a bordo del portaaviones llamado Andrés Velásquez y arropado en la bandera de la Causa Radical; aún así, su victoria fue por escaso margen, aunque sin embargo la «defendió» con un enorme berrinche y movilización de partidarios hasta las puertas del extinto Consejo Supremo Electoral, gritando ¡fraude! ¡fraude!, aún antes de que se diesen a conocer los primeros resultados de los escrutinios. Al concluír su período de gobierno y lanzarse a la arena política en busca de la reelección, el proletariado –para usar un término muy familiar al profesor- le mostró los pulgares apuntando al suelo; siendo reemplazado en el cargo, nada más y nada menos, que por un adeco (Antonio Ledezma).
Desde que Venezuela comenzó a elegir Alcaldes y Gobernadores, la norma había sido la reelección de los incumbentes, y la excepción, la no reelección. ¿Porqué entonces los electores del Municipio Libertador del Distrito Federal no reeligieron a Aristóbulo?.
En mi opinión, esto fue debido principalmente a tres causas. En primer lugar, a la subestimación de la capacidad de raciocinio del electorado. Error que han estado cometiendo no pocos analistas políticos venezolanos recientemente, como puede derivarse de las conclusiones a las que han llegado luego de estudiar los resultados de los referenda para convocar a una asamblea nacional constituyente y para aprobar el proyecto de constitución… todavía hoy persiste una variada gama de interpretaciones irreconciliables.
En segundo lugar, por repetir dos de las principales y más odiosas características de la «política» venezolana: el asesinato de carácter y del gobierno anterior; materializado en el caso de Aristóbulo, por la persecución y encarcelamiento de Claudio Fermín, por supuestos manejos irregulares en contratos de reparación de aceras. La libertad de Fermín en breve plazo, demostró que esto fue un error. Y en tercer lugar –que yo considero el más importante a tener en cuenta- por una aparente inhabilidad para gobernar, puesta en evidencia por los costosos errores políticos durante su corta administración. Destacan, entre otros, la policía administrativa y la intervención del mercado mayor de Coche, «obras» que ya no existen. Pero eso no es todo.
El más notorio de los errores de Aristóbulo, fue impedir el funcionamiento del terminal de pasajeros de La Bandera, al concentrar todos sus esfuerzos en comprobar la supuesta existencia de fallas estructurales en la obra –ya construída- que nunca aparecieron, e intentar «evitar» el posible caos automotor que generaría su puesta en servicio; olvidándose completamente de los ususarios del terminal, quienes tuvieron que soportar –no sólo los tres años de Aristóbulo- sino durante otros cinco años más; el permanente vejamen de ser tratados como ganado, y constantemente agredidos por delincuentes y transportistas inescrupulosos en el añadido ambiente de insalubridad y suciedad que era el ahora inexistente terminal de pasajeros del Nuevo Circo.
Estos nada simples errores administrativos, fueron rebasados en magnitud por la huelga de transporte provocada por Aristóbulo, simple y llanamente por su intransigencia.
Habiendo firmado una “carta de intención” de negociación con los gremios del transporte capitalino; Aristóbulo se negó rotundamente a adelantar las fechas de la agenda allí establecida, cuando así se lo pidieron algunos gremios, considerando tal vez que lo establecido en ese trozo de papel, era más vinculante que la realidad social a la que estaban sometidos tanto los operadores del transporte público, cómo sus usuarios. La negativa de Aristóbulo, dejó a millones de caraqueños a pié durante varios días, -debido al paro que los transportistas provocaron en respuesta a la terquedad aristobuliana- hasta que numerosas llamadas telefónicas y visitas, lo obligaron, a regañadientes, a volver a la sensatez. Pero el mal ya estaba hecho, los caraqueños no olvidarían este muy injusto e innecesario atropello; y se acordaron especialmente de ello, al votar por Antonio Ledezma.
¿Habrán olvidado esto los caraqueños?.
Cuando los partidos del Polo Patriótico escogían los candidatos a ser postulados como constituyentes, el gobernador del estado Aragua, Didalco Bolívar, muy valientemente hizo un llamado a la sensatez política al objetar como candidato al ex-alcalde de Maracay, William Querales, precisamente por su obscura gestión al frente de la alcaldía del municipio Girardot del estado Aragua, en el mismo período en cual Aristóbulo fue alcalde de Caracas. El Polo Patriótico no escuchó a Didalco, y William Querales, se convirtió en uno de los muy pocos candidatos no electos por el kino chavista a la Asamblea Constituyente, y …en un territorio que es «propiedad del MAS». Su puesto fue ocupado por el ya ampliamente conocido constituyente, Antonio Di Giampaolo.
Yo me pregunto ahora… ¿Aristóbulo para la Alcaldía Mayor? ¿Están seguros?.
En la elección de la ANC Aristóbulo obtuvo 1.870.126 votos ocupando la quinta casilla de los 20 constituyentes nacionales detrás de Alfredo Peña, Marisabel de Chávez, Hermann Escarrá y Luis Miquilena, en ese orden. Sobre esos 1,87 millones de votos habría que preguntarse cual es el tamaño de la porción de popularidad que pertenece a Hugo Chávez y cual es el tamaño de la que corresponde a Istúriz.
Yo me atrevo a afirmar, que si William Querales hubiese sido incluído entre los 20 candidatos nacionales chavistas a la constituyente, también hubiese resultado electo. No fué así, porque la inmensa mayoría de los que votaron en Aragua, conocieron personalmente su gestión de gobierno en la alcaldía de Maracay, y así lo reflejaron los escrutinios. Si Aristóbulo se lanza a la Alcaldía Mayor, muy probablemente correrá con la misma suerte, ya que una enorme porción de los electores conocieron personalmente su gestión frente a la alcaldía de Caracas.
La última encuesta del 3 de febrero publicada por Datanálisis no le otorga al profesor Iztúriz, un alto nivel de favoritismo, si se postulara para la Alacaldía Mayor, [8,5% voto lista, 5,2% voto expontáneo con un rechazo del 13,9%]; lo que indica, quizás que los caraqueños aún no olvidan completamente la gestión de Aristóbulo como Alcalde del municipio Libertador..