Fernando Ochoa Antich al Ministro de la Defensa
Fernando Ochoa Antich
General de división
Caracas, 12 de enero de 2001
Señor general de división
Jorge Eliécer Hurtado Soucre
Ministro de la Defensa
Su Despacho
Ciudad
Señor ministro:
Su vergonzosa actuación en la rueda de prensa del 10 de enero de 2001, ha comprometido gravemente el prestigio de Venezuela. Los editoriales de todos los medios de comunicación, nacionales y extranjeros, que han tratado el lamentable tema, demuestran que somos el hazmerreír del mundo. Usted y los otros miembros del Alto Mando son los responsables. Desde que usted fue designado ministro de la Defensa, nunca demostró la dignidad y el carácter suficiente para defender los principios fundamentales en que se sustenta nuestra Institución. No entendió que las difíciles y complejas circunstancias que vivía nuestro país exigían gran prudencia y dignidad, haciendo respetar por el presidente de la Republica el sentido profesional que le corresponde a las Fuerzas Armadas como institución del Estado venezolano al servicio de la Nación.
Por el contrario, de una manera genuflexa e irresponsable, ustedes aceptaron que el presidente Hugo Chávez utilizara políticamente a las Fuerzas Armadas, sin entender que ese empleo comprometía a nuestra Institución con el éxito o fracaso de su gobierno. Sin medir las graves consecuencias y el mal ejemplo que ese comportamiento daba a los miembros de nuestra Institución, permitieron que oficiales generales manifestaran públicamente sus simpatías políticas por el proyecto chavista y, sin escuchar los graves señalamientos de la opinión pública, no tomaron las medidas correctivas del caso para impedir hechos de corrupción en distintas actuaciones administrativas de las Fuerzas Armadas.
Estos graves errores en la conducción de nuestra Institución, han provocado un proceso de división interna que puede comprometer la estabilidad nacional. Sólo una profunda rectificación de la equivocada política militar del Presidente de la República, con el fin de hacer regresar a nuestra Organización a su tradicional función profesional, puede evitar que continúe el desprestigio que, en este momento, viven las Fuerzas Armadas. Su condición de oficial general lo obliga a enfrentar con carácter y responsabilidad sus equivocaciones. Su renuncia reivindicaría el honor de Venezuela en el exterior y demostraría a nuestro pueblo que en las Fuerzas Armadas se conservan los valores intrínsecos de nuestra profesión.
Atentamente,
Fernando Ochoa Antich