Rusia tomará represalias económicas contra Turquía
Dos días después del derribo de un avión militar ruso por F-16 turcos en la frontera siria, Rusia adoptó este jueves represalias económicas contra Ankara, que desmiente que conociera la nacionalidad del aparato y dice querer cooperar con Moscú.
El incidente es el más grave desde que Rusia iniciara el 30 de septiembre su intervención en Siria, pero ambos países descartan una escalada militar en la región, mientras Francia intenta sumar a Moscú a una coalición antiyihadista.
El presidente ruso, Vladimir Putin, se quejó este jueves de no haber recibido aún las «disculpas» de Turquía. «No hemos recibido aún disculpas de los dirigentes de Turquía, ni propuesta para compensar el daño causado, ni promesas para castigar a los responsables de este crimen», dijo en la televisión rusa.
Además, las autoridades de Moscú, muy molestas por la muerte de dos militares rusos –uno de los dos pilotos y un soldado de tropas de élite que participaba en una operación de rescate– han decidido lanzar una ofensiva económica, que puede ser dolorosa para los dos países, muy vinculados comercialmente.
El miércoles, el ministro ruso de Exteriores Serguei Lavrov resumió esta línea: descartó «una guerra» pero dijo que su país va a «reevaluar seriamente» sus relaciones con Turquía tras esa «provocación planificada».
Rusia anunció el jueves que reforzará sus controles sobre los productos agrícolas y alimentarios turcos, aduciendo violaciones de las normas sanitarias.
Turquía es un gran exportador de frutas y verduras y un importante proveedor de Rusia.
– Comercio y geopolítica –
Desde hace años, Rusia es acusada de tomar decisiones de orden sanitario en función de sus posiciones geopolíticas. Así, desde el año pasado impone un embargo sobre la mayor parte de los productos alimentarios de los países occidentales que le infligen sanciones por el conflicto ucraniano.
Ahora, las aduanas rusas inspeccionan escrupulosamente todas las mercancías procedentes de Turquía, lo que provoca retrasos y bloqueos.
Por otro lado Lavrov, que anunció la anulación de una visita prevista el miércoles a Turquía, desaconsejó a los rusos que viajen a Turquía, uno de sus destinos turísticos favoritos, alegando la amenaza terrorista. Unos tres millones de rusos visitan anualmente Turquía.
Ankara multiplica sin embargo los gestos para rebajar tensiones, y descarta una escalada, que sus aliados de la OTAN le han desaconsejado.
Según el diario turco Yeni Safak, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan desearía reunirse con Putin el 30 de noviembre en París, en la cumbre del clima, pero el portavoz del Kremlin Dimitri Peskov dijo que nada de esto está previsto.
Ankara y Moscú están enfrentados en el conflicto sirio, que ha dejado más de 250.000 muertos desde 2011. Rusia, con Irán, constituye el último aliado del régimen de Bashar Al Asad. En cambio el presidente turco Erdogan exige que Asad deje el poder.
Respecto a las circunstancias del incidente, cada parte mantiene su versión: Rusia asegura que no hubo violación del espacio aéreo turco, y Ankara defiende lo contrario, y que hubo reiteradas advertencias al avión.
Las fuerzas armadas turcas aseguran además que en ese momento la nacionalidad del avión «no era conocida», que hicieron esfuerzos para hallar a los dos pilotos del Su-24 ruso, y se declararon dispuestas a «cualquier forma de cooperación» con Moscú.