Opinión Nacional

¿Es acaso la revuelta la única salida?

Cuando todos los caminos se cierran, cuando la esperanza se desvanece, cuando el cinismo prevalece, cuando el poder se desnuda y la arbitrariedad se hace norma, ¿qué nos queda más allá de una castrante resignación? Queda esa respuesta inmensamente humana que es el derecho a rebelarse contra la injusticia.

Vivimos tiempos aciagos, el grado de sordera que cubre como una niebla espesa gran parte del país, hace que los diálogos no puedan ser entendidos. La división entre venezolanos, producto de una absoluta irresponsabilidad de los que han tenido y tienen el deber de conducir, es decir de liderar, es tal, que la gran mayoría de los venezolanos se encuentra desamparada en busca de soluciones instantáneas a sus problemas . Por eso vemos con preocupación como cada día que pasa hay una mayor brecha entre dirigentes y dirigidos, como cada día que se va nos acerca más al momento en que cada quien se considerará en libertad de tomar la justicia por sus propias manos.

Confiscar la expresión del sentimiento popular impidiendo el uso de las válvulas de descompresión que el sistema democrático permite, como lo es en este caso particular el referéndum consultivo, es peor que un crimen, es un error, para parafrasear lo que le dijo Tayllerand a (%=Link(«http://www.artehistoria.com/historia/personajes/5602.htm»,»Napoleón Bonaparte»)%) cuando éste mandó a fusilar al Duque de Enghien, máximo representante de la oposición realista. Es un error, porque deslegitima la base misma de sustentación de un régimen que sostuvo que el único poder legítimo residía en la soberanía popular, y por lo tanto declaró que la democracia no podía ser representativa. Es decir, intermediada por los elegidos, sino participativa , manifestada mediante la consulta directa al soberano sobre cada uno de los temas fundamentales en la conducción política del país.

Perder la legitimidad para ganar tiempo es ciertamente una idea bastante pobre de lo que debe ser una verdadera sociedad democrática. Utilizar ardides y artimañas para demorar la consulta popular hasta agosto del año que viene, mientras que el país se enciende por los cuatro costados, no es sólo una prueba más de cinismo sino, peor aún, de estupidez. Creer que los venezolanos tienen agua en las venas, y que además son lerdos de nacimiento es realmente alarmante, ya que denota una total perdida del juicio político en los que diseñaron esa estrategia. ¿Quién va a comerse el cuento de que el referéndum revocatorio es una salida a esta crisis? Cuando, en el caso en el que el Presidente pierda la elección, la persona que él haya designado en la Vice-Presidencia de la República permanecerá en el poder hasta la culminación del lapso constitucional. O sea, que aquí se nos pretende aplicar el dicho popular de que ganará el chingo o el sin nariz, y que ciertamente la democracia es sólo participativa para aquellos que ya se han adueñado del poder.

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