¿Y qué si Chávez gana?
Con la misma despreocupada compasión con que la
mayoría de la gente mira a una persona que por algún
desafortunado accidente se encuentra postrado en una
silla de ruedas, pensando que eso sólo le ocurre a los
demás y no le puede pasar a él, de esa misma manera,
los opositores al régimen del presidente Chávez, al
parecer, con olímpica displicencia no les pasa por el
cerebro que en el caso de medirse electoralmente
Chávez pueda salir airoso y vencer en unas nueva
elecciones.
Llegar a un escenario electoral en las circunstancias
de alta tensión que nos acechan, es de por sí un
camino empedrado de extraordinarias dificultades, no
siendo descartable que la anarquía provocada por la
violenta y falsa vanguardia política del oficialismo
termine por imponer el decreto de «Estado de
Excepción» del que hierve desde hace tiempo de deseo
el Régimen. No obstante, de alcanzarse la vía del
sufragio, ya no por el camino del «Referéndum
Consultivo», el cual Chávez no da señales en caso de
perderlo en sentirse obligado a aceptar el juicio de
la mayoría, sino con fundamento en una «Enmienda
Constitucional» que haga un llamado a elecciones
generales, Chávez tendría una real opción de ganarlas.
Es verdad que las encuestadoras más importantes, dan
un abrumador margen en contra del Presidente; pero
sólo si se midiera en el «Consultivo» en base a su
renuncia. En elecciones contra un sólo candidato de la
oposición en este momento, también las perdería; pero
para los que hayan leído las encuestas
desapasionadamente, encontrarán que en las que sale
peor librado siempre está en un margen que supera el
30%.
Una pregunta que nadie quiere hacerse, es sí
estaríamos dispuesto a respetar las reglas del juego.
Claro, ahora diríamos que sí porque no nos situamos
del lado de la derrota.
Convencido me encuentro como millones de venezolanos,
que el país no aguanta una reelección de Chávez y que
de ganar la nación entraría de las escaramuzas de la
confrontación actual a un conflicto de características
bélicas de alta intensidad. Como también de
desplazarlo por un sendero distinto al electoral
tendría el mismo resultado ante la reacción que
causarían sus partidarios.
Pero lo cierto y así lo creemos, que a pesar del
desastre que observamos con prístina transparencia los
que estamos abiertamente en su contra, en una campaña
electoral contando ya con una base de electores
altamente considerable, los recursos del Estado que
tiene a disposición y que no escatimará esfuerzos en
usarlos y malbaratarlos a su favor, agregándose además
su habilidad retórica, sustentada en una inescrupulosa
y efectiva manera de engañar, y que sería criminal
ignorar y subestimar por pensar que está totalmente
erosionada, Chávez en tales condiciones, se vislumbra
como un candidato formidable y un difícil hueso de
roer como para asegurar que está liquidado y no lleva
posibilidades de imponerse en una eventual contienda
electoral.
Como es obvio, todo lo que describimos aquí son meras
hipótesis, las propuestas a las soluciones a nuestra
crisis están vinculadas a un tiempo real que corre
apresuradamente y que exige casi de modo diabólico
respuestas inmediatas.
La «Enmienda Constitucional» pide tiempo y una
paciencia que nos está en el ánimo de la
multitudinaria población opositora. Los representantes
de la «Coordinadora Democrática» en la mesa de
negociación ni siquiera se encuentran en capacidad de
aceptar algo distinto que no sea convencer al régimen
en aceptar el «Referéndum Consultivo» y establecer su
«fecha» y «hora» en el término más breve.
Muchos cosas nos hacen presagiar que al «Consultivo»
se le llenará de tropiezos para evitarlo.
De llegarse a una Elecciones Generales por vía de la
Enmienda, siendo Chávez uno de los contendientes, es
imperativo informarle a la población y persuadirla
hasta donde sea posible, que esa competencia no es una
mera formalidad, que se puede ganar como también
perder y que nos guste o no habrá que someterse a su
veredicto.
¿Resistirá el país para llegar tan lejos?