Opinión Nacional

Chávez y su mayor miedo

Surge con alguna evidencia, luego de la sentencia de
la Sala Constitucional del TSJ que por unanimidad
rechazó el recurso interpuesto por el ejecutivo que
instaba al organismo a desconocer la directiva del «CNE», Sala hasta hace muy poco procuradora de los
caprichos de Miraflores, de que el Presidente Chávez
tiene ya el santo de espalda.

La sensación del impacto que le pudo haber producido
al enterarse de esta decisión de su círculo
bolivariano de elite dentro del TSJ, debe ser muy
parecida al del amante seguro que sorprende a su
esposa traicionándolo con el peor de sus enemigos. Sin
embargo, son muy pocos los que consideran factible,
que él caiga en cuenta de que su liderazgo se
desvanece y que la delicada situación del país parece
filtrarse en espacios que consideraba como suyos.

Es probable- aún hay que esperar la resolución de
otros recursos pendientes – que estos magistrados con
esta decisión, le estén señalando al presidente la
necesidad de facilitar una salida electoral más o
menos expedita que pueda colocar al país al margen de
la violencia y en el camino de su recuperación
material e institucional.

Dudo que a estas alturas, Chávez no esté consciente de
que está jodido y que sus márgenes de maniobra se
estrecharon al máximo, siendo su opciones, o renunciar
antes de la evaluación del referéndum consultivo, o
someterse a sus resultados.

El tiempo, aunque sería irresponsable creer que el
estallido de la violencia está completamente
despejado, parece habérsele esfumado para la
intimidación, el autogolpe, o el uso de la violencia a
través de las unidades comandadas por sus acomodados
«compinches» de la Fuerza Armada, que también por
estar permeados por la realidad, tienen que percibir
que es cada día más insostenible el liderazgo de
Chávez en esa institución como en su rol de
Presidente.

Así mismo, la erosión de su credibilidad es tan
descomunal como su fracaso. En la misma proporción que
el Régimen perdió legitimidad internacional, la que
había acumulado a raíz de la Carmonada, la oposición
la recuperó con sus jornadas de paros y marchas
pacíficas y la entrega de firmas el 4-11 en el CNE;
fecha ésta memorable por lo casi heroica que resultó
ante el ataque de sujetos armados pertenecientes al
gobierno, siendo irrelevante a los efectos de su
evaluación negativa hacia oficialismo, de que fueran o
no enviados bajo sus órdenes. Quién podría dudar que
al menos esa violencia es eco del discurso
presidencial?

En nuestra opinión, no es descartable que el mayor
miedo que acecha a Chávez y que lo hace aferrarse al
poder convirtiendo su obstinación en un latente
peligro para la paz, por una no desdeñable capacidad
para causar daño, son las acusaciones judiciales que
tiene en su contra, especialmente por violación de
Derechos Humanos. El está seguro como nosotros
también, que una vez defenestrado, su paso por el odio
de sus enemigos y por la barra de la justicia le será
implacable.

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